Elosta

elostaHoy hemos ido a probar el menú del día del restaurante/sushi-bar Elosta. Nos habían hablado muy bien de él y sabíamos que era más asequible ir entre semana al mediodía, así que hoy que podíamos escaparnos hemos mirado qué había en el menú semanal y no lo hemos dudado.

La verdad es que muchas veces habíamos pasado por delante de la puerta, nos habíamos parado a leer la carta, nos habíamos pasado 10 minutos sin saber qué elegir porque queríamos coger todo y al final habíamos seguido nuestro camino.

COLLAGETotal, que por fin lo hemos probado! Hemos ido sin reservar y nos han puesto en una mesita en el 3er nivel (tiene como 4 niveles o salas). En el menú había 4 primeros, 2 segundos y un postre. Hemos elegido por un lado ñoquis con calabaza, parmesano y rúcula y por otro sushi, de primero, y de segundo pescado del día con cous cous con verduritas y carrilleras con puré. El postre era el que era: mousse de chocolate y crumble. Sin objeciones, una sabia elección.

La verdad es que estaba todo riquísimo, todo todo. Bien presentado, raciones perfectas, buena materia prima…

  • Los ñoquis combinados con la rúcula creaban una gran combinación, cremosa y fresca por los noquis y la rúcula, suave por el queso y la calabaza y con un toque picante para romper por la pimienta.
  • El sushi estaba compuesto de 8 piezas: 4  uramakis de txaka, aguacate y Philadelphia y 4 makis de salmón y aguacate. Clásicos pero seguros y muy buenos.
  • El pescado del día era un lomo de merluza tierno y jugoso, echo en su punto, ni crudo ni seco, sobre una alioli negro y acompañado de una mermelada de cebolla y un cous cous con verduras. Totalmente atómica.
  • La ración de carrilleras inmensa, con unas carrillera tiernas y sabrosas y un puré que formaba una bola como simulando una patata, aromatizado con aceite de oliva y romero fresco. No sé, una cosa loca.
  • mafaldaPor último, el mousse. Sólo sé que mientras lo estaba comiendo no oía absolutamente nada de lo que me decían y durante esos 3 minutos si el mundo se ha parado y se ha desatado un holocaustro zombie yo sólo veía el mousse (me ha recordado a una viñeta de Mafalda). El chocolate tenía naranja así que era dulce y amargo y el crumble crujiente y el moussse ligero. Un equilibrio perfecto.

RINOPor si fuera poco hemos ido justo antes de que llegara todo el mogollón, así que hemos comido tranquilos y casi solos. Y ellas han sido encantadoras todo el rato, un gustazo la verdad. Además, la decoración es muy cálida, con sillas y mesas de distintos tipos, lámparas con rinocerontes y gallinitas Etelvina (de Pla, una web preciosa) en las paredes o peces de metal y micrófonos para decorar las mesas.

Arancine(ma) Paradiso. Segunda parte

Siguiendo con el viaje por Sicilia, tras terminar en Trapani seguimos camino hacia Agrigento, en el interior…

Agrigento

Agrigento es una pequeña ciudad del interior cuyo centro básicamente consta de una calle recta y larga que atraviesa un bonito casco medieval. CONCORDIAEntorno a esta calle central surge una maraña de callejas, callejuelas y callejones que suben y bajan. Aunque no es este el interés principal que despierta esta ciudad. A tiro de piedra de Agrigento (se puede llegar en autobús urbano), en las afueras, encontramos uno de los tesoros (Patrimonio de la Unesco) más importantes de la isla: el Valle de los Templos, un impresionante conjunto arqueológico griego. RUINASLa entrada cuesta 10 € y por ese precio además de un bonito paseo entre olivos, higueras y almendros podemos ver algunos de los templos mejor conservados de la antiguedad, como el templo dórico de la Concordia. Además allí están el templo semiderruido de Hera, el colosal templo de Zeus (del que apenas quedan algunas piedras pero que permite hacerse a la idea de lo increíblemente enorme que era), una necrópolis paleocristiana y una zona para realizar hecatombes, entre otros. Muy completo.

De vuelta en Agrigento, me parece interesante visitar Santa Maria dei Greci, una iglesia ortodoxa medieval edificada sobre un templo del siglo V a.c. Aquí encontramos además uno de los alojamientos con más encanto de todo el viaje, el Piccolo Gellia. La entrada de este hotelito familiar regentado por una simpática pareja está oculta en una callecita estrecha de apenas 2 números, escondida entre las paredes, tanto, que preguntamos y nadie la conocía. picollo gelliaEl lugar hace que uno se sienta como en casa, con bonitas habitaciones y decoración vistosa, y unos anfitriones de lo más atento. Nada más llegar, un chico tímido asomó a la puerta, a la que llamamos un rato ya que olvidamos avisar de la hora de llegada (upppsss!). Enseguida se hizo entender para ver en qué idioma nos podíamos comunicar. Nosotros insistimos durante todo el viaje en que hablaran italiano porque podíamos entendernos más o menos, pero usaban el inglés continuamente. Esta vez no, cuando vió que el idioma indicado era el castellano llamó a su compañero, que tras una breve estancia en Barcelona y su habilidad personal hablaba castellano perfectamente. Seguido nos aportó toda la información de cada cosa que podíamos hacer, ver e investigar, en un teatro-presentación muy interesante y divertida en la que él explicaba y su compañero con gestos y mímica escenificaba la información. Fabulosos.

Ruga Reali (la arruga real*)

⇒Cortile Scribani 8

El Ruga Reali lo recomendaba nuestra querida guía, con “platos de inspiración campestre” y la posible compañía de actores de teatro que tras las actuaciones solían ir allí, según describía. La verdad es que la entrada por callejones y el aspecto de tasca nos hicieron quedarnos. RUGA REALIY eso que no habíamos visto el patio, donde cenamos, iluminado tenuemente entre casitas. Te atienden con calma y en ocasiones podíamos ver una camarera, un camarero y un perro sentados los 3 en fila en unas sillas contemplando a la gente que cenaba. Tomamos varias cosas: una ensalada de pulpo rica pero algo pequeña, unos spaguetti con ragú de pez limón o medregal (aun no he sabido traducir Ricciola exactamente, parece que en inglés es Amberjack Fish) muy buenos pero a los que habría echado un poco más de ragú, y un solomillo (Filetto, Vinello e Miele). Quiero hablar de éste último. Pero qué solomillo. Grande, tiernísimo (se cortaba como mantequilla con un cuchillo de ídem, para hacerse a la idea) y con unos trozos de queso curado fundido encima… se me hace la boca agua al recordarlo, ¡mmmm! Y bueno, el postre, un “ricottamisú”, la guinda.

*Mi traducción literal. Teorías inciertas: según este diccionario siciliano, “ruga” significa además de arruga, “per strada”, de la calle. ¿Todo junto podría ser “de la calle real”? La calle principal estaba al lado, quizás fuera la posada de la calle real antiguamente…

Info práctica:

Trapani-Agrigento 11.90 € y unas 3 h. En la cafetería de la estación de bus (al lado de Stazione Centrale) se compran los billetes de la compañía Lumia.

Catania

Catania, como Palermo, al ser una gran ciudad en un primer momento da una sensación algo deprimente y agobiante, con las calles ruidosas y los edificios desconchados. Pero al igual que en esta última, los rincones especiales y el movimiento de la ciudad hacen que enseguida encuentres el encanto…

Aquí pasamos cuatro días a modo de “campamento base” mientras nos movíamos por otros lugares, por lo que no vimos muchas cosas. cataniaAun así, la plaza del Duomo y la Fontana dell’elefante, la via Etnea y Villa Bellini (desde donde contemplar la ciudad y el Etna) y el Castello Ursino no nos los perdimos. La plaza del Duomo se abre desde la Via Etnea y es un poco el centro neurálgico de la ciudad: lo quieras o no, para ir a cualquier sitio casi siempre acabas pasando por alli (o muy cerca). Al lado está el mercado de pescado, que no vimos porque sólo abría por las mañanas, pero que todos dicen que merece la pena. elefanteDesde la plaza y a través del mercado, entre calles, se llega al Castello Ursino en cuya plaza cogimos la buena costumbre de tomarnos una Castello (claro) cada tarde al volver de la excursión diaria. Justo hacia el otro lado y tomando la Vía Etnea, la puerta de un parque aparece a nuestra izquierda: Villa Bellini. Este bonito lugar es sin duda un oasis en la ciudad. Palmeras, papiros, diferentes flores, elefantes hechos con guijarros por los caminos, un calendario vegetal y en lo alto un quiosco donde sentarse al atardecer y ver de qué humor está el Etna ese día. castello ursinoAdemás de Villa Bellini, existen también la piazza Bellini y allí mismo el teatro Bellini, hacia el este de la ciudad. Es una zona animada y resguardada donde tomarse una cerveza o un helado para refrescarse del calor. Finalmente, en la zona de la plaza de la República, día si y día también hay un enorme mercadillo donde comprar cualquier cosa, ¡incluso camisas a 1 €!

En Catania además decidimos investigar qué era aquello de los lidos. Los lidos son una fiesta continua de la mañana a la noche, zonas de playa (de pago) con animación, en resumen (aquí un ejemplo). lidoPero el nivel de privatización de las playas al que han llegado resulta ridículo, cuesta encontrar las zonas que llaman “libres”. Fuera como fuese, hacía calor y queríamos bañarnos, así que cogimos el autobús que llegaba a las playas. Paramos en un lugar al azar y ante la duda de si ir a un lido o no, nos metimos por el medio de dos a una de las zonas libres. Hay que comentar algo: los lidos son de pago y por tanto están cuidados, las zonas libres no tienen por qué. Nosotros llegamos a una muy sucia así que anduvimos por la orilla un buen rato hasta encontrar una zona libre y limpia. Sí señor, playa sin pagar (qué lujo ¬¬). Pasamos la tarde allí viendo cómo en un lido cercano un grupo de gente hacía algo similar al zumba, en una tarima con un profesor tipo “King África” rompiéndose en la pista, que a pesar de su peso se movía con una agilidad pasmosa. Wow.

Acqua o Linzolu

⇒Piazza del Duomo, Vicino Fontana Dell’ameno

Este restaurante se encuentra entre la plaza del Duomo y el mercado de pescado (cosa que es evidente porque aun tras haber limpiado, se sigue notando el olor). tagliatta di tonnoLlegamos aquí tarde y desfallecidos de hambre, ya que no nos daban de comer en ningún otro lado. Cogimos dos platos para compartir, unos spaguetti bolognesa (ricos) y una “tagliata di tonno“, algo que parecía una especie de tataki de atun y tenía muy buena pinta. Pero no nos gustó. El pescado en sí era un túnido, pero no atún, era más correoso y estaba crudo. Crudo total. Estaba sazonado con una mezcla de finas hierbas y le añadieron una salsa de limón dulzona. Mira que con las cosas poco hechas no tenemos problema, pero tuvimos que pedir que lo cocinaran más. Además, la mezcla de especias y limón nos supo a jabón y el sabor a pescado quedaba totalmente tapado por ellas. No me pareció una mezcla acertada, pero puede que sea cuestión de paladares.

Pasticceria Savia

⇒ Via Etnea 302/304 y Via Umberto 2/4/6

SAVIA COLLAGEEl ajetreo de esta pasticceria está justificado por la fama del local, que existe desde 1987. Pizzetas, arancines, fagottinis, cipollines y todo tipo de bollos y pastas rellenas que llegan de la cocina y desaparecen. Calientes y recién hechos, son una gran opción para las comidas troteras. Hay algunas mesas para comer en el local, pero es difícil conseguir una.

A putìa dell’ostello

⇒Piazza Curro 6

Una putìa en siciliano es una bodega. “La bodega del albergue” COLLAGE A PUTIAes en realidad el restaurante del Agorà Hostel. En una plazoleta, este restaurante tiene muchas mesas ya que se suele llenar: gente joven, familias, adultos, de todo. Los martes es la noche del cous-cous (y se llena a tope) y los domingos, la de la música.

Se pueden comer muchas cosas: ofrecen diferentes entrantes (hay uno que son una especie de montaditos con queso, tomate, ajo, verduritas, … sencillo y realmente bueno), ensaladas, pasta, primeros (los cous-cous son especialidad, el de carne es para morirse), pizzas, segundos (A putìa, con pechuga de pollo a la plancha, taboulé y patatas o verduras; polpettes de cavallo, es decir, albóndigas de caballo, con champis y tomates cherry salteados, que están buenísimas; polifemo, un plato combinado con una albóndiga, mozarella con tomate tipo capresse y cous-cous vegano) y postres. Todo muy rico y entre eso y el ambiente la verdad es que cenamos en este lugar todas las noches.

Info práctica:

Desde Agrigento a Catania se tardan como 3 h en bus y cuesta 13.40 € con la compañía Sais.

Etna

Cuando fuimos a Sicilia, el Etna había entrado en erupción apenas un mes antes. ETNAÍbamos con la esperanza de ver algo, pero nos quedamos con las ganas. Aun así, aprovechamos para ver el sitio. Hay muchas opciones de excursiones, andando más o menos, para recorrer el parque natural. Nosotros escogimos una en la que nos dábamos un paseo, veíamos varios cráteres, visitábamos un río de lava y nos explicaban detalles de las diferentes erupciones (cráteres en forma de “botón de camisa” por ejemplo). Esta alternativa es interesante y bonita, pero demasiado relajada. Sin embargo, al no tener coche queríamos una en la que nos llevaran. Tenemos claro que había mejores opciones y es que, a pesar de estar abajo a 40 grados, arriba la temperatura es perfecta por el viento fresco. Por eso creo que escoger excursiones de trekking con recorridos majos merece la pena, sin duda. En cualquier caso la excursión fue muy bonita y nos volvimos con miel de apicultores locales del Etna, por lo que hicimos la mañana 😉

Info práctica:

Para ir al Etna, se tenga coche o no, hace falta un guía, subir por cuenta propia puede suponer una multa. La oferta de empresas que te llevan allí, te dan un paseo, te hacen andar kilómetros, te montan un almuerzo, te dan charlas sobre vulcanología… es inmensa. Las hay de diferente duración, recorrido y contenido. No hay que ver sólo lo que se pueda encontrar en internet, allí mismo hay otras tantas opciones. Hay que tener claro primero qué se quiere hacer y con qué medios se cuenta, porque para llegar hasta allí hace falta coche. Si se puede, hay guías muy especializados que pueden hacer excursiones menos turísticas que la mayoría, como esta por ejemplo.

En el próximo post: Siracusa, Taormina y Cefalú!

Ciao!!

Arancine(ma) Paradiso. Primera parte

El andén de una estación, una cerveza Moretti, un croissant relleno de Nutella y una “teta” (así hemos bautizado a esta especie de bollo suizo con sabor a azahar y con una bola de masa a modo de pezón). Un avión y una gaviota se cruzan en el cielo y parece que vayan a chocarse. Un anciano arrugado ríe divertido mientras intercambiamos cervezas: ¿Moretti o Messina? La Moretti siempre refresca más. Un hombre se sienta a nuestro lado, extraño y educado, hace una llamada y se vuelve a levantar. El eco del bar ruidoso, amortiguado por la puerta, se oye mezclado con el susurro de una mujer hablando en un idioma que no conozco, el tráfico a lo lejos y una tranquilidad maravillosa. Atolondrados por el sol de la tarde tras un rato de playa en Isola Bela, nos levantamos para subir al tren con destino a Catania. El Etna ha estado humeante hoy… ojalá haya otra erupción y la podamos ver esta noche. Antes de volver a Palermo. Antes de irnos de Sicilia.

Ahora que ha terminado el Zinemaldi y ha empezado San Sebastian Gastronomika con la invitada Italia: Norte vs. Sur, qué mejor momento para publicar este post. Un post sobre Sicilia para ir abriendo boca y un siciliano entre los ponentes, Pino Cuttaia de Licata, con sus retrúecanos sicilianos. Me he ido hasta allí y ella viene hasta mi. Aunque no es la misma experiencia. Igual que no es lo mismo una siciliana con pasta que pasta alla siciliana 😉

Y hablando del Zinemaldi… Cinema Paradiso, El Gatopardo o El cartero y Pablo Neruda son algunas de las películas más famosas rodadas en Sicilia, el “balón” que la bota italiana parece patear desde hace siglos y no llega a hacerlo por tan solo tres kilómetros. Sicilia, la Italia más meridional, separada del resto física y culturalmente presenta una idiosincrasia similar pero sin duda diferente a su vecina. Por algo la población de Sicilia se siente más siciliana que italiana. En el título de este post elijo la similitud con Cinema Paradiso, una película entrañable como entrañable me ha parecido Sicilia. Hay un fuerte contraste entre precioso y destartalado, calma y caos, sonrisas y ceños fruncidos, verde y marrón, alegría y tristeza. Y es todo ello lo que le da su encanto. Y los arancines… bueno, ahora hablaremos de los arancines (o arancinis). Basta decir que fueron la piedra angular culinaria del viaje, por comodidad y preferencia, aunque había mucho donde elegir. Y es que a la hora de comer existen varias alternativas posibles: hay ristorantes, pizzerias, trattorias, osterias, tavolas caldas,…

Un ristorante es el local digamos “formal”, para sentarse y comer tranquilamente, con servicio de mesa y que, en principio, será más caro que el resto. Las trattorías, cuyo nombre viene de “trattore” que significa ‘preparar’ son parecidos a los restaurantes pero más de andar por casa (lo que nos encanta), restaurantes familiares donde se sirve comida casera. Aunque segun la definición en la wikipedia son lugares donde no se sirve comida bajo un menú, por mi experiencia puedo decir que los había con y sin menu. Eso si, comparto lo del ambiente informal y relajado y lo de los precios bajos 😉 . Por otro lado están las osterias, muy similares  a las trattorias aunque con un espíritu más como de taberna, ya que en origen eran locales (posadas) donde se servía fundamentalmente vino y claro, algo de comida para acompañarlo. Por supuesto, tenemos pizzerias por doquier (que creo que no necesitan descripción) y por último, tavolas caldas. Las tavolas caldas (mesas calientes, literalmente) son pequeños locales de comida “rápida” que se pueden encontrar en cualquier lugar y que pueden servir casi cualquier cosa. En ellas se puede comprar paninis (bocatas), pizza al trancho (trozos de pizza), cous cous con diferentes acompañamientos o arancines. ¡Por opciones que no sea!

¿Y qué es un arancine?

arancinesUn arancine desde fuera podría ser como una croqueta gigante. El formato más común es uno con forma como de gota, con una puntita arriba y una zona más grande y ancha debajo. Sin embargo también los hay más redondeados. Pero dentro no hay bechamel. Se parecen más a las bolas de carne, rodeadas de patata y rebozadas, solo que estas “bolas” llevan arroz  dentro en vez de patata (con azafrán y huevo, en principio). La verdad, es como si fueran raciones individuales de arroz con diferentes cosas, rebozadas y por tanto, transportables. Lo más típico es que estén rellenas de ragú (carne guisada con tomate o a veces, carne picada con tomate), de prosciutto (jamón con queso), de spinaci (espinacas con mozzarella) o al burro (con mantequilla y mozzarella). Y como la imaginación no tiene límites, hay muchas variantes además de los más típicos. La mejor comida trotera para los mediodías 🙂 Si los quieres probar visita El Malandrino.

Palermo: maremagnum

catedral palermo

Catedral de Palermo

Este viaje circular empieza y termina en Palermo, una ciudad que asusta un poco al verla por primera vez, más aun si se llega a la Stazione Centrale y es de noche, porque la falta de luz no deja ver bien los palazzos y chiesas (iglesias) increíbles y falta el ajetreo y bullicio del día, pero no impide ver la suciedad y el estado deplorable en el que están algunos edificios y calles. Además, el calor húmedo constante no ayuda, aunque uno se acaba acostumbrando. Por eso, y lo mismo recomiendo con Catania, no se debe uno dejar llevar por la primera impresión de estas dos ciudades, donde conviven muy íntimamente edificios destartalados y calles descuidadas con  bellos palazzos y chiesas (iglesias) y paisajes o rincones especiales y curiosos. Segun se van descubriendo, ofrecen una cara mucho más bonita y amable.

san cataldo y santa maria dell 'amiragglio

San Cataldo y detrás Santa María dell’Amiragglio

politeama palermo

Teatro Politeama

Como hay tanto, tanto, tanto, […], tanto que ver (unos 81 “reclamos” principales que visitar entre castillos, capillas, iglesias, catedrales, palacios, fuentes, monumentos, plazas, torres, villas, etc, más 25 museos y galerías de arte, 16 teatros y otros muchos más lugares, segun el mapa que nos dieron en la oficina de turismo) sin duda, hay que elegir. Depende de cuánto se quiera ver, uno se puede agobiar más o menos intentando llegar a todos lados o bien disfrutar de un tranquilo paseo y ver lo justo. Y esto es muy personal. Aunque hay que tener en cuenta que (casi) todo se paga.

Callejear siempre es una idea estupenda y de hecho, nosotros hicimos algunos recorridos caóticos que se pueden ordenar en un par de paseos interesantes en forma de cruz y que atraviesan la zona monumental principal:

quattro canti

Quattro Canti

Cogiendo la calle Maqueda desde la Stazione Centrale y siguiendo hacia adelante, se pueden ver las bonitas chiesas de San Cataldo, Santa Caterina y Santa Maria dell’Amiragglio cerca de la Fontana Pretoria. Después se pasa por los Quattro Canti y de allí nos acercamos al teatro Massimo en la Plaza Giusseppe Verdi. Más adelante, se puede ver el teatro Politeama y si se quiere andar más, recto se llega al Giardino Inglese (por su estilo de Jardín Inglés). *Nota glotona: entre ambos teatros, desvíate por la pequeña calle de G. Battista Guccia y visita el Prezzemolo, un ultramarinos donde venden rico queso entre otras cosas ricas. Las señoras te mandan allí, por algo será. De vuelta, se puede hacer una de estas rutas (o las dos) para acabar tranquilamente sentado en un parque:

  • Torciendo a la izquierda en los Quattro Canti y de camino al puerto, pasando la Via Roma y al desviarse otra vez hacia la izquierda se accede a la zona del mercado de la Vucciria, donde se pueden comprar diferentes cosas de comer. Volviendo a retomar la Via Vittorio Enmanuelle y hacia el puerto se pasa por la Porta Felice. Aquí se puede contemplar el mar mientras se pasea por el Foro Italico. Después, volviendo hacia Vittorio Enmanuelle y desviándose por la Salita della Intendenza se llega a Villa Garibaldi con sus enormes magnolios.
  • Si no, torciendo a la derecha en los Quattro Canti llegamos a la Catedral. De ahí se puede (comprar un helado con brioche e) ir a Villa Bonanno (a comerlo) mientras se contempla el Palazzo dei Normanni. Si no has visto la Capilla Palatina y te apetece, está allí mismo.

Para cenar, aunque en realidad nosotros no lo hicimos de esta manera, hay alternativas muy interesantes. Si has acabado en Villa Bonanno, nuestra guía verde Michelín nos recomendaba ir al Gusto Divino, que tenía muy buena pinta pero al que no fuimos, porque nos alojábamos más cerca de la Stazione Centrale. Por otro lado, si el recorrido termina en Villa Garibaldi una buena opción es ir a la Trattoría da Totó o al Enzo, a los que sí fuimos, el primer día y el último, y que son además una opción mucho más económica.

Trattoría da Totó

⇒Via Coltellieri 5

Un lugar único desde luego. Hace honor a la definición de trattoria totalmente. A un lado de una plaza llena de humo, en la que por el día ha habido puestos de pescado y por la noche colocan un tenderete en el que preparan brochetas a la plancha (con las que hacen distintos bocatas y donde hay una buena cola) por un lado, y una barra improvisada en la que sirven bebidas por otro, una terraza con unas siete mesas que casi siempre está llena y un colorido cartel con un menú escrito a mano, corto pero conciso, colgando en la esquina, guardan la entrada a esta trattoria. Situémonos…

Te sientas y una guapa camarera en chándal te trae el menú, a su ritmo. Tiene cara de mal humor. Por la calle pasan niños chillando y jugando a tu lado. Chicos adolescentes pasean por delante de la trattoria, hablan con la camarera, los niños, el de la barra de bebidas. Uno de ellos pasa con la moto, presumiendo. trattoria da totoEn el menú, platos de pasta de primero, pescado a la plancha o frito y ensaladas. Elegimos pasta all’arrabiata y el pescado a la plancha que comen los de al lado. Mmmmm. Calamar grandote, langostinos y pez espada. El frito lleva sardinas, calamares y langostinos. Mejor pez espada, que es muy típico. Upppsss. Se nos ha olvidado pedir las birras y la camarera no sale de dentro de la trattoria. Entro y en la pequeña estancia que recoge unas seis mesas hay un hombre que cena solo, me mira y encoge los hombros. Ya vendrá, tranquilidad. Justo antes estaba otra chica que cenaba en la terraza pidiendo otra cosa, pero la camarera ha desaparecido y se toma su tiempo para volver a salir. Cuando sale le pido las cervezas en un italiano poco convincente pero eficaz: due birra. No hay confusión posible, menos mal. Salgo y en un instante nos trae las birras y el pan. Genial. Y las birras son… de 66 cl!! WOW! Seguimos contemplando la escena que transcurre delante nuestro, en la calle. El chico que estaba en la moto nos trae la cena. Eh? ¡Jajajajaja! Probamos la pasta all’arrabiata, que solo lleva espaguetti y una salsa de tomate natural aplastado (o eso creo yo). Impresionante. Pasta al dente, tomate natural rico rico, de temporada, y una salsa de pescado y/o marisco, picante, son los componentes de esta arrabiata increíble. Devoramos. Pasamos al pescado que está muuuuy bueno, es fresco sin duda, pero no sorprende tanto como la pasta. Mientras, una de las niñas que jugaba vuelve llorando, algo le ha pasado. En la trattoria se desata la ira y el chico de la moto y la camarera (ahora es evidente que son hermanos, el chico es tan guapo como la chica y sus rasgos son casi idénticos) van hacia un puesto que no vemos y parecen increpar a alguien. Un rato de discursión y vuelta a la trattoria. Las niñas se sientan en una mesa que hay cerca nuestro y ha quedado libre, aunque tienen que levantarse pronto porque vienen más clientes. Nosotros mientras hemos acabado con el pescado delicioso y con las birras (mira que bebo despacio, pero con el calor que hace me he bebido más de medio litro sin enterarme). El chico de la moto se sube a ella para recorrer tres metros, hasta la barra de bebidas, y hablar con un amigo. Un espresso para terminar y la camarera al traerlo, de repente, sonríe. Se ilumina el mundo. Pedimos la cuenta. Son 24 euros los dos. Nos vamos más agusto que un arbusto.

Enzo

⇒Via Maurolico 17 – 19

Muy cercano a nuestro hotel y con buenas recomendaciones, el último día en Sicilia nos fuimos a cenar a este restaurante pequeño y lleno hasta las trancas. Se notaba que era un restaurante de barrio, donde se juntaban para cenar grupos de abueletes y abueletas o familias enteras con sus abueletes y/o abueletas. Eso siempre me parece una referencia interesante a la hora de elegir (más sabe el diablo por viejo que por diablo). enzoTiene una buena carta, pero también lo que llaman menús turísticos por 10 y 15 euros, uno de carne y otro de pescado respectivamente, que son una buena opción para comer cantidades abundantes a buen precio. Estos menús constan platos de pasta de primero y segundos a base de carne o pescado, segun el menu elegido. Optamos por probar estos últimos a pesar del nombre tan poco sugerente, ya que en realidad lo que más queríamos era un último fantástico plato de pasta (estaba tan buena siempre…) y yo personalmente, pez espada, de despedida. Por eso no merecía la pena tomar nada de la carta teniendo lo que queríamos a tan buen precio. De todas formas los platos que vimos, tanto en la carta como en las mesas, tenían un aspecto impresionante (una montaña de mejillones enteros sobre un plato de espaguetti, por ejemplo). Eso si, no esperábamos unos platos tan enormes…  Entre los primeros de carne escogimos una clásica pasta boloñesa (que será típica, pero es diferente a la de casa en cada lugar y siempre está meravigliosa) y entre los de pescado, una pasta marinera con gambas y calabacin (que fue un acierto total). De segundo, chuletas de cerdo (sabrosa y bien preparada) y pez espada, claro (jugoso y fresco), que se podían acompañar de ensalada de tomate, patatas fritas, patatas hervidas, etc. En verano la ensalada de tomate es imprescindible y los tomates en Sicilia siempre estaban espectaculares asi que… Al final acabamos llenos a rabiar, pero con muy buen sabor de boca.

Monreale: mare mía!

Fuera de Palermo pero justo al lado se encuentra Monreale. Oyes en todos lados decir de su catedral que es impresionante, que hay que ir, que es muy bonita, que es imprescindible… pantocratorYo reconozo que no esperaba lo que fue y desconfiaba de tanto comentario alagüeño, pero sí que es espectacular. Y distinta: una catedral normanda fusionada con estilo árabe (ya se intuye que es exótica). Al parecer es muy similar a la Capilla Palatina de Palermo pero a lo grande (por eso creo que no merece la pena visitar ambas). Si se va a ver el claustro hay que decir que es muy agradable (con esa sensación de calma que transmiten los claustros) pero contiene además una serie de columnas que es interesante investigar. Si se tiene (y si no se consigue) una explicación de las representaciones de las diferentes columnas se puede convertir la visita en un juego. escenas bibliY si no, siempre se puede simplemente (ad)mirarlas, que lo merecen. Después, la catedral en sí. Por cierto, como en otros muchos sitios de la isla, hay ir bien tapadita para entrar (cosa dificil con 35 grados fuera) porque si no, te harán pagar por unas batas blancas de usar y tirar para que te las enrosques en las piernas o te cubras el pechugamen si enseñas más de lo debido ¬¬ (*nota práctica: llevar siempre en el bolso un fular grandote). Al entrar se me quedó esta cara de OMG/WTF. Además de grande (lo esperado) era dorada (muy dorada) y en lo alto alrededor de la nave central estaban representadas enormes escenas bíblicas. Además, presidiendo todo ello estaba el cristo (pantócrator, “todopoderoso”) enorme, con el mismo estilo de mosaico de las escenas bíblicas que le daba a todo una apariencia como de cómic. Aquí un pequeño Juan Bautista (“el bautis”) cristillo (este no era pantócrator) de la nave lateral:

- ¡Eh, tíos! Que yo ya era un hipster modernaca antes que vosotros

– ¡Eh, tíos! ¡Que yo ya era hipster modernaca antes que vosotros!

Trapani y Erice: mare e montagna

Aunque parezca que no merece la pena, salir del ajetreo de Palermo y recalar en Trapani es una gran idea. trapani gaviotasTrapani es uno de esos lugares tranquilos y estupendos donde relajarse y no hacer nada más que sentarse en una roca y mirar el mar. No se trata de ver monumentos, iglesias o catedrales, se trata de pasear, sentarse, tomar  algo. Si se puede, hay que pasar por el mercado de pescado y ver los enormes peces espada y todos los pececillos raros que hay en las cajas mientras los hombres publicitan su mercancía a golpe de berrido y bromas. Además, un buen baño con ese calor siempre apetece y hay varios lugares para ello. Metiéndose por los rincones se encuentran algunos… Otra opción, si se tiene tiempo, es ir a las Égadas cogiendo uno de los muchos barcos que van hacia allí desde Trapani.

castillo erice

Castillo de Erice

Por otro lado, la atracción de este lugar reside además en que está al lado de Erice, “una ciudad histórica con una paisaje único” como lo describe la guía. Muy de acuerdo. Es una bonita ciudad medieval con cuestas arriba y abajo, unas vistas estupendas y una concentración importante de monumentos que visitar. Se puede llegar en bus o en funicular (este último es más caro, 9€ ida y vuelta, pero también más rápido y espectacular). En este pueblo de montaña al lado del mar hubo un templo dedicado a Venus y una fortaleza normanda con varias iglesias y monasterios. Ahora se pueden visitar la Chiesa Matrice, el campanario, el Castello di Venere (castillo de Venus porque se edificó justo encima del antiguo templo, no es el Castillo de Erice, ojo), la plaza Umberto I o el convento di San Salvatore, entre otras cosas. Las visitas individuales a la iglesia, el campanario o el convento cuestan 2 € cada una, por eso una buena opción es coger un bono que cuesta 5 € y con el que se pueden visitar el Real Duomo (la Chiesa Matrice), la Torre di Re Federico (campanario), el convento di San Salvatore y además, San Martino, San Giuliano y San Giovanni, tres iglesias más. El castillo de Venus si se quiere visitar es bastante más caro (10 € aprox). Pasear por el pueblo, acercarse a los miradores para contemplar las vistas y tomarse una buena Moretti para refrescarse antes de bajar a Trapani a cenar es un planazo 😉

Le Mura

⇒Viale delle Sirene 15/19

Se podía cenar en muchos lugares en Trapani. Ante la duda, andamos y andamos hasta que llegamos a la puntita de la península mientras atardecía. trapani puesta solPor alli encontramos un par de restaurantes y elegimos Le Mura, un restaurante al lado de la muralla que elabora comida típica pero con un poco de imaginación y creatividad.

En este caso, existía un menú degustación por 19 €,  el camarero consultó con el chef cuál sería el de esa noche y nos pareció perfecto. Eso si: lo que nosotros entendemos por menu degustación, es decir, muchos platos pequeños, no era aplicable aquí. Eran muchos platos de tamaño normal. ¿Bacanal? Bastante. Lo bueno es que tomamos especialidades que de otra manera no hubiéramos probado. Para empezar, antipasti compuesto de: panelle (lo negro que parece carbón, no está quemado sino que está teñido con tinta de calamar, sabroso y tierno), gambitas cocidas con mayonesa, caponata di melanzane (más como un encurtido fresco que como un guiso) y un pequeño arancine en un cucurucho de papel. Después, platos enormes de pasta con le sarde (con pan rallado, pedacitos de sardina, piñones, anises… un sabor muy original) y couscous al pesce (acompañado de una salsa de marisco intensa). Y aun quedaban los segundos. Uno era pez espada (♥) y el otro lo que nos definieron como “unos pequeños pescaditos típicos de la zona, fritos”. Resultó ser otro cucurucho de papel lleno de ¡diminutos chopitos! Muy ricos, pero es imposible comerse todos. Además, tomamos una copa de un vino blanco estupendo, del que solo leí Bianco Maggiore, pero después viendo la botella estoy casi segura de que era un Cantine Rallo Bianco Maggiore Grillo de 2013. Cenamos muchísimo y hasta dudé de que el precio pudiera ser de 19 euros por tanta comida (sin vino), pero así fue. Y encima, estupenda.

Le Mura

Y aun quedaban Agrigento, Catania, el Etna, Siracusa, Taormina y Cefalú… Pero eso en el siguiente post, que por hoy ya ha sido suficiente 😉

Información práctica: moverse por Sicilia

Si se elije (como hicimos nosotros) el transporte público como opción para moverse por la isla, cosa que recomiendo si:

  • No te gusta mucho conducir o te estresas fácilmente al volante (el tráfico es “no apto para todo el mundo” en Sicilia)
  • Quieres gastar menos (moverte en coche alquilado sale más caro)
  • Quieres ver lo indispensable (me refiero a que llegar a los pequeños pueblos o calas es complicado con esta opción, no así las grandes ciudades o lugares más destacados)
  • Tienes tiempo y vas con calma (el transporte público es más lento que el coche)

es bueno saber que:

  1. Una vez se llega al aeropuerto de Punta Raisi/Falcone e Borsellino se puede ir hasta la Stazione Centrale de Palermo en tren o en bus (Prestia e Comandè). Ambos tardan unos 50 minutos y cuestan parecido (el tren algo menos, pero alrededor de 6 €).
  2. Cogiendo un bus desde Palermo y hacia el suroeste se llega a Trapani en algo menos de 2 horas (con la compañia Segesta/Interbus, recorrido que no aparece en la web de la compañia pero que existe) saliendo de la estación de bus al lado de la Stazione Centrale de Palermo, por 8.60 €.transporte

    Ci vediamo!

El pícaro

Después de un tiempo con la sección de recomendaciones abandonada voy con una que tenía muchas ganas de hacer. 995920_297695137044001_1539807500_nEn el barrio de Gros en Donosti hace ya un tiempo que abrieron un bar-restaurante italiano llamado “Malandrino” (algo así como pícaro o pillo) donde hacen unas pizzas deliciosas entre otras muchas cosas. Y en este caso el secreto está realmente en la masa, que preparan especialmente bien. Encima, los miércoles se pueden probar tranchos (trozos) de estas ricas pizzas a un muy buen precio: ¡solo 1 €! Y es que este bar hace pintxo-pote ese día, cosa que se agradece muy mucho a mitad de semana 😉 El precio normal son 2 €, si se toma crianza son 2.5 € y si se quiere tomar pizza nada más, que se puede, lo dicho, ¡a un euro! pizza-malandrino-donostia-san-sebastian-pizzeriaPor cierto, aquí también se puede tomar Aperol Spritz, una bebida veneciana. Para nosotros ir alli es ya es un hábito de cada semana, viendo como sacan palas y palas de pizza (grandes pizzas con forma rectangular como en la foto): diabola, de patata, de calabacín y berenjena, de jamón y aceitunas… Pero además, cualquier otro día de la semana uno puede tomar unas patatas al romero o unos riquísimos arancini (o arancine) de picoteo, una ensalada de pulpo con tomate estupenda, por ejemplo, o un plato de pasta o de risotto. Encima, los fines de semana se puede tomar un menu del día por alrededor de 15 €, con un primero, un segundo y un postre. El ambiente y el trato son muy familiares, la verdad es que da gusto. Bueno, bonito, barato: ¡perfetto!

La foto es de Kulturaldia bajo licencia Creative Commons CC BY 3.0 ES

Popeye y otros falsos mitos

Creo que una sección de falsos mitos puede ser una gran idea, ya que hay muchos en torno a la alimentación que permancen en el imaginario colectivo de manera muy arraigada. Para este primer post sobre el tema voy a proponer dos que me parecen especialmente interesantes. El primero, porque todos hemos crecido con él planeando sobre nuestras cabezas (y dentro de nuestros platos) y porque además es un ejemplo estupendo de cómo los mitos se crean y se extienden. El segundo, porque me toca personalmente y aunque no es un mito alimentario como tal (es más bien un mito culinario) sigue estando presente en muchos libros de cocina y (espero que ya no) algunos temarios de tecnología culinaria.

Si Popeye tenía tanta fuerza sería porque se machacaba en el gimnasio

PopeyeCasualidad, el otro día vi este video en la tele. La verdad es que los músculos gigantes de Popeye (Pop-eye, por su ojo tuerto) pueden ser, como dicen en el video, unos enormes tumores o bien ser debidos a muchas horas de pesas en el gimnasio (aunque no son biceps, por algún motivo Popeye tiene hinchados los músculos flexores y extensores de los dedos, así que estoy más con la teoría de los tumores). Pero que las espinacas tengan algo que ver… eso seguro que no.

Como muchos podemos recordar, Popeye tomaba espinacas para ser más fuerte ya que se creía que las espinacas tenían mucho hierro. Si uno hojea un libro de composición de alimentos verá que es cierto que entre las verduras tiene una cantidad nada despreciable (entre 2 y 5 mg por 100 g, según mi viejo libro Tablas de composición de alimentos de O. Moreiras, 7ª edición), pero en este punto me gustaría hablar del hierro no hemo e irme un poco por las ramas. Podemos hablar de dos tipos de hierro alimentario en general: el hierro hemo y el no hemo. El hemo se encuentra solo en productos animales y el no hemo tanto en animales como en vegetales. Sin entrar en detalles, el hierro hemo tiene una estructura tal que es absorbido íntegramente, pero el hierro no hemo tiene una estructura que lo hace poco soluble e interactúa con otros componentes de la dieta. ¿Y todo esto qué significa? Que solamente una pequeña parte de ese hierro, el de los vegetales, llega a las células. Así que por mucho hierro que tengan, lo que realmente llega a ser útil en nuestro cuerpo es solo un pequeño porcentaje.

Volviendo al tema de Popeye y la fuerza que le daba la gran cantidad de hierro que tenían las espinacas… Este dato proviene de un químico alemán, Erich von Wolf, que en 1870 calculó el hierro que había en 100 g de espinacas. Hay dos teorías para lo que pasó después. Una es que, a pesar de salirle en los cálculos 3.5 mg, en algún momento se le olvidó poner el decimal así que en el informe final acabaron siendo 35 mg de hierro en 100 g de espinacas. La otra, más dudosa en mi opinión, es que hizo sus mediciones en espinacas secas, con lo cual el porcentaje aumenta y resultaron ser 35 mg. Para hacernos a la idea de lo que esto supone, basta decir que el hígado tiene 8 mg en 100 g y la sangre tiene 52 mg por 100 g (de nuevo consultando mi viejo lbro). Si las espinacas tenían 35 mg, tenían una barbaridad de hierro. Aparentemente, el creador de Popeye (Elzie Crisler Segar) al ver esto decidió inventar un personaje que se volvía más fuerte gracias a que tomaba todo ese hierro. Y aunque en 1937 se dieron cuenta del error al revisar sus cálculos, el mito ya estaba creado.

En un libro llamado Half life of facts de Samuel Arbesman, entre otras muchas cosas, se contaba esta historia. Aquí el artículo de hace un año sobre el tema: Sorry Popeye, spinach DOESN’T make your muscles big: Expert reveals sailor’s love of the food was due to a misplaced decimal point

Pero la parte más interesante de todo esta historieta, es que alguien (el doctor Mike Sutton), se tomó muy en serio el asunto de Popeye y decidió revisar todo, absolutamente todo, lo que existía sobre él. Y en 2010, en la revista The Internet Journal of Criminology, publicó un artículo llamado SPINACH, IRON and POPEYE: Ironic lessons from biochemistry and history on the importance of healthy eating, healthy scepticism and adequate citation. En este artículo y, después de revisar múltiples fuentes, solo encuentra una referencia, una sola, en la que Popeye explica por qué come espinacas. Y, curiosamente, no es por el hierro. Es por la vitamina A. Y es que las espinacas tienen una gran cantidad de vitamina A (en realidad, precursor de la vitamina A), pero después de tantas vueltas la realidad es que la fuerza de Popeye no tenía nada que ver con el hierro. Esto hace que sea extraño todo el asunto, porque que un alimento con mucho hierro hiciera a un personaje ser increíblemente fuerte tiene sentido desde el punto de vista simbólico (Popeye era un “iron man”) y justifica la creación del personaje. Pero que finalmente fuera por la vitamina A, aunque el “gran descubrimiento” del momento fue que las espinacas lo que tenían era mucho hierro y no mucha vitamina A, que además no es un micronutriente relacionado con una mayor fuerza (es importante en crecimiento y desarrollo, especialmente en ojos, piel y huesos entre otros, eso si), hace que la creación de Popeye sea todo un misterio. ¿Quizás… (teoría incierta) inventó el creador de Popeye un personaje que se volvía fuerte por la vitamina A y al final le presionaron para que fuera por el hierro ya que era la bomba del momento y se les coló una pequeña viñeta con la idea anterior? Podría ser. Eso sí, lo que si sabemos es que el consumo de espinacas se potenció de lo lindo durante años porque supuestamente tenía mucho hierro y si no que se lo digan a todos los niños que comieron (comimos) espinacas hasta por un tubo.

Aquí la figura y el comentario de Mike Sutton en el artículo:

popeye-vitamin-a

This cartoon shows Popeye explaining for the very first time why he eats spinach. Of the hundreds of Popeye cartoons studied to date for this article not one makes even the slightest association between spinach and iron.

 A searing pain in my ass*

Este es un tema sobre el que quería publicar desde hace unos meses, cuando oí desmentir por enésima vez algo que estudiamos como un hecho y luego ha resultado ser falso. Si bien es cierto que hay cuestiones y conceptos que evolucionan con el tiempo y en un momento dado se cree que son de una manera porque han sido investigados hasta cierto punto, pero al cabo de una temporada se examinan más a fondo y hay que rectificar (así es la investigación a veces), otros ya están de sobra desmentidos y no hay razón ni motivo para que sigan circulando. En este caso, cada vez más gente sabe que no es verdad pero se ha extendido mucho y, teniendo en cuenta que los nutricionistas y tecnólogos de alimentos debemos poner un poco de orden en todo ese caos de información en torno a la alimentación, creo que es necesario aclarar este punto (y todo falso mito) todas las veces que sea necesario. Como decía Jean Cocteau (y esto podría ser nuestra frase comodín):

No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría

barbecue-123668_640Pues bien, lo que mucha gente daba por hecho era que, al tostar la superficie de la carne (marcado, dorado), los jugos “se sellaban” (searing en inglés). ¿Esto qué significa?. Pues que, supuestamente, el cocinado a alta temperatura de la superficie de la carne lograba contener los jugos internos en su interior y mantenerla, por tanto, más jugosa. En mi caso así nos lo explicaron en clase y así creíamos que era. Sin embargo los hechos contradecían la teoría, ya que al pasar una pieza de carne por la sartén, vuelta y vuelta, y sacarla al plato enseguida se veía cómo empezaba a soltar jugo (también se nota en la sartén cuando chisporrotea el aceite por el agua que escapa). La verdad es que esto me tenía mosca y había llegado a pensar que no lo había hecho correctamente y que por eso salía agua. Pero después de haberlo hecho 100 veces con idéntico resultado ya vi que no podía ser cierto. Pues bien, en un curso de ciencia y cocina escuché que era una creencia muy extendida y pensé que ya era hora de publicar algo al respecto.

En el libro La cocina y los alimentos de Harold MacGee en su página 172 (en la versión en castellano, la página cambiría para la versión en inglés), que es quien lo comentaba y desmentía en el curso, se explica todo esto muy bien, desde algo similar a la teoría que nos contaban a nosotros  para justificar el sellado (70 años después de haber sido desmentida) hasta el origen del mito y la teoría correcta. No me gusta especialmente trascribir tanta información de un autor para los post, pero creo que esta explicación completa realmente merece la pena 😉 :

LA CUESTIÓN DEL TOSTADO

La explicación más célebre de un libro de cocina es, probablemente, esta antigua frase: “Socarrar la carne para sellar los jugos dentro”. Al eminente químico alemán Justus von Liebig se le ocurrió esta idea hacia 1850. Fue desmentida pocas décadas después, pero su mito sigue vivo, incluso entre cocineros profesionales.

Antes de Liebig, la mayoría de cocineros europeos hacían los asados a cierta distancia del fuego, o protegiéndolos con una capa de papel engrasado, y después lo tostaban rápidamente al final. La retención de jugos no les preocupaba. Pero Liebig pensaba que los componentes hidrosolubles  de la carne tenían importancia nutritiva y que valía la pena minimizar su pédida. En su libro Researches on the Chemistry of Food (Investigaciones sobre la química de alimentos) decía que esto se podía conseguir calentando la carne, lo suficiente para sellarla inmediatamente y dejar los jugos encerrados. Explicaba lo que ocurre cuando se echa un trozo de carne en agua hirviendo y después se reduce la temperatura para una cocción lenta:

<<Cuando se introduce en agua hirviendo, la albúmina se coagula inmediatamente desde la superficie hacia dentro, y en este estado forma una corteza o escudo que ya no permite que el agua de fuera penetre en el interior de la masa de la carne […] La carne retiene sus jugos y queda tan agradable al gusto como pueda quedar asada. Porque en estas circunstancias se ha retenido en la carne la mayor parte de los componentes con sabor de la masa>>

Y si la corteza puede cortar el paso al agua de fuera durante la cocción, también puede mantener dentro los jugos durante el horneado, así que lo mejor es socarrar el asado inmediatamente, y después continuar a una temperatura más baja para terminar de hacer el interior.

Las ideas de Liebig prendieron muy rápidamente entre los cocineros y autores de libros de cocina, incluyendo al eminente chef francés Auguste Escoffier. Pero unos sencillos expermientos en la década de 1930 demostraron que Liebig estaba equivocado. La costra que se forma alrededor de la superficie de la carne no es impermeable, como ha podido comprobar todo cocinero: el continuo siseo de la carne en la sartén, el horno o la parrilla es el sonido de la humedad que escapa continuamente y se evapora. De hecho, la pérdida de humedad es proporcional a la temperatura de la carne, así que el calor intenso del tostado seca la superficie de la carne, gracias a los productos de las reacciones de pardeamiento, y el sabor hace fluir nuestros jugos. Liebig y sus seguidores se equivocaban en los referente a los jugos de la carne, pero acertaban al decir que el socarrado deja la carne deliciosa.

Así pues, el origen del mito a nivel académico viene de Liebig y a nivel culinario parte de Escoffier. Y de ahí, siendo personajes influyentes, se entendió enormemente. Malo es que esté aun en libros de cocina, aunque la cuestión principal es cómo las creencias erróneas de un químico de 1850 acaban en un temario del año 2003 cuando han sido corregidas 70 años antes. En cualquier caso, ya es momento de que dejen de incluirse entre los contenidos de libros de tecnología culinaria y cocina.

* Para evitar que alguien busque la expresión como tal, que no existe, y se encuentre con resultados rarunos, el título es la mezcla de dos expresiones: “a searing pain” (un dolor muy intenso, normalmente ardor) y “a pain in my ass”(algo molesto, lo que llamamos “un grano en el culo”).

La primera imagen de Popeye es de Mick Rogers en su blog bajo licencia CC BY 2.5

La imagen de la barbacoa es de Pixabay y bajo licencia CC0 1.0 (dominio público)

Un cadáver entre plato y plato

un cadáver entre plato y plato Bounesschlupp, Gromperekichelcher, Huesenziwwi, Judd mat Gardebounen, Mummentaart… o sopa de judías verdes con patata, cebolla y panceta, tortitas fritas de patata rallada, ragú de liebre a la pimienta, guiso de cuello de cerdo con habas o tarta rellena de manzana. Para los que no estamos familiarizados con la cocina luxemburguesa son varios de los platos que podemos descubrir en este libro, además de diferentes descripciones muy evocadoras de sensaciones y sabores. Todo ello como aderezo de asesinatos, mangos marcianos, cocineros, críticos gastronómicos, tecnólogos de alimentos y grandes multinacionales de la alimentación. El resultado es una novela negra perfectamente bien incorporada al mundo (turbulento) de la cocina, la gastronomía y la investigación alimentaria. Yo me lo he merendado enseguida 😉

Gutten Appetit!

Guía trotera de supervivencia para comer, beber y disfrutar en Borgoña

Supongo que pensar en ir a Borgoña sugiere un viaje lleno de glamour rodeado de ricos vinos. Es una opción, desde luego. Sin embargo voy a proponer algo más de andar por casa (sin privarse de cosas ricas, eso sí) que sirva como guía para pasar un fin de semana largo entre Dijon y Beaune, trés jolie y bon marché. Ahí van mis consejos…

Capitulo I: Vinos de Borgoña, cervezas, siropes y bebidas de té

Empezando por el qué beber en Borgoña… si, vino, claro. Parece lo obvio. Desgraciadamente, no vuelvo con grandes recomendaciones de Grands Crus. vinoUna copita de vino cuesta como mínimo 4 € y la verdad es que no he probado aun ninguno que los merezca. Puede que sea que los que he probado, casualidad, no eran muy buenos o quizás es que haya que hacerse a ellos, acostumbrar al paladar a estos sabores y texturas tan diferentes. La mayoría me resultaron vinos con poco cuerpo y sabores u olores no especialmente agradables (sabores a madera exageradamente intensos o aromas a húmedad, como a fregona mojada). En una ocasión pedí un pinot noire y estaba más rico, entre otras cosas porque tenía más cuerpo que el resto. Sin embargo otros Côte de Beaune que probé me resultaron insípidos, mientras que a una amiga (con buen paladar) le gustaban bastante esa textura y ese sabor más ligeros. Quiero pensar que es cuestión de gusto. Por otra parte, los blancos que probamos me parecieron más sabrosos y ricos, como un blanco dulzón llamado Domaine de Laguille, un Côtes de Gascogne (Gros Manseng). Por cierto, algo curioso es que hasta en el supermercado son caros. Aquí por 5 € hay vinos más que decentes, pero allí habría que pagar entre 15 y 20 € para empezar a probar algo agradable al paladar. En fin, esta ha sido una primera toma de contacto con los vinos de Borgoña, no desisto. No será la primera vez que algo resulta desagradable a la primera y después nos encanta, ¿verdad? A pesar de todo, si se quiere probar una muestra de vinos de la zona tengo una mejor opción y más económica en comparación (que ir probando copitas o comprando botellas a precios prohibitivos). Más adelante la comentaré…

Visto lo visto, ya sé que en un lugar de vinos como Borgoña parece un sacrilegio pedir cerveza pero es mi elección sin duda. Las cervezas también son caras, pero como opción me parecen mucho más interesantes. En los bares hay cañas (biére pression), en algunos de marcas como Heineken y Kronenbourg, pero en otros de Leffe, Grimbergen o Chouffe. La caña también cuesta unos 4 € pero la relación calidad-precio es mejor en este caso. Y si alguien se anima a probar las especialidades francesas, tiene varias opciones:

  • Panaché: el panaché es sencillamente una clara, es decir, cerveza con gaseosa.
  • Mónaco: esta es una bebida que se ve mucho. Es de color rojo, ya que se hace mezclando una clara con sirope de granadina, adquiriendo así en parte el color del la bandera de Mónaco. Por cierto, les encantan los siropes, de todos los colores, de todos los sabores.
  • Picon: se le llama picon a la cerveza rubia con Picon®, una bebida amarga a base de naranja.

arizonaSi hablamos de bebidas sin alcohol, es habitual ver a la gente en los bares con unas bonitas botellas de té de diferentes sabores: té verde con miel, té con sabor a limón, té verde con granada, té con sabor a melocotón o té blanco con arándanos. La marca es Arizona, son de EEUU y son muy suaves. No son muy dulces, cosa curiosa, con lo cual es una opción bastante sana y que encima no empalaga. Si miramos en la página francesa existen sólo estas 5 variedades, pero la página americana es una locura. Existe la página en español, pero no he visto por aquí*, y segun la misma existen las mismas 5 variedades que existen en Francia. Precio: entre 1.5 € y 2.5€ según dónde lo compremos.

*Acabo de encontrar en una tiendita cerca de mi casa y costaban 1.6 €. Estaban prácticamente todas las variedades de tés verdes y negros. No las había visto antes, puede que hayan traído porque es veranito 😉

Capitulo II: beaucoup de fromage

Algo que nunca decepciona en Francia son sus quesos, vayamos a donde vayamos. La variedad es mucho mayor a la que tenemos nosotros y hay varios tipos que la verdad, entran a cualquier hora del día, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche.

comte IRecomiendo hacerse con unos cuantos trozos de queso (a mí me gustan especialmente el Morbier y el Comté, que son más bien suaves, pero si gustan los más apestosos y olorosos tranquilidad, porque hay mil tipos que pueden destrozar la pituitaria de cualquiera). Hay muchas variedades locales: Époisses de Bourgogne, Délice, Régal Bourgogne aux Raisins, St Soleil, Morvan, Palet de Borgoña, Poiset au Marc, Lámi du Chambertin, Maconnais, Aisy Cendré, Délice des Crémiers, etc. Un buen plan es comprar varios tipos de queso y  pan y hacer una comida al trote, para no detenerse demasiado a la hora de comer y poder así visitar más sitios. Además, el queso al aire libre es una delicia…

Capitulo III: especialidades locales en el mercado

En Dijon hay un mercado que los sábados es un hervidero de gente. Si vamos allí no merece la pena detenerse en las pescaderías, ya que el pescado no es especialmente bueno en esta zona. Sin embargo, hay otras cosas que sí son interesantes y con las que se puede almorzar in situ: justo en el centro del mercado hay un “chiringuito” que sirve vinos y donde se puede comer lo que se compre (para ayudar a pasar el vino 😉 ).

Al pasear por el mercado veremos carnicerías, pescaderías, charcuterías, puestos de frutas y verduras, puestos con muchos tipos de quesos, puestos con dulces y pasteles e incluso puestos con ingredientes y comidas asiáticas. Muchos puestos. chiringuito IIIEntre tanta comida parece difícil centrar la atención en una sola cosa. He aquí mi propuesta si la intención es comprar cosas para comerlas en el mencionado “chiringuito” central:

1. Lo primero, hacerse con un poco de pan, que en Francia es bastante rico en general.

2. Para acompañar el pan se pueden comprar varias cosas: el omnipresente queso (por supuesto) o embutidos. Es típico de la zona el saucisson lyonnaise, que es un salchichón bastante ancho del que existen múltiples variedades. Yo vi con avellanas y cépes, pero por lo visto hay con queso Beaufort, myrtilles (una especie de pequeños arándanos muy típicos de Francia), queso de cabra, aceitunas, nueces, ahumado, etc. Puedo hablar del de avellanas, que me llamó la atención y fue el que compré. Lo cierto es que esperaba encontrarme avellana tostada y picada en el interior pero no, lo que tiene es avellanas enteras y crudas. La verdad es que resulta curioso encontrarse esa textura en el salchichón pero no me parece una combinación especialmente acertada. El resto de combinaciones sería cuestión de probar, pero intuyo que el de myrtilles sea mejor. En cualquier caso el salchichón en sí está muy rico pero ojo, porque no es barato (10-15 € la pieza). Otra buena opción es comprar algún tipo de paté (que también los hay con setas, con frutos secos, etc) y del cual podemos obtener un trozo para almorzar a buen precio (1-2 €).

3. Una cosa que se ve mucho allí y que es muy apropiado para esta parada es el pâté en croûte, un paté envuelto en masa brisa u hojaldre. En su interior evidentemente hay paté (el primero que probamos era de súper y estaba relleno de paté de campaña), pero también hay variantes (en el mercado cogimos uno con trozos de pollo, mostaza y limón, riquísimo).

4. Si lo que nos apetece son dulces, allí es típico el Pain d’épices, unos bizcochos especiados de sabor fuerte y anisado, pero que son algo secos. Hay muchas variaciones en diferentes formatos y con diferentes añadidos (chocolate, myrtilles, etc). De todas formas los recomiendo más bien para el desayuno, porque como mejor están es untados en leche 😉pan de epices

Por otro lado, entre los cientos de pasteles que hay en las pastelerías sería complicado elegir uno solo. Aun así yo recomiendo probar la tarta de limón (tarte au citron). Para quien no la conozca, es una tartaleta rellena de crema al limón cubierta de merengue gratinado. La crema es dulce y ácida por efecto del limón (la clave está en que estén equilibrados el dulzor y acidez), la tartaleta crujiente y el merengue dulce y esponjoso. Una combinación deliciosa. Aquí no es tan fácil encontralo y es una manera de salise del típico pain au chocolat en el que todos caemos, pero que ya está muy visto.

pastel de limon

5. Y antes de irse, claro, se puede comprar un poco de mostaza de Dijon, tan famosa. Está la típica, pero la hay con vino blanco, casis, avellanas, en grano, con estragón,… Lo cierto es que se puede comprar en mil sitios. Es recomendable saber que los franceses nunca la compran “tuneada”, lo que hacen es comprar la básica y luego le añaden los diferentes ingredientes ellos mismos.

Capitulo IV: si se tiene cocina y se puede montar el tenderete, prepare unas Galettes

Si se va a casa de algún conocido, a unos apartamentos o en resumen, se tiene acceso a una cocina, hay algo que siempre es una gran idea: preparar galettes. Conseguir harina para galettes es fácil, es una opción económica, es típico de Francia y está bien rico.

Nosotros estamos muy acostumbrados a los crepes, pero una especialidad de otra zona de Francia (Bretaña) es una variedad de los crepes elaborada con trigo sarraceno (que no es trigo sino alforfón) y que son lo mejor para un relleno salado. galetteLas galettes son más oscuras y quedan más crujientes, con un textura menos esponjosa que la de un crepe. Se pueden rellenar desde con jamón y queso hasta con salchichas, carne picada, pollo, bechamel, huevo, verduritas o (lo mejor) una combinación de varios ingredientes. La carne picada o el pollo con bechamel y verduritas es una mezcla exquisita, pero si se quiere algo más típico de allí, lo suyo es hacer de jamón, queso (a veces también cebolla) y huevo (galette complète) o enrollado alrededor de una salchicha de la zona a modo de perrito caliente (galette saucisse).

Capitulo V: visitas culturales, paradas gastronómicas

Voy a hacer un par de recomendaciones de lugares y comidas que me gustaron especialmente.

Una es Beaune. Se pronuncia “bon” pero no hay que confundirlo con Bonn, en Alemania. Lo digo porque cuando le decíamos a la gente que habíamos ido a “Bon” todos nos miraban con ojos desorbitados porque pensaban que nos habíamos hecho una excursión de 1000 km para pasar el día en Alemania. Nein. Por cierto, el tren de ida y vuelta entre Beaune y Dijon cuesta algo menos de 16 €.

Beaune es otro pueblito cerca de Dijon que se centra en el turismo enológico. Este es un buen lugar para visitar una bodega y probar vinos de Borgoña a buen precio si se tiene antojo. Nosotras fuimos a una, Patriarche Père et Fils, que no puedo decir que fuera la mejor opción pero que al fin y al cabo no salió tan mal. Lo cierto es que la elegimos porque éramos un grupo de personas con ganas de beber vino, a poder ser probando varios tipos, y en el que bastantes de ellas no sabían francés, cosa que limitaba las posibilidades.

  • Los puntos a favor eran que la bodega por dentro estaba bien, era bonita (por dentro, no por fuera) y que por 16 € probabas 13 tipos de vino, 3 blancos y 10 tintos (además te daban un chupito de licor de casis al final). Y que salías mucho más alegre de lo que habías entrado, por descontado.
  • Los puntos en contra: por un lado las dos pantallas al principio de la visita que te hacían la introducción, eso sí, en varios idiomas a elegir, pero a velocidad de vértigo. La voz en off hablaba tan rápido que nos dio un ataque de risa -no bocalizaba- porque era como si fuera a cámara rápida. Y por otro, que el personal no brillaba por su simpatía. La verdad es que hay varias opciones para ver bodegas en Beaune si se quiere una visita más elaborada, incluida una visita con cata sensorial que parecía muy interesante.

artilugio vinoComo curiosidad, comentar que con la entrada regalaban un extraño artilugio de metal para catar los vinos. Al parecer, es una reproducción de los que se usaban para catar vino antiguamente en Borgoña.

En Beaune se puede visitar, dentro de los Hospices de Beaune, el Hôtel-Dieu. maese bertrandEs un edificio precioso y la visita se realiza con audioguía, que aporta un montón de información. Durante la visita se pasa por diferentes estancias, como la sala de los pobres, la sala de San Nicolás, la cocina o la farmacia. Es especialmente interesante, desde el punto de vista gastronómico, la cocina. La comida que se servía en el hospicio se realizaba segun los tratados nutricionales de la época. Allí explican  cómo se creía que existían diferentes tipos de alimentos: los alimentos calientes, los fríos y los húmedos. hotel dieuY al parecer, los alimentos fríos y húmedos no eran muy buenos para la salud. También se puede ver a un simpático autómata llamado Maese Bertrand, que mediante un sistema de cremallera sube y baja las ollas.

Con el dinero que se recauda del turismo por el Hotel Dieu y con una subasta anual de los vinos de los Hospicios de Beaune se mantienen todas las infraestructuras de la obra.

En Dijon por su parte hay muchísimos edificios que visitar (después de París es uno de los centros más importantes de Francia) como por ejemplo las iglesias de Notre Dame o Saint Bénigne. Notre Dame es muy especial, con dos filas de columnas en la fachada, la típica lechuza en un lateral en el exterior y un demonio en la puerta que protege del mal. notre dameLa estética de la ciudad es muy bonita, al igual que en Beaune, por lo que solo el pasear por allí y admirar los edificios ya merece la pena. De toda formas, entre iglesia e iglesia hay que comer algo. Y el sitio es el O´Bareuzai. Esta va a ser una recomendación algo ambigua: el lugar está bien situado y la comida se puede decir que está bastante rica. Por otro lado (esto pongamos que no es ni un pro ni un contra sino sólo un “WTF”), su baño de mujeres es fascinante: tiene un gran espejo en el que contemplarse una misma sentada en todo su esplendor mientras visita el aseo –oh la lá, le glamour– con un fondo de 24 rollos de papel higiénico colgando de la pared. Volviendo al bar-restaurante, en él se junta gente de todas la edades y está bastante lleno. El gran punto negro del lugar es que sus camareros son más rancios que un huevo de cien años. Te hacen esperar un montón de tiempo y el trato no es nada afable. No te dan la carta cuando vas a comer y andan bastante despistados en general. Y no se por qué la cosa no cambia. Basta echar un vistazo a Tripadvisor para ver que esto lleva así tiempo. Como decía, esta es una recomendación ambigua. Si alguien, que a estas alturas ya está avisado de lo que hay, se atreve a ir allí a pesar de todo tengo algo que decirle: que se pida una Tartine Croque-Madame que está de muerte. Es una tosta muy grande de jamón y queso cubierto de crême fraîche con cebolllino y especias, gratinada. Una locura. Además viene con acompañante: se puede elegir o bien ensalada o bien “lo que ellos llaman sopa”. Esta “sopa” es más bien una crema de verduras, cremosa y super-super rica. Supongo que puede variar con los días, la que yo probé era un 10.

Anexo

Para terminar la visita, se puede ir por la noche al Peniche Cancale, un barco en el canal de Dijon que ofrece conciertos, comida y cerveza a precios razonables…

Le bonheur, c’est comme du sucre à la crème, si tu en veux, il faut que tu t’en fasse

El hombre que asó pan en una lápida

O el hombre que protagonizó una macabra anécdota con tostadas… Realmente hay muchos títulos posibles para este post: El hombre que asó una pierna de cordero en un secador de patatas… el hombre que creó el primer prototipo de horno modernoel hombre que ideó una sopa horrible para la hambruna… el hombre que inventó una cocina, una chimenea y una cafetera de filtroel hombre que tienen un cráter con su nombre en la Luna… Resulta que estudiando la ciencia de la cocina me he topado con un tipo singular…

El conde de la cocina

Rumford´s coffee percolatorSi pensamos en la cocina a vacío, pensamos en minimalismo y técnicas novedosas. En sí consiste en cocinar los alimentos envasados a vacío a temperaturas constantes por debajo de los 100ºC durante un tiempo determinado. La base de esta técnica es que al cocinar los alimentos lentamente, a baja temperatura, logramos unas mejores cualidades organolépticas (sabores más intensos, concentrados, texturas más tiernas y jugosas) y nutritivas (al cocinar a baja temperatura hay una menor destrucción de nutrientes).

Desde luego la técnica se empezó a usar hace pocos años, hacia el 2000, pero se desarrolló en los años 60 en Francia, de ahí que el término habitual sea cocina sous-vide. Sin embargo, la primera persona que demostró la importancia (y bondades) de cocinar a baja temperatura (no aun a vacío) fue, de hecho, un físico. Un físico norteamericano que, si bien allí es bien conocido por sus descubrimientos y estudios sobre termodinámica (y cocina), aquí conserva bastante bien su anonimato: Benjamin Thompson. ¿No os dice nada? Lo cierto es que como mejor se le conoce es como Conde Rumford.

Este señor vivió hace dos siglos, no tuvo una educación formal y se casó con una rica viuda (un clásico) convirtiéndose así en el Conde de Rumford. En la guerra de independencia de EEUU, en la que se enfrentaron las colonias inglesas contra Gran Bretaña, él se posicionó a favor de Gran Bretaña. Y casi al final de la guerra protagonizó una anécdota, o mejor dicho, sus tropas, de lo más siniestra…

Guerra psicoculinaria

Así describe Harold McGee, que es de quien oí esta historia, la anécdota en concreto.

Nuestro protagonista, el Conde Rumford, condujo en 1782 a la caballería hasta Huntington (Long Island) y decidió establecerse en el cementerio del pueblo, puesto que estaba en una colina y le parecía un lugar muy estratégico para observar a sus enemigos. Al fuerte que construyeron se le llamó Fort Golgotha (Golgota o Calvario era el nombre del lugar donde se crucificó a Jesús, que se traduce como “lugar de calaveras”). Pues bien, para construir el fuerte desmantelaron la iglesia y en el cementerio anexo empezaron a quitar lápidas con las que fabricaron varias cosas; entre ellas hornos de piedra. tumbaLa idea era poner fuego debajo de las piedras, que al calentarse permitían  asar cosas encima (como pan por ejemplo). No sé si eran conscientes de ello, pero al tostar pan en las lápidas los nombres, fechas y epitafios de las mismas se grababan en el pan. Casi puedo imaginarme a unos soldados comiendo pan y leyendo de repente en sus tostadas algo como “Here lies Good Old Fred, a big rock fell on his head. R.I.P” (“WTF!?”). El caso es que este descubrimiento les brindó la oportunidad de hacerse con un arma psicológica contra el enemigo: se les ocurrió enviar esas macabras tostadas a los habitantes del pueblo, con las inscripciones de las tumbas de sus familiares grabadas. Algo que a los lugareños les pareció fatal, claro.

tombstone breadComo curiosidad, aquí el “pan de tumba” no existe, pero en EEUU se habla del “Tombstone Bread”, algo antiguo que supongo que era un pan hecho en horno de leña, pero lo curioso es que hay viejas tablas de cortar pan del siglo XIX que tienen forma de lápida…

El primer horno moderno

Rumford fireplaceEstando en el ejército el Conde de Rumford investigó con la pólvora y más tarde acabó diseñando cañones. Como era un tipo curioso, empezó a interesarse por el calor, a hacerse preguntas y a desafiar las teorías de la época. Entonces estaba aceptado que el calor era un fluido, pero él dijo que era más como “una vibración” (es energía y las moléculas vibran al calentarse). Como comenta Harold McGee, descubrió que el movimiento del calor en líquidos es por convección, mientras tomaba sopa y se preguntaba por qué siempre se quemaba con ella. Su interés y curiosidad por el calor le llevó a realizar diferentes experimentos y a fabricar varios artilugios. Entre sus múltiples inventos estaba un desecador de patatas, que funcionaba metiendo las patatas en una caja metálica cerrada y manteniéndolas a una temperatura baja y constante, de manera que se calentaban muy lentamente (en vez de ponerlas directamente al fuego para que no se cocinaran).

Desde luego su curiosidad quedó demostrada, porque decidió intentar asar una pierna de cordero en su desecador de patatas (¿por qué no?) y después de 3 horas viendo que estaba más bien crudo se rindió y volvió a casa, dándole la caja con la pierna dentro a las cocineras. red-31715_640Quizás no sabiendo muy bien qué hacer con ella, las cocineras la dejaron en el desecador toda la noche y se fueron a dormir. A la mañana siguiente, con lo que tiene ese hambre matutino, decidieron sacar la pierna de la caja para desayunársela puesto que era una pena desperdiciarla. Y descubrieron, oh sorpresa, que estaba perfectamente cocinada y además, bien rica. Teniendo en cuenta que la dejaron en el fuego que estaba extinguiéndose, las cocineras alucinaron. Cuando se lo llevaron al conde éste pensó que estaba increíblemente tierno y que tenía mucho más sabor, y además no estaba ni cocido ni asado (entonces se asaba carne directamente en el fuego). Para probar de nuevo el descubrimiento, realizó una cata ciega asando dos piernas del mismo animal y con el mismo peso (un experimento científico bien diseñado), una en su desecador y otra en un espetón en el fuego. Las personas que lo probaron dijeron que la del desecador estaba mucho más rica, más jugosa y con mejor sabor. Lo cierto es que si pensamos en una caja metálica cerrada con temperatura constante y calentamiento por convección, este señor lo que realmente ideó fue, sin saberlo, el primer prototipo de horno moderno de la historia (pues hornos rudimentarios existen desde la prehistoria).

La temible sopa Rumford

rumforlibroEn un momento de su vida se estableció en Alemania, más concretamente en Baviera, (después de ponerse en el bando de los ingleses en la guerra y liarla parda con las tostadas, al bueno de Rumford no le quedó otra que huir a Europa) y allí aportó dos cosas a la historia: una buena y la otra, aparentemente, no tan buena. Siguiendo con su amor por las patatas estableció el cultivo de la misma en Baviera (bueno) e inventó la sopa Rumford (no tan bueno) como paliativo del hambre del momento. En aquella época en Europa había un hambruna tremenda y esta sopa compuesta por grandes cantidades de hidratos de carbono provenientes de patatas, avena y guisantes era muy nutritiva, por lo que servía para alimentar a la población más pobre. No suena tan mal, pero a pesar de todo la gente la rechazaba por parecerle poco menos que agua sucia (y es que, en efecto, debía de ser una sosez ya que ni la patata ni la avena ni los guisantes secos tienen un sabor demasiado intenso). Esta “maravilla” culinaria llegó hasta aquí, pues en 2010 se publicó un libro, Patatas a los pobre, en el que se habla de los comedores sociales en Bilbao entre 1834-2009 y ahí comentan que, entre las “recetas” de comida en estos comedores, estaban la patatas a los pobre y la sopa Rumford: “…O la sopa Rumford, brebaje altamente nutritivo elaborado con huesos, sangre y otros despojos cárnicos de bajo precio, ideado por un conde alemán para alimentar a sus tropas. Sabía tan mal que, cuando la Casa de Misericordia la introdujo en sus menús, allá por 1801, los indigentes se amotinaron. Con aquellos condumios se trataba estrictamente de <<matar el hambre>> de los pobres.” Por lo que sé esta sopa era para prisioneros y pobres, no tanto para sus tropas, a las que, si se les daba para comer además de “pan de tumbas” un plato de sopa Rumford se amotinarían seguro. Yo al menos le daría ese toque de cocina minimalista que todo lo embellece: Caldo de despojos al sutil perfume de patata con un ligero toque de amotinamiento y Pan tostado lentamente en la lápida al aire de occiso y deje de epitafio. Ufff…

Aparte de su poco exitosa sopa, este hombre, evidentemente mejor científico que cocinero, inventó un tipo de chimeneaRumford fireplace, que aun hoy día (200 años después) se sigue fabricando. Y para mejorar su relación con lo culinario, hay que decir que también creó una cafetera de goteo de filtro (con una camisa de agua caliente alrededor que mantenía el calor del café evitando el contacto directo entre cocina y café, para no estropearlo) e incluso una cocina. Es curioso como, siendo una persona que aportó tantas cosas a la ciencia y más concretamente, a la tecnología de alimentos, jamás se le nombre en estos campos.

Estoy grogui

“Feeling groggy”

Si pensamos en la palabra grogui, que significa algo así como “atontado, mareado, adormilado”, no se parece a nada conocido. Se suele decir que uno “se ha quedao grogui” cuando le entra, por ejemplo, la modorra de después de comer o cuando se está algo mareado. Pero esa palabra, grogui, no nos dice nada ¿no? ¿Y de dónde viene entonces? ¿Por qué decimos que estamos groguis?

El término en sí viene del inglés y ha sido adaptado al castellano, como muchas otras palabras: groggy, que significa lo mismo y también “borracho”. Para nosotros sigue sin tener sentido, pero en este punto para una persona, pongamos, australiana, seguramente tenga mucho sentido.

En Australia y Nueva Zelanda a las bebidas alcohólicas en general se les llama grog. Y de ahí que groggy sea estar “borracho” o “mareado, adormilado y atontado”, que es el estado en que te dejan los licores. Aunque, en origen, el grog no era cualquier bebida alcohólica sino una en concreto…

Marineros y piratas

ronEl origen del grog se debe al almirante inglés de la Royal Navy, Edward Vernon, al que apodaban Old Grog u Old Grogram por el abrigo de grogram que llevaba. El 21 de agosto de 1740 Vernon emitió una orden por la cual el ron debía ser rebajado con agua bajo la vigilancia de un oficial (si, porque las borracheras a bordo eran en este punto ya algo épico). Por lo tanto, los marineros gozarían de dos raciones al día. Para mejorar el sabor estos añadieron azúcar y lima dando origen al “grog“, llamado así en honor al almirante.

De esta manera la marina británica redujo el consumo de ron por parte de los marineros, y para aquellos soldados que tenían que entrar en batalla, era una modo de que se mantuviesen lo suficientemente conscientes durante los combates en el mar. Aparentemente, fue la bebida favorita de los marineros británicos durante años (aunque por lo dicho hasta ahora esto se debería a que era la única bebida permitida). Hoy día hay muchas recetas de grog, con diferentes licores de base, con agua y lima o limón y diferentes especias, y se pueden tomar tanto calientes como frías.

Limey y escorbuto

pirateIILimey es un nombre que se les da a los ingleses, por lime-juicer, debido a que exprimían lima o limón para echarla a sus rones para, en parte como se decía antes, mejorar el sabor, pero más concretamente para prevenir el escorbuto, una enfermedad típica de marineros y piratas. Los largos viajes por mar tenían un efecto bastante devastador en la nutrición de los marineros, debido a la falta de agua, escasez de alimentos frescos (la comida que tenían era seca, como cereales o carne) y las malísimas condiciones en que se consumían los alimentos de los que disponían (panes viejos, mohosos y a menudo con insectos, por ejemplo). Quizás lo peor era que la falta de frutas y verduras frescas y, más concretamente, de ácido ascórbico o vitamina C,  les producía escorbuto, una enfermedad que, en origen, significa algo así como “ruptura de vientre” (suena fatal) y era la causa de muchas de las muertes que se producían en los largos viajes por mar. Lo cierto es que se caracteriza por sangrados de mucosas, pérdida de la dentición, palidez y manchas en la piel, entre otros síntomas, además de sensación de malestar y aletargamiento. Total, que suponía un gran problema de salud y había que solucionarlo. Y se dieron cuenta de que los cítricos evitaban esta enfermedad por lo que, muy inteligentemente, lo añadieron a algo que siempre iban a consumir: el ron.

La foto de los piratas transportando ron es de Wikipedia Commons y es de dominio público

La foto del pirata bebiendo grog es de theFATpirate bajo licencia cc BY-NC-SA 3.0

¡Al rico pintxo!

Yo soy patatera (como se llama por aqui a los alaveses) y algo que llevo haciendo muchos años es tomarme alguno de los pintxos que multitud de bares de Vitoria elaboran durante la Semana del Pintxo. Hasta ahora lo organizaba la Asociación de empresarios de Hostelería de Álava, pero este año Gasteiz On ha tomado el relevo. Esta asociación trabaja para el desarrollo y fomento del comercio, servicios y hostelería del centro urbano de Vitoria-Gasteiz mediante diferentes acciones.

Portada de la guía de pintxos

Portada de la guía de pintxos

Entre otros muchos (muchísimos) eventos, organiza la Ruta de las Barricas y el Mercado de la Almendra (que el primer fin de semana de cada mes llena el Casco Medieval de puestillos de artesanía, pasteles y otras muchas delicias y donde ya llevamos años disfrutando de los pintxos del pintxo-pote de la ruta de las Barricas, donde nació el famoso pintxo-pote), la feria enogastronómica Ardoaraba (que ofrece la posibilidad de degustar diferentes vinos de Rioja alavesa y acompañarlos de algunos platos) o la pasarela de pintxos durante la pasarela de moda Gasteiz On (buscando sinergias entre la moda presentada en pasarela y los pintxos de algunos bares).

"Uno de los nuestros" en el 4 azules

“Uno de los nuestros” en el 4 azules

Y este año, y de la mano de Blog On Brands, hemos sido invitados por Gasteiz On a degustar varios pintxos de la XI Semana del Pintxo durante un día. Un lujo. Ojalá hubiéramos podido probar todos los pintxos, aunque eso hubiera supuesto un empacho monumental (participan 47 bares, cada uno con dos pintxos diferentes, lo que suponen…¡¡94 pìntxos!!). Como curiosidad, comentar que aunque la mayoría sean bares de Vitoria-Gasteiz, es la Semana del Pintxo de Álava. Y este año participaban, fuera de la capital alavesa, la Casa del Patrón de Murgia y el Hogar de Jubilados de Labastida. Desde luego hay mucha variedad donde elegir, que resulta ser siempre lo más complicado. El horario limitó nuestras posibilidades, lo que es en parte una ventaja para ayudarnos a seleccionar, pero que hizo que nos quedáramos con ganas de probar algunos que habíamos “fichado”. Nos repartimos, para poder comer el mayor número posible (una buena estrategia es fundamental ;)).

Risotto en Portibello

Risotto en Portobello en el 4 azules

Primero estuvimos en el bar 4 azules, donde probamos “Uno de los nuestros” (un rico pintxo de patatas con trocitos de chorizo crujiente sobre una tosta) y un Risotto en Portobello (risotto con foie encima de un champiñón Portobello, que decidimos que como mejor estaba era de un bocado para apreciar todos los sabores a la vez).

Ravioli de calabaza y tartar de mejillón y berberecho en el Izartza

Ravioli de calabaza y tartar de mejillón y berberecho en el Izartza

Después fuimos al cercano bar Izartza, donde siempre que puedo tomo un Gessami (un delicioso vino blanco que una vez me recomendaron allí mismo y que me encanta) y que maridamos estupendamente con el Ravioli de Calabaza y el Tartar de Mejillón y Berberecho (en ese orden, como muy inteligentemente nos sugirieron).

Callos&Morros y Sr. Txangurro en el Toloño

Callos&Morros y Sr. Txangurro en el Toloño

Salimos y muy cerca estaba el bar Toloño, que era una cita obligada porque sus pintxos muy pocas veces defraudan. Allí nos ofrecían un clásico entre los clásicos, Callos&Morros, muy ricos, y uno de los mejores pintxos que probamos en el día: Sr. Txangurro (hasta el nombre me gustó), una copa con rico txangurro abajo y encima un puré de… ¡coliflor! Para meter la cuchara hasta el fondo y delicioso. Al salir, a pesar del gélido día que nos tocó, ya habíamos entrado en calor.

Terciopelo de patata y mini-hamburguesa de cordero en Donde siempre, Café Bistró

Terciopelo de patata y mini-hamburguesa de cordero en Donde siempre, Café Bistró

Empezaban a cerrar las cocinas de los bares pero conseguimos llegar a Donde Siempre, Café-Bistró. No había nadie, así que acaparamos toda la atención de nuestros anfitriones. Tenía dudas sobre qué crianza tomar, un conocido Piérola (que me encanta) o un Lan (que me habían recomendado) y el camarero me ofreció una explicación estupenda sobre las características de cada uno, que me convenció de que lo que iba a disfrutar más en ese momento era un Piérola. Después, nos retaron: si acertábamos los ingredientes de los que estaba compuesto el Terciopelo de Patata con Huevo de Codorniz, no pagábamos. No acertamos todos los ingredientes ¡no era tan fácil! Después, nos sorprendieron con una Mini-Hamburguesa de Cordero (cuando veía en recetas de otros países carne picada de cordero pensaba Qué delicia… soy fan de la carne picada y una hamburguesa de cordero es otra cosa).

Crepe de Plágaro y grisine de espárrago triguero en el Resbaladero

Crepe de Plágaro y grisine de espárrago triguero en el Resbaladero

Nuestras posibilidades se reducían a medida que avanzaba la tarde, pero encontramos abierta la cocina de El Resbaladero. Allí, probamos dos combinaciones-acierto-seguro muy ricas: un Crepe by Plágaro (crepe con zonas crujientes relleno de marisco con una salsa muy sabrosa) y un Grisine de Espárrago Triguero (envuelto en masa brick, con jamón crocante y una salsa de queso Idiazábal que sabía como Gasta Zaharra). Ñam ñam.

Carpaccio de bonito del Cantábrico en la Huerta

Carpaccio de bonito del Cantábrico en la Huerta

Y por último, nos juntamos todos otra vez para ir hasta uno de los pocos bares que tenían abierta la cocina a aquellas intempestivas horas: La Huerta. Aquí terminamos la jornada de pintxos a lo grande: con un fantástico Carpaccio de Bonito del Cantábrico y un Taco de Venado con… ¡¡Fresas!! Guau.

Lo pasamos estupendamente y nos pusimos las botas.

Taco de venado con fresas en La huerta

Taco de venado con fresas en La Huerta

La Semana del Pintxo pretende, estimulando la creatividad y dinamismo, promocionar a los diferentes establecimientos participantes. Se podrá disfrutar de los pintxos del concurso entre los días 8 y 17 de noviembre y al final, se otorgarán 5 premios: Pintxo de Oro, Pintxo de Plata, Pintxo de Bronce, Pintxo Alavés y el Premio Popular. Este último se otorga al pintxo más votado por los clientes… y yo ya he votado el mío 😉

On egin!