Porque si uno se pone a preparar un millhojas tardará un buen rato. Eso teniendo el hojaldre preparado. No digamos ya si hay que preparar la masa de hojaldre… Pero ¿y si la masa no sólo viniera elaborada sino horneada también? ¿Y si lo único que hubiera que preparar fuera la crema del relleno? Pues esto es lo que propone Casa Aramendia. Esta pastelería de Rentería que este mismo año se hacía cargo de seis de las tiendas de la cadena Rich en Donostia, tiene idea de sacar unos Kits Do It Yourself (DIY) para venta online. Y el primer producto que quieren sacar es un milhojas.
Yo tengo la suerte de haberlo probado antes, y aunque mi intención durante toda la semana había sido prepararlo el domingo para un cumpleaños (qué mejor actividad de domingo por otro lado), lo cierto es que al final las circunstancias no fueron las más propicias para ponerse a cocinar, por lo que nos hemos pegado un homenaje de lunes con este rico milhojas.
Calentando motores
Recibí el Kit a principios de semana y me tuve que contener, cosa difícil, así que cada día lo abría para volver a mirar el contenido y la receta. La caja es sencilla y elegante. Y pesa. Esto puede parecer una tontería, pero el hecho de recibir un paquete con “sustancia” hace más ilusión.
Al abrirlo todavía no se revela todo su contenido: algo envuelto en papel de cebolla del que asoma una cartulina es lo que se deja ver. Al extraer la cartulina vemos que por un lado lleva escritas las instrucciones para hacer la crema en un formato muy atractivo (podrían hacerlas coleccionables) y por el otro, enumera el contenido de la caja y el de posibles alérgenos. Cuando se retira el papel cebolla, aparecen las láminas de hojaldre envueltas a su vez para que no se sequen demasiado.
Y entonces descubrimos que la caja tiene un doble fondo. ¡Mmmmmm…! Al levantar esta segunda tapa, aparecen los ingredientes para elaborar el milhojas. Los paquetitos con azúcar y almidón llevan originales etiquetas con el nombre y cantidad del contenido. La mermelada viene en sus tarritos de cristal y la mantequilla en dosis individuales. Incluso viene un tetrabrick con leche entera, cosa que me sorprendió gratamente (aunque ahora que veo que cada vez más gente a mi alrededor es intolerante a la lactosa creo que es mejor no ponerla y que cada uno añada la que más le guste o necesite). Por último, una rama de canela envuelta y una manga pastelera completan el pack. Y mirando todo esto, emocionada, me pasé la semana como un niño con su juguete nuevo…
Con las manos en la masa
Por fin el lunes, tras la larga espera, me puse a preparar el ansiado milhojas. Saqué todo lo que venía en la caja:
- 2 láminas de hojaldre ya horneado
- Brick de 1/2 l de leche entera
- 2 tarritos de mermelada de melocotón
- 2 mantequillas pequeñas
- Canela en rama
- 40 gr de almidón
- 150 gr de azúcar
- Manga pastelera
Además, hay que usar dos huevos que no vienen en la caja por razones obvias. Y luego sólo hay que seguir las instrucciones para hacer la crema.
Puse a calentar la leche con la canela y mientras hervía, mezclé el almidón, el azúcar y los huevos en un recipiente aparte. Cuando la leche hirvió, aparté la canela en rama y los trocitos que se habían desprendido y vertí la anterior mezcla encima. Lo tuve unos minutos más hirviendo sin parar de revolver (como al hacer una bechamel para que no se formen grumos). Entonces lo pasé a otro bol para que se enfriara más rápido y lo dejé media horita.
A partir de aquí, creatividad al poder. Las instrucciones sólo explican cómo elaborar la crema pastelera por lo que el resto es a gusto del consumidor. Mientras se enfriaba la crema, cogí las dos láminas de hojaldre, la mantequilla y la mermelada ¿Qué hago con vosotras? La mantequilla y la mermelada no se especifica dónde ni cuándo deben usarse. La mermelada sabía dónde meterla porque una celebre tarta de milhojas la lleva entre las capas, pero la mantequilla… podía haberla añadido a la crema pero ya era tarde.
Al final decidí untar las dos láminas de hojaldre por dentro con la mantequilla (una para cada una, así que tan sólo es un poquito para dar sabor) y la mermelada la puse también por dentro pero unté todo en una sola lámina, la de abajo. Así la de arriba se iba a mantener más crujiente. Cuando la crema se había atemperado, la metí en la manga y corté la puntita. Fuí haciendo montoncitos hasta cubrir la superficie de hojaldre. Por cierto, qué crema. Ñam ñam.
Como ví que aun quedaba relleno en la manga, fui tapando los huecos. La verdad es que había como para parar un tren, pero no sé si os pasa que lo de ir echando crema con la manga es como adictivo, y para cuando me dí cuenta estaba echando los últimos chorretones encima de los primeros como un alud de nieve cae sobre la nieve de la montaña. Un milhojas “con sustancia”, sí señor. Aunque en la cartulina ponía que había también azúcar glas lo cierto es que no venía en la caja. En fin, como es para decorar así cada uno se lo hace al gusto. Yo tenía azúcar glas en casa, fue lo que usé y al final quedó un milhojas buenísimo.
La experiencia merece la pena. El hacer un milhojas así no resulta engorroso y siempre es más satisfactorio que comprarlo. Además, el resultado es delicioso, la crema queda estupenda sin grandes complicaciones y el punto de la mermelada le da el toque perfecto. Y para plantearlo como regalo, sólo repito lo que comentaba al principio del post: “y mirando todo esto, emocionada, me pasé la semana como un niño con su juguete nuevo…”
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- caja
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- envoltorio
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- contenido
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- leche y canela
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- almidón, azúcar y huevos
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- crema, hojaldre, mermelada y esperar
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- mantequilla abandonada
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- hojaldre mantequilla y mermelada
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- milhojas 1
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- milhojas 2