Siempre he sido como una especie de cactus: nunca he necesitado mucha agua. Y de beber, bebía y bebo agua de grifo, que era agua y estaba fresca. No le pedía nada más, ninguna exigencia gourmet. De hecho, ni me planteaba que el agua tuviera sabor. Porque el agua no sabe a nada… ¿O si?
Una vez tuve que participar en una curiosa experiencia: una cata de aguas. Aunque con los años ya iba notando pequeñas diferencias entre las distintas aguas que iba bebiendo, tanto de grifo como embotelladas, la verdad es que creí que iba a ser imposible diferenciar nada, pero resultó que no. El sabor del agua es más sutil que en cualquier otro alimento y, por tanto, encontrar esos matices exigen una mayor dedicación. Al probar varios tipos a la vez enseguida noté que cada una tenía sus características. Ahora inevitablemente me fijo más y por otro lado, tengo que beber más agua que antes debido a un cólico nefrítico que sufrí hace un tiempo, así que el agua se ha hecho algo más presente en mi vida. Se acabó ser un cactus. Y un día vi una bonita botella, la oportunidad de beber un agua especial (y abandonar un tiempo el agua de grifo) y pensé ¿y por qué no?
Alzola, una vieja conocida por estos lares, propone este nuevo envase tan sugerente para su agua mineral natural. Proviene del manantial de Alzola y es producto de una surgencia termal que aflora a 29ºC desde una profundidad de 700 metros. Cuenta la leyenda que las aguas de Alzola fueron descubiertas alrededor del año 1776 por unos niños que se bañaban en pleno invierno en una zona de aguas templadas. Aquello despertó el interés de las autoridades médicas de la época y en 1843 el agua fue considerada de utilidad pública.
Cuando abrí mis cajas me encontré con un montón de botellas y lo primero que me vino a la mente es que parecían de vino. Muy elegante pensé. Hay dos versiones: una de 750 ml, con tapón desenroscable y otra de medio litro con corcho y más estilizada, por lo que su similitud con una botella de vino es aun mayor. El diseño de ambas es muy atractivo y eso se ha notado porque han estado en la entrada de casa “expuestas” estos días y a nadie le han pasado desapercibidas. Todos se han fijado, en realidad muchas veces pensando que nos habíamos hecho con una especie de arsenal de ginebra o vodka, lo que da una idea del tipo de estética a la que se asemejan. Y al final todos se ha llevado una botella o dos y, ya fuera por el continente o por el contenido, se han ido muy contentos. De hecho me han comentado ya varias veces que se la han bebido en un tris…
Contenido y continente
El agua de Alzola es realmente fácil de beber. Fina, con un sabor muy suave… agradable. Se dice que el agua mejor sin olor, color ni sabor. Pero el agua mineral siempre sabe un poco y eso es precisamente uno de los factores que determinan las diferencias entre unas marcas y otras, sólo que no hay una cultura de elegir un tipo de agua u otro, como se elige el de vino, de cerveza o de ginebra. Fundamentalmente, porque hemos tomado agua para calmar la sed, como un aspirina para el dolor de cabeza, pero no se ha bebido para disfrutar de su sabor. Sin embargo, en los últimos años han empezado a surgir aguas embotelladas con un formato más elegante e incluso carta de aguas, en algunos restaurantes. Es más, podemos encontrar por la red ciertas nociones básicas de maridaje con agua (e incluso de maridajes de agua y vino con diferentes platos). Un mundo.
Manual para cactus: Be water my friend
Más allá de lo culinario… ¿qué es el agua?
Hidrógeno y oxígeno. Esos son los componentes del agua. Así visto, no resulta muy sugerente como delicatessen. Pero lo cierto es que el agua es algo esencial para vivir y es lo que nos pide el cuerpo cuando tenemos sed. Normal, 3/4 partes de nuestro cuerpo son agua. Como decía Leonardo Da Vinci “el agua es el vehículo de la naturaleza“. Todas y cada una de nuestras células necesitan agua para funcionar y, entre los instintos más imperantes (si no el más imperante de todos), se encuentra la sed. El agua es fundamental para eliminar lo que nuestro organismo ya no necesita, sean residuos de nuestro propio metabolismo u otros, pues esa es la función de orinar, ni más ni menos. Por otro lado, no hay que entrar en mitos, tomar mucha agua no hace milagros: no adelgaza per se (ningun alimento adelgaza por si solo) ni disminuye la celulitis (que es un problema mucho más complejo) . Sin embargo, sí que es buena para la piel y los órganos, es evidente que hay que estar bien hidratado para que todo el cuerpo funcione correctamente. Y bien hidratado es adecuadamente, ni poco, ni mucho. El agua necesaria se puede tomar de muchas formas distintas, ya sean zumos, bebidas, refrescos, sopas o mediante alimentos sólidos, que, como nosotros, están compuestos en su mayoria por agua. Aunque cuando uno tiene sed de verdad, un buen trago de agua es lo que mejor entra, incluso siendo un cactus.