La comida de Whatsapp

Estás hablando con tus amigos por whatsapp. Quieres quedar para tomar un pote y comerte una croqueta. Genial. Voy a poner el iconito de las cervezas… tac… y ahora una croqueta… uy, pues no hay croqueta …a ver a ver… esto mismo, que se parece… tac… y pones esa bola marrón con un cuadradito abajo que no sabes lo que es pero que se parece a una croqueta y no hay nada mejor. ¿A cuántos les ha pasado lo mismo? Los iconos de whatsapp se basan en actitudes, alimentos y conceptos asiáticos en su mayor parte (si, en el caso de la comida están la hamburguesa, la pizza y las patatas fritas, que no falten, gracias, ejem, ejem) pero no existen cosas como una croqueta, un chuletón , un pintxo de tortilla o siquiera, una cuña de queso. Y claro, nos apañamos con lo que hay y usamos (mal) los iconos existentes.

Si te gustaría saber qué son esas comidas raras que no sabes identificar, este es tu post.

Todo lo que siempre quiso saber sobre esos iconos de comida raros de Whatsapp y nunca se atrevió a preguntar…

dangosPDangos

Una cosa lleva a otra de la forma más tonta. En este caso, del ganchillo pasé a la comida en un salto. ICONOS WHATSAPPA mí me gusta hacer ganchillo y puedo decir que además soy autodidacta, usando algún libro y videos o instrucciones de internet. La cosa es que había decidido aprender a hacer amigurumis, así que empecé con lo más sencillo que pude encontrar: un dango de ganchillo. Estas bolitas con ojos me parecieron una monada, pero lo que no se me había pasado por la cabeza es que fueran… comida. El dango es una brocheta de bolitas de harina de arroz (mochis). Y si lo miráis bien… sí, es uno de esos iconos de comida misteriosos de whatsapp (concretamente un hanami dango). La otra brocheta que aparece, después de buscar y buscar y buscar y buscar y buscar, me lleva a dos opciones. La primera, que es también un dango, pero de otro tipo que no he podido identificar (aun). La segunda, que representa una brocheta de carne/pescado/etc de las tantas que se consume en China o Japón.

onigirisPOnigiri

onigiriEstas bolas de arroz (que hasta ahora habían sido croquetas) son onigiris. Los onigiris o omusubis son precisamente eso, bolas de arroz mezclado con otros ingredientes. Son triangulares u ovalados, de diferentes colores y se envuelven, a veces, con una tira de alga nori. Se rellenan de diferentes alimentos salados o ácidos, como ume (ciruela china), salmón, katsuobushi (escamas de atún seco, con el calor se mueven, casi “bailan” impresiona bastante la primera vez que lo ves), tarako (huevas de pescado, normalmente abadejo) o kombu (alga muy salada). Es un alimento muy típico para llevar en Japón. Ojo. No es sushi, a pesar del parecido. Antiguamente era llamado “tonjiki” y ya en el siglo XI hay escritos que hablan de personas consumiendo bolas de arroz. En realidad es un buen método para comer, transportar y conservar arroz, por lo que no es extraño que surgiera ya antaño como alimento base.

bentoPBento

BENTO Esta bandeja de comida se llama bento. Bento es una comida que se toma fuera de casa en una caja. El bento es clásicamente una bandeja de madera lacada con comida variada para llevar en su interior: arroz y/o sushi, carne/pescado/marisco/huevos, verduras y fruta. De ser una comida muy sencilla a base de arroz pasó cada vez a ser más sofisticada y hoy día el concepto de Bento conlleva todo tipo de alimentos y hay diferentes tipos (nombres) según el contenido. En realidad, diréis, “un recipiente donde meter comida elaborada en casa para poder llevarla al trabajo, colegio, etc” no es ni más ni menos que una tartera o tupper. Exactamente o al menos a eso ha evolucionado o más bien, los dos conceptos han confluído. La diferencia es que en Japón las cajas Bento existen desde hace siglos, desde al menos el periodo Kamadura (1185-1333) donde se usaba para transportar el hoshi-ii (arroz cocinado y secado). Luego, en el periodo Azuchi-Momoyama (1568-1600) se empezaron a producir las cajas de madera lacada que representan típicamente el Bento, y se usaban para comer en el hanami (florecimiento de los cerezos) o en la fiesta del té, es decir, en ocasiones especiales. Más tarde, en el periodo Edo (1603-1867) fue cuando se extendió su uso y se volvió algo más sofisticado, creándose bentos para viajeros, más sencillos, como el koshibento (con varios onigiris envueltos en hojas de bambú) o el makuno-uchi bento (bento de entreactos, para ver entre los actos del Noh o el Kabuki, dos tipos de teatros clásicos japoneses). Pero fue a partir de la llegada del ferrocarril durante el periodo Meiji (1868-1912), cuando su uso se hizo popular y se creó el ekibento (bento de la estación de tren, porque el primero creen que se vendió en una estación de tren) y luego ya lo empezaron a usar alumnos, profesores y trabajadores.

Si se mira un poco en la red, hay toda una cultura impresionante alrededor del Bento (ya llegará aquí y si no al tiempo) desde hace años, en la que no se trata simplemente de tener un tupper guapo. Cada uno tiene sus diferentes propiedades, características y/o accesorios. Los hay con dibujitos y muñequitos (más infantiles), los hay sofisticados y elegantes (más tradicionales, de madera o plástico pero sobrias y con decoraciones clásicas japonesas), de plástico microondables, herméticos y fashion, o con formas de animales, frutas o matryoshkas. Incluso los hay eléctricos para calentar la comida. Y, por supuesto, los accesorios para comprar aparte (cubiertos, palillos, bolsas de tela o bolsas rígidas) también están disponibles. WOW.

narutoP2Kamaboko (narutomaki)

Narutomaki No es un dulce, está hecho de pescado y se llama kamaboko (y este concretamente, con la espiral rosa en medio, se llama narutomaki).remolino naruto Aquí, el surimi se limita a imitar pescados caros, como las angulas, las cigalas o el chatka de cangrejo, pero en Japón es un mundo (de hecho, la comida en Japón es un mundo, las grandes compañías que buscan ideas nuevas van a Japón a buscar inspiración, porque allí la innovación alimentaria es increíble). Los kamabokos son como nuestros palitos de pescado pero en grandes, y normalmente con forma de un medio-cilindro: se suelen cortar rodajas que se consumen frías y con salsas o en sopas y tallarines. El narutomaki es una variación, que representa los remolinos de Naruto, que se forman en el canal entre las ciudades de Tokushima y Naruto. Curiosa historia, ¿no?

ramenPRamen

ramen Esta sopa de fideos es ramen. top ramenCasi seguro que todos hemos visto (y comido) más de una vez esos paquetes con fideos, un sobre de polvo concentrado de sabor X y, a veces, un sobre de aceite con sabor X. Es una versión barata y rápida de ramen, que no es más que sopa de fideos. La versión más elaborada y casera lleva caldo casero de carne o pescado, diferentes salsas, fideos, carne o pescado, verduras huevos, etc (e incluso, huevo de los 100 años). La de la foto, sin duda, es la de bolsa.

odenPOden o chanko nabe

oden Este guiso podría ser oden o chanko nabe. En el icono de whatsapp aparece una cazuela parecida a la de esta foto de oden, con calor saliendo de ella, por lo que parece un guiso. He visto fotos de chanko nabe en la misma cazuela, por lo que podrían ser ambas. El oden es un plato de invierno, un estofado tradicional cuyos  ingredientes varían según la región: verduras (konjac y rábano blanco), huevos, pescado, caldo de salsa de soja, mostaza japonesa, miso o tofu. El chanko nabe por su parte es la comida de… ¡los luchadores de sumo! Así que uno ya se puede imaginar el contenido calórico del plato, porque la finalidad del guiso es ganar peso. Se trata de un plato super-proteico a base de un caldo de pollo o katsuobushi y carne de pollo, pescado, verduras y/o huevos (normalmente se elabora con todo lo que hay por la cocina). en las competiciones de sumo sólo se hace de pollo, porque un rikishi (luchador de sumo profesional) siempre se debe mantener en dos piernas como un pollo, no en cuatro.

nigiriPNigiris

nigiri Los nigiris creo que se ven bastante bien en los iconos, pero por si alguien no sabe aun lo que son o no los reconocía en el icono, lo he metido aquí. El nigiri es el representante más simple y sencillo del sushi. Típicamente consta de una bola de arroz glutinoso mezclada con vinagre de arroz y amasada dándole forma como de croqueta, encima de la cual de pone una porción de pescado crudo o sashimi, sin alga nori. Aunque también los hay con pescado cocinado (tataki) o incluso con foie, como ya comentaba en el post de La Madame). En la foto se ven nigiris de salmón aunque es muy típico el de atún rojo, delicioso y en peligro de extinción…

La foto de los remolinos de Naruto es de dominio público

La foto de Oden es de Bohnenhase bajo licencia CC BY-NC-SA 3.0

Las foto del Bento y del Onigiri son de Wikipedia Commons bajo licencia CC BY 2.0

La foto del Ramen es de kamknows bako licencia CC BY-NC-SA 2.0

Las foto del Dango, del Nigiri y del Kamaboko (narutomaki) son de wikipedia commons bajo licencia CC BY-SA 3.0

La faceta menos conocida de Paul

File:Paul Newman 1954.JPGY digo menos conocida al menos para mí. Dos de mis aficiones favoritas, cine y gastronomía, confluyen en este post de manera casual. Hace un tiempo colgaba un tweet hablando de algunas comidas que nos habían traído de Idaho y, para ilustrarlo, ponía la foto de unos peanut butter cups de la marca Newman´s Own. Y hoy, haciendo un curso llamado Science & Cooking, descubro el restaurante the Dressing Room. ¿Y qué tienen en común estas dos historias? Pues que el dueño de ambos, es decir, la marca Newman´s Own y el restaurante the Dressing Room, es (o era) el guapo y desaparecido Paul Newman. Parece que, además de un entusiasta de los coches y las carreras de coches, la comida también atrajo su atención, cosa poco conocida y que se menciona sólo de pasada en, por ejemplo, la Wikipedia.

La marca Newman´s Own tiene una sección de alimentación con diferentes productos 1381311883975(desde su aliños para ensaladas, que fue con los que empezó toda la historia, hasta pizzas, comidas preparadas, salsas, palomitas, cereales o bebidas), una de comida ecológica (organic food, como se le llama en inglés, con chocolates, snacks, comida para perros, vinagre, café, té, regaliz, diferentes tipos de galletas o caramelos) y además vinos. Algo interesante en esta ya de por sí curiosa historia es que los beneficios de estos productos se destinan a caridad. Merece la pena echar un vistazo a los enlaces para conocer la marca.

Por otro lado, el restaurante Dressing Room emplea comida local, artesanal y ecológica para sus menús. Como curiosidad, comentar que Bill Yosses, el encargado de las masas y postres de la Casa Blanca (si, efectivamente, un encargado de los postres y las masas, tal cual) que junto con la Primera Dama, el secretario social de la Casa Blanca y el jefe de personal , trabajan con el Chef ejecutivo de la Casa Blanca para preparar todos los menús oficiales o no oficiales de la Casa Blanca, trabajó en este restaurante antes de ocupar su actual puesto.

Como en este post hay tanto jugo para exprimir puede que ahonde en el tema más adelante. De momento dejo este como una pequeña introducción 🙂

La foto de Paul Newman es de dominio público

Come Lola come: Berlín (VII)

Pan y agua

Oranienburg, Sachsenhausen

sachsenhausen

El sexto (y último) día lo íbamos a dedicar, al menos en su mayoría, a una cosa: ir al campo de concentración de Sachsenhausen. Si ver la exposición de Topographie des Terrors el día anterior nos había puesto los pelos de punta esto fue mucho más intenso, pero merece la pena visitarlo. ¡IMPORTANTE! No hay ningún lugar para comer allí y la visita es larga, por lo que se recomienda llevar comida (tipo bocata para comer sobre la marcha).

arbeitEn Vive Berlín (cooperativa formada por diferentes personas especializadas en historia, política, arquitectura, etc) el tour lo ofertan gratis (salvo 1 € que paga todo el mundo que entra para la fundación que mantiene y cuida el campo), aunque en realidad es como un free tour y al final te comentan que les puedes dar lo que te parezca conveniente. Lo cierto es que lleva 6 horas y lo hacen realmente bien, explicando todo perfectamente y de manera amena. Nuestra guía, Carmen, desde luego fue estupenda.

Se llega en metro con los guías y normalmente hay autobuses que te acercan desde la parada, aunque ese día no había servicio de autobuses por lo que nos tocó ir dando un paseo. sachsenhausen_mapaMientras vas llegando, ya te comentan que la conformación del campo es especial, puesto que tenía una estructura que permitía a los vigilantes de la torre A (zona del semicírculo) vigilar desde allí todo el campo perfectamente. Cuando se llega a la zona de acceso, diferentes paneles informativos explican esa conformación, y,baños una vez la ves dibujada, comprendes lo difícil que era intentar escapar de ese lugar. En los alrededores pasas por una serie de edificios que pertenecian a los guardias. Allí era donde vivían y, curiosamente, entre los edificios había un casino para poder olvidar TODO lo que habían hecho durante el día… Ya explican que, si algo tenían bien estudiado y medido los altos mandos, era la manera de no sentirse culpables y de hacer sentir al ejecutor de sus órdenes la menor culpabilidad posible: ellos lo ordenaban pero no lo hacían y al que lo hacía se lo habían ordenado y no tenía más remedio. Y, si se sentían mal, les quedaba el casino para olvidar…

A lo largo de la visita se van viendo la Torre A (puerta de entrada al campo), la Appellplatz (patio de revista), el barracón 38 (uno de los dos que quedan en pie), la prisión de la Gestapo (la prisión donde iban los prisioneros especiales), el museo de la cocina (con instrumentos, fotografías y ropa), la estación Z (unidad de exterminio del campo), la morgue y la sala de autopsias. pijama 2Además, van explicando toda la historia del lugar mientras caminas por los diferentes lugares o miras mobiliario, ropa y diferentes objetos. Por supuesto, muchas de las historias son escalofriantes pero no son esas las que voy a contar aquí. En el museo de la cocina, por ejemplo, están los “pijamas de rayas” y se pueden ver los triángulos de diferentes colores que se cosían a él sirviéndoles como modelo de identificación (demencial). En líneas muy generales eran: rojo (prisioneros políticos), amarillo (judios), verde (criminales comunes), morado (testigos Jehová), negro (grupos “asociales”, como los llamaban ellos, desde sin techos o inadaptados a mujeres homosexuales o anarquistas), rosa (hombres homosexuales), marrón (gitanos, pero esto ya al final) y azul (emigrantes). Por otro lado, la alimentación de los prisioneros era prácticamente inexistente: después de trabajar duramente todo el día (para grandes empresas y multinacionales de la zona, que obtenían trabajadores gratuitos de los campos de concentración y que aun siguen estando por alli cerca), a menudo recibían un par de comidas, normalmente un desayuno que consistía en un pequeño trozo de pan y un poco de agua y una cena a base de sopa. Con suerte, en la sopa caía una legumbre o algun trozo de carne. Al parecer, si estaban ligeramente enfermos se les daba algo más de comida para que se repusieran, a fin de no perder trabajadores. Eso sí, si estabas grave o ya eras mayor no corrías esa suerte.

Por su parte, en el pabellón de la Gestapo (un lugar separado de la zona de pabellones pero no aislada, y lo suficientemente cercana para oir lo que pasaba dentro), cuentan la interesante historia de Martin Niemöller, que estuvo allí apresado. Si bien el nombre no me dijo nada, nos comentaron que era el autor del poema: alambrada“Cuando los nazis fueron a por los comunistas, yo no hice nada porque no era comunista. (…) Y cuando vinieron a por mí, ya no quedaba nadie para protestar.” Se atribuye erróneamente a Brecht, pero es suyo. Al principio este cura era amigo de Hitler y le  apoyó, pero más tarde (recapacitó y) se le opuso: “Martin Niemöller was a German pastor and theologian born in Lippstadt, Germany, in 1892. Niemöller was an anti-communist and supported Hitler’s rise to power at first. But when Hitler insisted on the supremacy of the state over religion, Niemöller became disillusioned. He became the leader of a group of German clergymen opposed to Hitler”. Salió con vida de Sachsenhausen.

He encontrado este blog, donde hay mucha información sobre todo el campo.

Entrando en calor

Mitte, cerca de Prenzlauer Berg

volksbühneCuando volvimos a Berlín teníamos el cuerpo y la mente helados. Quedamos en la Plaza de Rosa Luxenburgo (no muy lejos de casa), que tenía un enorme edificio en medio y una rueda con pies en el jardín. tobeornottobeEntramos dentro, cogimos papeles, pero nos fuimos sin saber qué era aquello. Después lo he descubierto: un teatro. [The Volksbühne  was built during 1913 and 1914 and designed by Oskar Kaufmann and sculpted by Franz Metzner.wasersturmThis organization tries to promote social-realist plays at an affordable price for the common worker]. Salimos y nos dirigimos a una cafetería que había allí al lado, To be or not to be. Café caliente, rico, decorado con aquel arte del latte… Mmmm! Ah! El brownie de chocolate tenía una pinta… gagarin 3Se supone que es un lugar de reunión de periodistas, artistas, políticos y actores, por estar entre el cine Babilonia, la editorial de Berlín y la Karl-Liebknecht-Haus (sede de Die-Linke, la izquierda). Salimos de allí y anduvimos un buen rato hacia Prenzlauer Berg hasta que pasamos por la Wassersturm, la “torre del agua”, que estaba en medio de un parque. La rodeamos, y, de repente, nos topamos de morros con el bar Gagarin (cuyos brunchs a 10 € son muy famosos por abundantes y ricos, pero no era la hora). En fin, tomamos cerveza Gagarin, claro, que era suave y rica. Las vistas a la torre, el ambiente retro, los sofás y la ligera iluminación hacían que fuera un sitio muy acogedor.

La última cena

Prenzlauer Berg

metzer eckPara cenar, y como despedida, fuimos a otro restaurante típico alemán, el Metzer Eck. Sólo puedo decir que, aun siendo un restaurante alemán, con inmensas raciones y acostumbrados a gente que come mucho, sorprendimos a las camareras: después de pedir cada uno un plato más una ensalada para todos, pedimos otro más para compartir entre dos y la camarera nos preguntó, entre asustada y divertida, si de verdad queríamos comer más (no sabía con quién se había topado). Pedimos una ensalada de atun, hamburguesa, dos escalopes, dos currywurst y pastel de manzana. Además, cervezas Krusovice checas muy ricas. Ningún plato en el menú pasa de los 10 € y está todo realmente bueno.

Al día siguiente, tras dar un paseo, ver el Tiergarten y pasar por una manifestación cerca del Reichstag, fuimos al aeropuerto para coger el avión de vuelta. Esta vez no nos dieron salchichas pero la cerveza no nos la quitó nadie. Auf Wiedersehen Berlín!

La imagen de la estructura del campo es de Helena Araújo bajo licencia CC BY-NC-ND 3.0

Come Lola come: Berlín (VI)

Sta si, sta no

De aquí a allá, de Mitte a más allá de Friedrichshain

La resaca italiana del día anterior o, quizás, el lío de lugares parecidos hizo que el siguiente día nos hiciéramos la ruta de la Stasi casi al completo. Tras ver el museo de la RDA, nosotros queríamos encontrar lo que había sobre la Stasi (todo el tema del espionaje, etc). No sabíamos si visitar la exposición sobre la Stasi, el museo de la Stasi o la prisión de la Stasi (pero no todos), el caso es que nos fuimos hacia la exposición, que quedaba cerca del Checkpoint Charlie y la Topographie des Terrors (que queríamos ver también). Se llamaba STASI. Die Ausstellung zur DDR-Staatssicherheit (STASI. La exposición sobre la seguridad estatal en la RDA). Lo bueno es que esta pequeña exposición es gratuita (salvo que se cojan audioguías, que cuestan unos 5 €) y abre de 10:00 a 18:00. Lo malo, que mucha información sólo está en alemán y que no es más que una pequeña muestra. Aquí se explican las actividades de la Stasi y se comentan casos de disidentes y qué fue de ellos (bastante light en comparación con lo que se puede ver en el vecino Topografía del Terror, al que fuimos al salir de aquí y que comento más adelante).

stasi entradaComo la exposición se quedaba muy corta, por la tarde salimos hacia el este en busca del museo de la Stasi, que estaba muy, muy, muy al este. Según se avanza por la Karl-Marx Allee se va notando como las construcciones cambian, y cuando se llega a una zona con múltiples casas abandonadas y bastante dejada, se llega al edificio que albergó la sede central de la Stasi. Ruschestraße número 103. stasi conoAllí se accede a un patio entre edificios donde aparentemente no hay nada excepcional. De hecho no está señalizado una vez dentro, sólo en la entrada al patio. Se paga (5 €) en lo que en su momento sería la “recepción” y se sube las escaleras (los ascensores ya no funcionan pero están abiertos y son dignos de ver). Hay varios pisos para visitar, pasando por diferentes habitaciones con objestasi recortablestos de la vida diaria, de fotos, vestimenta, objetos prohibidos, carnets de miembro de la SED, carteles de la época, etc y luego hay zonas con objetos de espionaje (cámaras tras los botones por ejemplo) y salas conservadas tal cual, de reuniones, descanso u oficinas. Sacamos muchas fotos aparte de las más típicas, y, como siempre, son los objetos del día a día los que más me llaman la atención (como el cono de chuches y regalos que se daba a los niños el primer día de colegio o los muñecos recortables de obreros y soldados en vez de las típicas muñecas). El lugar es muy interesante y hay muchas cosas que complementan el museo de la RDA. Esto sí que estaba bien, aunque se comenta que ir a la prisión ya es la guinda.

Tres cabezas

Friedrichshain

tres cabezasEntre la exposición y el museo había que comer, y lo hicimos en una local de camino al este que, como muchos otros, ofrece una carta con pizzas, hamburguesas, ensaladas, etc reguleros pero muy baratos: tres cabezas2una pizza 3 € (WOW). Salimos y muy cerca encontramos un lugar interesante para tomar café: Tres cabezas. La dueña es española, tienen tartas con una pinta estupenda (lástima que ya estuviéramos llenos) y el sitio es muy bonito y cálido. El café está realmente bueno, así que compramos un paquete de 100 gr para llevarnos (vendían allí mismo): arábica 100% ecológica de Perú y de comercio justo :).

Terror

Topographie des Terrors

En la Topographie des Terrors estuvimos un buen rato tras ver la exposición. comejudíosEste centro de documentación de entrada libre y gratuita está situado donde antes se encontraba el cuartel general de las SS y la Gestapo. La exposición fotográfica es grande, impactante y realmente dramática. La verdad es que pone los pelos de punta. Muestra toda la “actividad” de las SS y la Gestapo, además de recoger muestras de lo que fue el régimen y todo lo que se podía ver en aquellos días. Un ejemplo es esta foto, en la que se muestra un invento al que llamaban Jundenfresser (“el comejudíos”) y que debía de ser una versión antisemita del gargantúa (el gigante de las historias de Rabelais, pero que en el Pais Vasco se convirtió en un muñeco vestido de casero con un tobogán dentro, por lo que los niños entran por su boca y salen por su trasero). Además hay abundantes fotos de Himler y su séquito (ese tipo da escalofríos hasta en papel) e imágenes de los campos de concentración. Triste. Hay que verlo, aunque impresiona.

El joven zapatero

Prenzlauer Berg

Parece un cuento, pero no lo es. El Schusterjungen (joven zapatero) es en realidad un restaurante típico alemán que nuestro amigo de allí nos recomendó. Y vaya recomendación. Ya teníamos ganas de comer comida alemana y menudo estreno. Habíamos oído que la camarera era borde, pero nada más lejos de la realidad. Una encantadora señora nos sentó en la única mesa que quedaba libre en la zona de la barra. Tomamos hamburguesa berlinesa, codillo, escalope y bratwurst además de cuatro cervezas y nos salió a unos 10 € por cabeza. Estaba todo muy rico, las raciones eran abundantes y el lugar, que era muy popular, un poquito oscuro quizás pero no ruidoso, hizo que cenáramos muy agusto.

Collage2

Qué ricos cacahuetes

En realidad esto son dos ideas más para aprovechar cosas que hay por la nevera, los armarios, la despensa, la cesta de verduras,… pero ambas tienen algo en común: los cacahuetes. Recientemente he descubierto que la cocina tailandesa (y la coreana) los usan mucho y la verdad es que el resultado es delicioso. También es verdad que a mí me chiflan 😉

Curiosamente, hay un dicho mejicano que dice:

¡Me importa un cacahuate!

Es el equivalente del “me importa un comino” de aquí. Se dice porque son cosas que no valían mucho dinero en su momento, pero no significa que su valor gastronómico sea bajo. Aunque es un alimento rico en grasa, la mitad de esta es monoinsaturada, sobretodo en forma de ácido oléico como el aceite de oliva. Cierto es que la mejor forma de comerlo es comprándolo crudo y tostándolo en el horno, puesto que muchas veces las preparaciones comerciales los fríen en abundante aceite y los salan en exceso. Y las mantecas de cacahuete industriales también incluyen un proceso de hidrogenación para hacerla sólida a temperatura ambiente, así que tampoco son muy saludables. Pero tomar cacahuete de vez en cuando, como digo, tostados en casa sin freir, nos aportarán muchas proteínas, grasa bastante saludable e incluso antioxidantes (y mucho mejor si son con piel). Eso sí, todo en exceso resulta al final malo, así que tampoco es cuestión de empapuzarse a cacahuetes.

Pasta Thai a lo loco (y al trote)

En realidad para preparar este plato tailandés, el “Pad Kee Mao” o “Drunken Thai” (se llama así porque son tallarines que se preparan muy rápido una vez que tienes cortada la verdura y cocida la pasta, y lo suelen tomar los borrachos de fiesta) idealmente harían falta ingredientes como: Nam Pla (salsa de pescado fermentado), mirin (vino blanco de arroz, dulce), vinagre de arroz, tallarines de arroz, albahaca y cilantro y sambal (pasta de guindillas picantes). Pero lo bueno es que con un par de cosillas puede quedar muy rico y el resultado es más que aceptable.

Fundamentales serán los cacahuetes, la lima, los ajetes frescos, salsa de soja, vino blanco y azúcar y huevo para al menos acercarnos. En este caso en vez de tallarines de arroz tenia por casa tallarines de trigo chinos, que quedan muy parecidos y la ventaja de ambos tipos de pasta es que se hacen super rápido, necesitan una cocción mínima y se terminan de hacer en la sartén. Con unos tallarines normales obtendremos algo parecido pero no igual, ya que la textura cambia bastante, pero se puede “apañar”, puesto que la idea de esta receta es hacer algo diferente y exótico con cosas que tenemos por casa.PASTA THAI

Para este plato además he usado, porque es lo que había por ahí, tiras de bacon y cebolletas, la guindilla cayena es opcional. Una buena salsa es fundamental, y en este caso yo había preparado una unos días antes con lo que tenía en la nevera. En realidad pretendía haber hecho tare (para ramen) pero la cosa quedó en salsa inventada X: las proporciones eran 1 de vino blanco, 1 de azúcar y 2 de salsa de soja (aunque yo usé algo menos, 1.5). La medida a usar varía según la cantidad que se quiera preparar. Esta mezcla se revuelve bien para disolver el azúcar y se pone en un cazo a hervir. Cuando lo haga, se deja unos minutos para que espese y se separa del fuego.

Y el resto es simple. Primero se cuece la pasta unos 3 minutos (aunque dependerá de la que se use) y hay que dejarla “al dente”, reservándola en agua fría para parar la cocción y que no se apelmacen los tallarines. Luego sólo hay que dorar un poco la cebolleta en tiras con unos trocitos de ajetes frescos y añadir las tiras de bacon hasta que esté todo tostado (si se quiere, ahora se echa la cayena). Entonces se añade la pasta a la sartén y se le echa un buen chorro de la salsa que habíamos preparado. Se apartan los tallarines y se echa el huevo entero en ese hueco de la sartén, removiéndolo e incorporándolo a la pasta como huevo revuelto. Finalmente, se saca la mezcla de la sartén al plato y se ponen unas rodajas de ajetes fescos para decorar y cacahuetes machacados. También le añadí lima exprimida por encima y un poco más de salsa para decorar.

Con estos ingredientes, mejor si es con cayena para darle el toque picante tan típico de la cocina tailandesa, ya obtenemos un plato con mucho sabor y diferente. La lima y los ajetes aportan sabores más frescos y ácidos, la salsa con azúcar y salsa de soja le da el toque umami, salado y dulce y los cacahetes tostados tienen un punto amargo, por lo que, como suele pasar tan a menudo con la cocina asiática, nos encontramos los 5 sabores en un mismo plato.

Coliflor con bechamel gratinada

COLIFLOREsta receta es mucho más clásica, pero le he añadido cacahuetes para darle otro toque. También es muy fácil: se cortan los ramitos de la coliflor  pequeña o media grande y se dejan 8 minutos a cocer en olla a presión (si no, 15-20 minutos en olla normal). Por otro lado o se prepara una salsa de tomate natural o se usa una comercial, que se vierte en el fondo de una fuente de horno hasta cubrir con una capa de 1 cm. Cuando se termina de cocer la coliflor, se escurre y se echan los ramitos encima de la salsa de tomate. Después se añade la bechamel por encima hasta cubrir, se espolvorea con queso rallado y cacahuetes machacados y se gratina en el horno.

La salsa bechamel de mi bisabuela

Esta salsa bechamel es una salsa que no convence a todo el mundo, porque se hace en cazuela y la harina no se tuesta, por lo que sí, sabe un poco a harina cruda, pero compensa con otras cosas. Sólo hay que tomar una taza mediana y echar dos tazas enteras al cazo. Luego, se disuelven 4 cucharaditas de harina y una de maizena en media taza de leche (lo mejor es echar primero la harina y maizena e ir añadiendo la leche para que no se formen grumos). Se añade esta mezcla al cazo con leche y se empieza a revolver. No hay que parar de revolver hasta que espese, y entonces hay que seguir otros 5 minutos más. Entonces se aparta del fuego y aquí se añade la magia. Se añade sal, un buen trozo de mantequilla, queso en polvo y, si se quiere, un tranchete. Entonces se vuelve a poner al fuego hasta disolver todo esto, que da tanto sabor a la salsa que la harina queda mitigada, y la ventaja frente a otras es que es tremendamente cremosa.

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