Ura gura

Siempre he sido como una especie de cactus: nunca he necesitado mucha agua. Y de beber, bebía y bebo agua de grifo, que era agua y estaba fresca. No le pedía nada más, ninguna exigencia gourmet. De hecho, ni me planteaba que el agua tuviera sabor. Porque el agua no sabe a nada… ¿O si?

Una vez tuve que participar en una curiosa experiencia: una cata de aguas. Aunque con los años ya iba notando pequeñas diferencias entre las distintas aguas que iba bebiendo, tanto de grifo como embotelladas, la verdad es que creí que iba a ser imposible diferenciar nada, pero resultó que no. El sabor del agua es más sutil que en cualquier otro alimento y, por tanto, encontrar esos matices exigen una mayor dedicación. Al probar varios tipos a la vez enseguida noté que cada una tenía sus características. Ahora inevitablemente me fijo más y por otro lado, tengo que beber más agua que antes debido a un cólico nefrítico que sufrí hace un tiempo, así que el agua se ha hecho algo más presente en mi vida. Se acabó ser un cactus. Y un día vi una bonita botella, la oportunidad de beber un agua especial (y abandonar un tiempo el agua de grifo) y pensé ¿y por qué no?

ALZOLA CAMPAÑAAlzola, una vieja conocida por estos lares, propone este nuevo envase tan sugerente para su agua mineral natural. Proviene del manantial de Alzola y es producto de una surgencia termal que aflora a 29ºC desde una profundidad de 700 metros. Cuenta la leyenda que las aguas de Alzola fueron descubiertas alrededor del año 1776 por unos niños que se bañaban en pleno invierno en una zona de aguas templadas. Aquello despertó el interés de las autoridades médicas de la época y en 1843 el agua fue considerada de utilidad pública.

Cuando abrí mis cajas me encontré con un montón de botellas y lo primero que me vino a la mente es que parecían de vino. Muy elegante pensé. Hay dos versiones: una de 750 ml, con tapón desenroscable y otra de medio litro con corcho y más estilizada, por lo que su similitud con una botella de vino es aun mayor. El diseño de ambas es muy atractivo y eso se ha notado porque han estado en la entrada de casa “expuestas” estos días y a nadie le han pasado desapercibidas. Todos se han fijado, en realidad muchas veces pensando que nos habíamos hecho con una especie de arsenal de ginebra o vodka, lo que da una idea del tipo de estética a la que se asemejan. Y al final todos se ha llevado una botella o dos y, ya fuera por el continente o por el contenido, se han ido muy contentos. De hecho me han comentado ya varias veces que se la han bebido en un tris…

Contenido y continente

alzola6El agua de Alzola es realmente fácil de beber. Fina, con un sabor muy suave… agradable. Se dice que el agua mejor sin olor, color ni sabor. Pero el agua mineral siempre sabe un poco y eso es precisamente uno de los factores que determinan las diferencias entre unas marcas y otras, sólo que no hay una cultura de elegir un tipo de agua u otro, como se elige el de vino, de cerveza o de ginebra. Fundamentalmente, porque hemos tomado agua para calmar la sed, como un aspirina para el dolor de cabeza, pero no se ha bebido para disfrutar de su sabor. Sin embargo, en los últimos años han empezado a surgir aguas embotelladas con un formato más elegante e incluso carta de aguas, en algunos restaurantes. Es más, podemos encontrar por la red ciertas nociones básicas de maridaje con agua (e incluso de maridajes de agua y vino con diferentes platos). Un mundo.

Manual para cactus: Be water my friend

Más allá de lo culinario… ¿qué es el agua?

Hidrógeno y oxígeno. Esos son los componentes del agua. Así visto, no resulta muy sugerente como delicatessen. Pero lo cierto es que el agua es algo esencial para vivir y es lo que nos pide el cuerpo cuando tenemos sed. Normal, 3/4 partes de nuestro cuerpo son agua. Como decía Leonardo Da Vinci “el agua es el vehículo de la naturaleza“. Todas y cada una de nuestras células necesitan agua para funcionar y, entre los instintos más imperantes (si no el más imperante de todos), se encuentra la sed. El agua es fundamental para eliminar lo que nuestro organismo ya no necesita, sean residuos de nuestro propio metabolismo u otros, pues esa es la función de orinar, ni más ni menos. Por otro lado, no hay que entrar en mitos, tomar mucha agua no hace milagros: no adelgaza per se (ningun alimento adelgaza por si solo) ni disminuye la celulitis (que es un problema mucho más complejo) . Sin embargo, sí que es buena para la piel y los órganos, es evidente que hay que estar bien hidratado para que todo el cuerpo funcione correctamente. Y bien hidratado es adecuadamente, ni poco, ni mucho. El agua necesaria se puede tomar de muchas formas distintas, ya sean zumos, bebidas, refrescos, sopas o mediante alimentos sólidos, que, como nosotros, están compuestos en su mayoria por agua. Aunque cuando uno tiene sed de verdad, un buen trago de agua es lo que mejor entra, incluso siendo un cactus.

La comida de Whatsapp

Estás hablando con tus amigos por whatsapp. Quieres quedar para tomar un pote y comerte una croqueta. Genial. Voy a poner el iconito de las cervezas… tac… y ahora una croqueta… uy, pues no hay croqueta …a ver a ver… esto mismo, que se parece… tac… y pones esa bola marrón con un cuadradito abajo que no sabes lo que es pero que se parece a una croqueta y no hay nada mejor. ¿A cuántos les ha pasado lo mismo? Los iconos de whatsapp se basan en actitudes, alimentos y conceptos asiáticos en su mayor parte (si, en el caso de la comida están la hamburguesa, la pizza y las patatas fritas, que no falten, gracias, ejem, ejem) pero no existen cosas como una croqueta, un chuletón , un pintxo de tortilla o siquiera, una cuña de queso. Y claro, nos apañamos con lo que hay y usamos (mal) los iconos existentes.

Si te gustaría saber qué son esas comidas raras que no sabes identificar, este es tu post.

Todo lo que siempre quiso saber sobre esos iconos de comida raros de Whatsapp y nunca se atrevió a preguntar…

dangosPDangos

Una cosa lleva a otra de la forma más tonta. En este caso, del ganchillo pasé a la comida en un salto. ICONOS WHATSAPPA mí me gusta hacer ganchillo y puedo decir que además soy autodidacta, usando algún libro y videos o instrucciones de internet. La cosa es que había decidido aprender a hacer amigurumis, así que empecé con lo más sencillo que pude encontrar: un dango de ganchillo. Estas bolitas con ojos me parecieron una monada, pero lo que no se me había pasado por la cabeza es que fueran… comida. El dango es una brocheta de bolitas de harina de arroz (mochis). Y si lo miráis bien… sí, es uno de esos iconos de comida misteriosos de whatsapp (concretamente un hanami dango). La otra brocheta que aparece, después de buscar y buscar y buscar y buscar y buscar, me lleva a dos opciones. La primera, que es también un dango, pero de otro tipo que no he podido identificar (aun). La segunda, que representa una brocheta de carne/pescado/etc de las tantas que se consume en China o Japón.

onigirisPOnigiri

onigiriEstas bolas de arroz (que hasta ahora habían sido croquetas) son onigiris. Los onigiris o omusubis son precisamente eso, bolas de arroz mezclado con otros ingredientes. Son triangulares u ovalados, de diferentes colores y se envuelven, a veces, con una tira de alga nori. Se rellenan de diferentes alimentos salados o ácidos, como ume (ciruela china), salmón, katsuobushi (escamas de atún seco, con el calor se mueven, casi “bailan” impresiona bastante la primera vez que lo ves), tarako (huevas de pescado, normalmente abadejo) o kombu (alga muy salada). Es un alimento muy típico para llevar en Japón. Ojo. No es sushi, a pesar del parecido. Antiguamente era llamado “tonjiki” y ya en el siglo XI hay escritos que hablan de personas consumiendo bolas de arroz. En realidad es un buen método para comer, transportar y conservar arroz, por lo que no es extraño que surgiera ya antaño como alimento base.

bentoPBento

BENTO Esta bandeja de comida se llama bento. Bento es una comida que se toma fuera de casa en una caja. El bento es clásicamente una bandeja de madera lacada con comida variada para llevar en su interior: arroz y/o sushi, carne/pescado/marisco/huevos, verduras y fruta. De ser una comida muy sencilla a base de arroz pasó cada vez a ser más sofisticada y hoy día el concepto de Bento conlleva todo tipo de alimentos y hay diferentes tipos (nombres) según el contenido. En realidad, diréis, “un recipiente donde meter comida elaborada en casa para poder llevarla al trabajo, colegio, etc” no es ni más ni menos que una tartera o tupper. Exactamente o al menos a eso ha evolucionado o más bien, los dos conceptos han confluído. La diferencia es que en Japón las cajas Bento existen desde hace siglos, desde al menos el periodo Kamadura (1185-1333) donde se usaba para transportar el hoshi-ii (arroz cocinado y secado). Luego, en el periodo Azuchi-Momoyama (1568-1600) se empezaron a producir las cajas de madera lacada que representan típicamente el Bento, y se usaban para comer en el hanami (florecimiento de los cerezos) o en la fiesta del té, es decir, en ocasiones especiales. Más tarde, en el periodo Edo (1603-1867) fue cuando se extendió su uso y se volvió algo más sofisticado, creándose bentos para viajeros, más sencillos, como el koshibento (con varios onigiris envueltos en hojas de bambú) o el makuno-uchi bento (bento de entreactos, para ver entre los actos del Noh o el Kabuki, dos tipos de teatros clásicos japoneses). Pero fue a partir de la llegada del ferrocarril durante el periodo Meiji (1868-1912), cuando su uso se hizo popular y se creó el ekibento (bento de la estación de tren, porque el primero creen que se vendió en una estación de tren) y luego ya lo empezaron a usar alumnos, profesores y trabajadores.

Si se mira un poco en la red, hay toda una cultura impresionante alrededor del Bento (ya llegará aquí y si no al tiempo) desde hace años, en la que no se trata simplemente de tener un tupper guapo. Cada uno tiene sus diferentes propiedades, características y/o accesorios. Los hay con dibujitos y muñequitos (más infantiles), los hay sofisticados y elegantes (más tradicionales, de madera o plástico pero sobrias y con decoraciones clásicas japonesas), de plástico microondables, herméticos y fashion, o con formas de animales, frutas o matryoshkas. Incluso los hay eléctricos para calentar la comida. Y, por supuesto, los accesorios para comprar aparte (cubiertos, palillos, bolsas de tela o bolsas rígidas) también están disponibles. WOW.

narutoP2Kamaboko (narutomaki)

Narutomaki No es un dulce, está hecho de pescado y se llama kamaboko (y este concretamente, con la espiral rosa en medio, se llama narutomaki).remolino naruto Aquí, el surimi se limita a imitar pescados caros, como las angulas, las cigalas o el chatka de cangrejo, pero en Japón es un mundo (de hecho, la comida en Japón es un mundo, las grandes compañías que buscan ideas nuevas van a Japón a buscar inspiración, porque allí la innovación alimentaria es increíble). Los kamabokos son como nuestros palitos de pescado pero en grandes, y normalmente con forma de un medio-cilindro: se suelen cortar rodajas que se consumen frías y con salsas o en sopas y tallarines. El narutomaki es una variación, que representa los remolinos de Naruto, que se forman en el canal entre las ciudades de Tokushima y Naruto. Curiosa historia, ¿no?

ramenPRamen

ramen Esta sopa de fideos es ramen. top ramenCasi seguro que todos hemos visto (y comido) más de una vez esos paquetes con fideos, un sobre de polvo concentrado de sabor X y, a veces, un sobre de aceite con sabor X. Es una versión barata y rápida de ramen, que no es más que sopa de fideos. La versión más elaborada y casera lleva caldo casero de carne o pescado, diferentes salsas, fideos, carne o pescado, verduras huevos, etc (e incluso, huevo de los 100 años). La de la foto, sin duda, es la de bolsa.

odenPOden o chanko nabe

oden Este guiso podría ser oden o chanko nabe. En el icono de whatsapp aparece una cazuela parecida a la de esta foto de oden, con calor saliendo de ella, por lo que parece un guiso. He visto fotos de chanko nabe en la misma cazuela, por lo que podrían ser ambas. El oden es un plato de invierno, un estofado tradicional cuyos  ingredientes varían según la región: verduras (konjac y rábano blanco), huevos, pescado, caldo de salsa de soja, mostaza japonesa, miso o tofu. El chanko nabe por su parte es la comida de… ¡los luchadores de sumo! Así que uno ya se puede imaginar el contenido calórico del plato, porque la finalidad del guiso es ganar peso. Se trata de un plato super-proteico a base de un caldo de pollo o katsuobushi y carne de pollo, pescado, verduras y/o huevos (normalmente se elabora con todo lo que hay por la cocina). en las competiciones de sumo sólo se hace de pollo, porque un rikishi (luchador de sumo profesional) siempre se debe mantener en dos piernas como un pollo, no en cuatro.

nigiriPNigiris

nigiri Los nigiris creo que se ven bastante bien en los iconos, pero por si alguien no sabe aun lo que son o no los reconocía en el icono, lo he metido aquí. El nigiri es el representante más simple y sencillo del sushi. Típicamente consta de una bola de arroz glutinoso mezclada con vinagre de arroz y amasada dándole forma como de croqueta, encima de la cual de pone una porción de pescado crudo o sashimi, sin alga nori. Aunque también los hay con pescado cocinado (tataki) o incluso con foie, como ya comentaba en el post de La Madame). En la foto se ven nigiris de salmón aunque es muy típico el de atún rojo, delicioso y en peligro de extinción…

La foto de los remolinos de Naruto es de dominio público

La foto de Oden es de Bohnenhase bajo licencia CC BY-NC-SA 3.0

Las foto del Bento y del Onigiri son de Wikipedia Commons bajo licencia CC BY 2.0

La foto del Ramen es de kamknows bako licencia CC BY-NC-SA 2.0

Las foto del Dango, del Nigiri y del Kamaboko (narutomaki) son de wikipedia commons bajo licencia CC BY-SA 3.0

La faceta menos conocida de Paul

File:Paul Newman 1954.JPGY digo menos conocida al menos para mí. Dos de mis aficiones favoritas, cine y gastronomía, confluyen en este post de manera casual. Hace un tiempo colgaba un tweet hablando de algunas comidas que nos habían traído de Idaho y, para ilustrarlo, ponía la foto de unos peanut butter cups de la marca Newman´s Own. Y hoy, haciendo un curso llamado Science & Cooking, descubro el restaurante the Dressing Room. ¿Y qué tienen en común estas dos historias? Pues que el dueño de ambos, es decir, la marca Newman´s Own y el restaurante the Dressing Room, es (o era) el guapo y desaparecido Paul Newman. Parece que, además de un entusiasta de los coches y las carreras de coches, la comida también atrajo su atención, cosa poco conocida y que se menciona sólo de pasada en, por ejemplo, la Wikipedia.

La marca Newman´s Own tiene una sección de alimentación con diferentes productos 1381311883975(desde su aliños para ensaladas, que fue con los que empezó toda la historia, hasta pizzas, comidas preparadas, salsas, palomitas, cereales o bebidas), una de comida ecológica (organic food, como se le llama en inglés, con chocolates, snacks, comida para perros, vinagre, café, té, regaliz, diferentes tipos de galletas o caramelos) y además vinos. Algo interesante en esta ya de por sí curiosa historia es que los beneficios de estos productos se destinan a caridad. Merece la pena echar un vistazo a los enlaces para conocer la marca.

Por otro lado, el restaurante Dressing Room emplea comida local, artesanal y ecológica para sus menús. Como curiosidad, comentar que Bill Yosses, el encargado de las masas y postres de la Casa Blanca (si, efectivamente, un encargado de los postres y las masas, tal cual) que junto con la Primera Dama, el secretario social de la Casa Blanca y el jefe de personal , trabajan con el Chef ejecutivo de la Casa Blanca para preparar todos los menús oficiales o no oficiales de la Casa Blanca, trabajó en este restaurante antes de ocupar su actual puesto.

Como en este post hay tanto jugo para exprimir puede que ahonde en el tema más adelante. De momento dejo este como una pequeña introducción 🙂

La foto de Paul Newman es de dominio público

Cocina Eficientemente, Reutiliza, Diseña y Organiza

Si del cerdo se dice que se aprovecha todo* (y en verdad se comen desde las pezuñas hasta la cola pasando por los morros, la manteca y la sangre) igual filosofía deberíamos aplicar a nuestras neveras.

La cadena y el hogar

Ya sabemos que se tira mucha comida a lo largo de la cadena alimentaria (recuerdo que hubo un Salvados llamado Con la comida no se juega en el que hablaron de eso). Hay que diferenciar cuando algo se descarta porque el producto supone un peligro para la salud (se ha contaminado de algún modo, por ejemplo), y cuando, desgraciadamente, se tira por cuestiones estéticas porque no se corresponde con los estándares establecidos (se exige que los productos sean de un tamaño, forma, color, sin arañar ni romper ni golpear, “bonitos” en definitiva) u otras cuestiones: fechas de caducidad más cortas de lo que en realidad podrían ser (como es el caso de yogures entre otros, lo que no significa que sea así en todos los productos) o los descartes de pescado (una compañera estuvo una semana en un barco pesquero y comentaba que era impresionante la cantidad de pescado que se tiraba). Incidir en la cadena alimentaria es complejo (hay intereses económicos, políticos,…) pero al menos, tod@s en nuestras casas podemos hacer que se tire mucha menos comida.

Compartir, planificar adecuadamente y potenciar la creatividad culinaria

Actuar a este nivel es algo que todos podemos hacer y es importante intentarlo.

He vivido en muchos pisos compartidos y, para empezar, hay mucha diferencia entre compartir la comida o consumir individualmente: la segunda opción es mucho más cara y además es donde mayor cantidad de comida se desperdicia. He visto ponerse mala gran cantidad de alimentos porque comprar y cocinar para uno es difícil, y la gente no suele calcular bien. Si al menos cada persona se conciencia se puede ir hablando, y lo que le va sobrando a uno otro lo aprovecha, pero es algo que no pasa casi nunca. Pena.

Por otro lado, aun compartiendo la comida uno de los problemas que veo es que se suele comprar muchísima más cantidad de comida de la que se puede consumir (neveras completamente llenas, en las que lo que está al fondo no se ve y que cuando sale a la luz de nuevo tiene una crianza que ya quisieran algunos vinos). Pero, aparentemente, y en contra de lo que yo creía, energéticamente es mejor que la nevera esté llena que vacía. Así que lo mejor es aplicar la regla FIFO: First In First Out, lo primero que entra, lo primero que se consume. De esta manera se lleva un poco de control en ese caos neveril. Y si se ve que no se puede comer todo, se puede congelar. Siempre será mejor adquirir los productos ya congelados (la congelación se ha hecho de modo más rápido, por lo que la formación de cristales de hielo es menor y el producto no se degrada tanto) que coger productos frescos y congelarlos (una congelación casera es más lenta que la ultracongelación industrial). Aun así se puede hacer, teniendo en cuenta que ciertos alimentos cambian su sabor o su textura, pero siguen siendo comestibles. Los hidratos de carbono por ejemplo (patatas, arroces, pasta), al ser congelados de forma casera pierden su textura, acaban harinosos y pastosos. La grasa del pescado azul crudo por su parte, tiende a enranciarse (se deteriora y se oxida) al cabo de un tiempo, cosa que se percibe en su sabor. Por supuesto, en las congelaciones caseras cuanto más tiempo se mantengan en este estado más se apreciarán los lentos y sutiles cambios sensoriales (y el tiempo en cada caso dependerá de las estrellas que tenga el congelador).

Por cierto, congelar ralentiza el crecimiento microbiano e inhibe total o parcialmente la degradación enzimática, pero no significa que al meter un producto que está en el límite de consumo (un pollo que ya huela sospechosamente por ejemplo) vaya a ponerse bien. Al descongelar, estará en el mismo (mal o buen) estado que antes de congelarlo. Por ello, conviene planificar bien y congelar las cosas crudas cuando aun están en buen estado.

Además, la comida cocinada aguanta mejor que la comida cruda. Para evitar que se ponga mala, una idea es aprovechar cuando se tenga tiempo y cocinar varias cosas para la semana. Si haces demasiada cantidad, congela.

A la hora de cocinar yo recomiendo ser creativ@, jugar con la comida: ceñirse rigurosamente a una receta hace que las posibilidades de aprovechar más comida disminuyan. Lo ideal es hacer variaciones en las recetas para adaptarlas a lo que tenemos por casa. Y por otro lado, cocinar con lo que sobra es algo tremendamente práctico. Yo recuerdo mi experiencia en varios pisos en los que compartíamos la comida: planificábamos lo que íbamos a comer antes, comprábamos lo necesario y, cuando quedaba ya poquita cosa, nos inventábamos recetas con la comida que teníamos o que había sobrado. Sin embargo, en otros pisos no se aceptaban estos “experimentos” y es que mucha gente no gusta de inventarse platos “a lo loco” o de reaprovechar la comida. En casos así recurro a un ejemplo familiar: el aprovechamiento y reciclaje viene de nuestras abuelas, que por ejemplo cogían el pescado o el pollo que sobraba para hacer croquetas. Y eso nos parece lo más normal ¿o no? Pues esto es lo mismo… ¡sin gente creativa no habrían surgido muchos platos!

Según mi filosofía, casi todo lo que va sobrando se puede aprovechar para otro plato y se consiguen nuevas comidas interesantes. Además, no se tira tanto alimento. Se puede comprar inteligentemente y se puede comer inteligentemente. Por decir algunas ideas:

  1. En vez de comprar los trozos de pollo por separado, compra un pollo entero y despiézalo tu mism@: es mucho más barato, no cuesta mucho trabajo y aprovecharás todo: con la carcasa una sopa o croquetas, con las alitas un arroz, los muslos asados y las pechugas fileteadas o para burritos (por ejemplo). Total: un porrón de comidas con un sólo pollo.
  2. Si se tienen, pongamos, dos o tres paquetes de un producto, intentar acabar uno antes de empezar el otro. En el caso de unas galletas, por ejemplo, es muy probable que en uno las galletas se vayan quedando blandas y entonces nadie se las comerá. Y acabarán, claro, en la basura.
  3. Lo que cortamos de las verduras y tiramos (la parte más verde de los puerros, las peladuras de zanahorias, calabacines o calabazas, el tronco del brócoli, el rabo de algunas setas (si tiene tierra o moho no), la punta de las vainas, etc se pueden aprovechar para hacer caldos que después servirán para otros platos como arroces, verduras,… o para hacer purés.
  4. Hablando de caldos, una idea interesantes es, a la hora de cocer verduras para cremas o purés, no tirar el agua que sobra, porque es caldo que se puede guardar para hacer, como decía antes, arroces, verduras,… por ejemplo, el caldo que sobra al cocer zanahorias y/o calabaza o calabacín, al ser dulce, viene muy bien para añadir a las acelgas, que son amargas. Yo por ejemplo, suelo echar un poco más de agua de la necesaria para garantizarme una buena ración de caldo.
  5. Las frutas como el plátano, que enseguida se ponen blandos y feos, sirven para hacer bizcochos o salsas cuando se van poniendo oscuros.

Hay muchas formas de reducir lo que se tira con un poco de imaginación y sentido común.

*Cerdo hasta en la “copa”. Curiosidades

En este último punto me voy por las ramas con una curiosa historia. Como dicen en China, “lo único que no se come del cerdo es el gruñido”. Y al parecer, no sólo se le da un uso culinario a toda parte anatómica del cerdo…  Christien Meindertsma, una artista de Utrecht (Holanda) decidió, como parte de un proyecto artístico, seguir la pista durante tres años a (los restos de) un cerdo. Al final, publicó un libro (PIG 05049) con fotos de los diferentes productos que se obtenían del cerdito. Al parecer, según la página de la propia artista se empleaba, además de en los usos más conocidos, en temas tan dispares como munición, medicina, papel fotográfico, válvulas cardíacas, frenos, chicle, porcelana, cosméticos, cigarrillos, yogures, acondicionadores o biodiesel.  Por mi parte en los dos casos quizás más llamativos, munición y cigarrillos, he buscado un poco. He visto que en el caso de la munición sí parece ser que la grasa de cerdo se emplea para engrasar cartuchos (pero ella comenta que un productor de armas de EEUU usa una parte indeterminada del cerdo para distribuir la pólvora en el cartucho), y en el caso de los cigarrillos, es posible que sea porque se investigó (en la Universidad de Atenas) el añadir hemoglobina a los filtros de los mismos (la hemoglobina es una proteína de la sangre de la mayoría de vertebrados y de algunos invertebrados) para reducir la cantidad de radicales libres (cosa que parece que hacía) pero que no llegó a comercializarse debido al alto coste que supondría (también se han diseñado filtros con licopeno y extracto de semillas de uva que hacen lo mismo). oysterDesconozco si hoy día los filtros de cigarrillos llevan alguno de estos componentes, la verdad. Por otro lado, el asunto del chicle o el yogur seguramente sea porque la gelatina de cerdo se usa para fabricar muchas gominolas,algo que comentan aquí, y para dar textura a diversos postres (creo recordar haber visto gelatina entre los componentes de yogures light en Escocia, para dar consistencia). Yo acabo de mirar un yogur 0% que tengo en la nevera y lleva pectina y goma xantana para espesar, así que no vale como ejemplo. Por último, comentar un uso más de la gelatina de cerdo, que no aparece en principio en los enlaces, que es en la fabricación de cerveza, vino o sidra (no siempre, hay varias opciones) como clarificante (para que todas las levaduras y otras sustancias que están en suspensión y enturbian la bebida caigan al fondo del tanque rápidamente tras la fermentación). Que nadie se extrañe; las colas de pescado se han usado muchas veces para clarificar. De hecho, hace un tiempo descubrí las cervezas Porterhouse, y entre ellas una llamada Oyster (muy rica por cierto). De broma comenté “no estará echa con ostras ¿no?” y resultó que sí. Se emplea en el proceso de fabricación, y, teniendo en cuenta que también se emplean colas de pescado para clarificar… quién sabe, quizás las ostras se usan para esta fase del proceso.

La Madame

Ciertamente aquí no aparecerán imágenes de la comida, y es que una de las curiosidades de este lugar oculto en Donosti es que si dejas tu móvil en una cesta en la entrada te descuentan un 10% de la factura (el IVA vamos). Tranquilidad. Tuve la suerte de que el chef, el neoyorkino Kevin Patricio, fuera mla madamei profesor en un curso de cocina asiática del Basque Culinary Center y puedo decir que es pura creatividad. En la cena maridó diferentes vinos blancos y tintos, jereces y cervezas para cada plato que pedimos mientras nos explicaba cada uno y respondía a nuestras (interminables) preguntas con simpatía. ¿Qué recomiendo? El nigiri de foie hay que pedirlo sin duda, la tempura de gambas tiene fama y es adictiva y los dumplings son deliciosos, más aun regados con una cerveza fresca diferente de la tantas que hay en la carta. Y para terminar, recomiendo pedirse un cóctel ya que son especialistas. Si te quieres dar un homenaje, en este local con música ambiental y ambiente informal y que no es para nada el típico restaurante, te atenderán amablemente y comerás rico y de manera distinta.

Deliciosa Marta (Mostly Marta)

deliciosa martaAndaba buscando películas sobre gastronomía y me hice con unos cuantos títulos que recomendaban en diferentes lugares. Un de ellas fue Deliciosa Marta. No sabía nada sobre esta película alemana*, pero en un momento dado el título me resultó sugerente (uno de esos domingos lluviosos, grises y tristones).  Cuando empezó, lo primero que noté era que conocía a la protagonista: Martina Gedeck, a la que había visto antes en Las partículas elementales y después, en La vida de los otros. Estaba diferente, “suavizada”, ya que lucía un pelo más claro y un carácter menos vital. En cualquier caso es una actriz que me gusta, tiene algo que atrae y el tipo de papeles que hace le dan más carisma aun (más tarde, comentándolo, la frase fue “los excesos los lleva muy bien”). Un punto a favor. Tras un rato de película pensé incluso en dejar de verla, porque parecía un dramón deprimente. Y entonces… todo cambia y se convierte en una película preciosa, positiva, llena de comida y ganas de cocinar y de vivir por todos lados. Cuando acaba, tu domingo gris de repente es algo más soleado. It´s wonderful!

*Más tarde, he leído que la americana “Sin reservas” es un remake de esta película. No la he visto, pero la original desde luego es estupenda.

La fotografía de la película es de wikipedia bajo licencia CC BY-SA 3.0

Come Lola come: Berlín (VII)

Pan y agua

Oranienburg, Sachsenhausen

sachsenhausen

El sexto (y último) día lo íbamos a dedicar, al menos en su mayoría, a una cosa: ir al campo de concentración de Sachsenhausen. Si ver la exposición de Topographie des Terrors el día anterior nos había puesto los pelos de punta esto fue mucho más intenso, pero merece la pena visitarlo. ¡IMPORTANTE! No hay ningún lugar para comer allí y la visita es larga, por lo que se recomienda llevar comida (tipo bocata para comer sobre la marcha).

arbeitEn Vive Berlín (cooperativa formada por diferentes personas especializadas en historia, política, arquitectura, etc) el tour lo ofertan gratis (salvo 1 € que paga todo el mundo que entra para la fundación que mantiene y cuida el campo), aunque en realidad es como un free tour y al final te comentan que les puedes dar lo que te parezca conveniente. Lo cierto es que lleva 6 horas y lo hacen realmente bien, explicando todo perfectamente y de manera amena. Nuestra guía, Carmen, desde luego fue estupenda.

Se llega en metro con los guías y normalmente hay autobuses que te acercan desde la parada, aunque ese día no había servicio de autobuses por lo que nos tocó ir dando un paseo. sachsenhausen_mapaMientras vas llegando, ya te comentan que la conformación del campo es especial, puesto que tenía una estructura que permitía a los vigilantes de la torre A (zona del semicírculo) vigilar desde allí todo el campo perfectamente. Cuando se llega a la zona de acceso, diferentes paneles informativos explican esa conformación, y,baños una vez la ves dibujada, comprendes lo difícil que era intentar escapar de ese lugar. En los alrededores pasas por una serie de edificios que pertenecian a los guardias. Allí era donde vivían y, curiosamente, entre los edificios había un casino para poder olvidar TODO lo que habían hecho durante el día… Ya explican que, si algo tenían bien estudiado y medido los altos mandos, era la manera de no sentirse culpables y de hacer sentir al ejecutor de sus órdenes la menor culpabilidad posible: ellos lo ordenaban pero no lo hacían y al que lo hacía se lo habían ordenado y no tenía más remedio. Y, si se sentían mal, les quedaba el casino para olvidar…

A lo largo de la visita se van viendo la Torre A (puerta de entrada al campo), la Appellplatz (patio de revista), el barracón 38 (uno de los dos que quedan en pie), la prisión de la Gestapo (la prisión donde iban los prisioneros especiales), el museo de la cocina (con instrumentos, fotografías y ropa), la estación Z (unidad de exterminio del campo), la morgue y la sala de autopsias. pijama 2Además, van explicando toda la historia del lugar mientras caminas por los diferentes lugares o miras mobiliario, ropa y diferentes objetos. Por supuesto, muchas de las historias son escalofriantes pero no son esas las que voy a contar aquí. En el museo de la cocina, por ejemplo, están los “pijamas de rayas” y se pueden ver los triángulos de diferentes colores que se cosían a él sirviéndoles como modelo de identificación (demencial). En líneas muy generales eran: rojo (prisioneros políticos), amarillo (judios), verde (criminales comunes), morado (testigos Jehová), negro (grupos “asociales”, como los llamaban ellos, desde sin techos o inadaptados a mujeres homosexuales o anarquistas), rosa (hombres homosexuales), marrón (gitanos, pero esto ya al final) y azul (emigrantes). Por otro lado, la alimentación de los prisioneros era prácticamente inexistente: después de trabajar duramente todo el día (para grandes empresas y multinacionales de la zona, que obtenían trabajadores gratuitos de los campos de concentración y que aun siguen estando por alli cerca), a menudo recibían un par de comidas, normalmente un desayuno que consistía en un pequeño trozo de pan y un poco de agua y una cena a base de sopa. Con suerte, en la sopa caía una legumbre o algun trozo de carne. Al parecer, si estaban ligeramente enfermos se les daba algo más de comida para que se repusieran, a fin de no perder trabajadores. Eso sí, si estabas grave o ya eras mayor no corrías esa suerte.

Por su parte, en el pabellón de la Gestapo (un lugar separado de la zona de pabellones pero no aislada, y lo suficientemente cercana para oir lo que pasaba dentro), cuentan la interesante historia de Martin Niemöller, que estuvo allí apresado. Si bien el nombre no me dijo nada, nos comentaron que era el autor del poema: alambrada“Cuando los nazis fueron a por los comunistas, yo no hice nada porque no era comunista. (…) Y cuando vinieron a por mí, ya no quedaba nadie para protestar.” Se atribuye erróneamente a Brecht, pero es suyo. Al principio este cura era amigo de Hitler y le  apoyó, pero más tarde (recapacitó y) se le opuso: “Martin Niemöller was a German pastor and theologian born in Lippstadt, Germany, in 1892. Niemöller was an anti-communist and supported Hitler’s rise to power at first. But when Hitler insisted on the supremacy of the state over religion, Niemöller became disillusioned. He became the leader of a group of German clergymen opposed to Hitler”. Salió con vida de Sachsenhausen.

He encontrado este blog, donde hay mucha información sobre todo el campo.

Entrando en calor

Mitte, cerca de Prenzlauer Berg

volksbühneCuando volvimos a Berlín teníamos el cuerpo y la mente helados. Quedamos en la Plaza de Rosa Luxenburgo (no muy lejos de casa), que tenía un enorme edificio en medio y una rueda con pies en el jardín. tobeornottobeEntramos dentro, cogimos papeles, pero nos fuimos sin saber qué era aquello. Después lo he descubierto: un teatro. [The Volksbühne  was built during 1913 and 1914 and designed by Oskar Kaufmann and sculpted by Franz Metzner.wasersturmThis organization tries to promote social-realist plays at an affordable price for the common worker]. Salimos y nos dirigimos a una cafetería que había allí al lado, To be or not to be. Café caliente, rico, decorado con aquel arte del latte… Mmmm! Ah! El brownie de chocolate tenía una pinta… gagarin 3Se supone que es un lugar de reunión de periodistas, artistas, políticos y actores, por estar entre el cine Babilonia, la editorial de Berlín y la Karl-Liebknecht-Haus (sede de Die-Linke, la izquierda). Salimos de allí y anduvimos un buen rato hacia Prenzlauer Berg hasta que pasamos por la Wassersturm, la “torre del agua”, que estaba en medio de un parque. La rodeamos, y, de repente, nos topamos de morros con el bar Gagarin (cuyos brunchs a 10 € son muy famosos por abundantes y ricos, pero no era la hora). En fin, tomamos cerveza Gagarin, claro, que era suave y rica. Las vistas a la torre, el ambiente retro, los sofás y la ligera iluminación hacían que fuera un sitio muy acogedor.

La última cena

Prenzlauer Berg

metzer eckPara cenar, y como despedida, fuimos a otro restaurante típico alemán, el Metzer Eck. Sólo puedo decir que, aun siendo un restaurante alemán, con inmensas raciones y acostumbrados a gente que come mucho, sorprendimos a las camareras: después de pedir cada uno un plato más una ensalada para todos, pedimos otro más para compartir entre dos y la camarera nos preguntó, entre asustada y divertida, si de verdad queríamos comer más (no sabía con quién se había topado). Pedimos una ensalada de atun, hamburguesa, dos escalopes, dos currywurst y pastel de manzana. Además, cervezas Krusovice checas muy ricas. Ningún plato en el menú pasa de los 10 € y está todo realmente bueno.

Al día siguiente, tras dar un paseo, ver el Tiergarten y pasar por una manifestación cerca del Reichstag, fuimos al aeropuerto para coger el avión de vuelta. Esta vez no nos dieron salchichas pero la cerveza no nos la quitó nadie. Auf Wiedersehen Berlín!

La imagen de la estructura del campo es de Helena Araújo bajo licencia CC BY-NC-ND 3.0

Come Lola come: Berlín (VI)

Sta si, sta no

De aquí a allá, de Mitte a más allá de Friedrichshain

La resaca italiana del día anterior o, quizás, el lío de lugares parecidos hizo que el siguiente día nos hiciéramos la ruta de la Stasi casi al completo. Tras ver el museo de la RDA, nosotros queríamos encontrar lo que había sobre la Stasi (todo el tema del espionaje, etc). No sabíamos si visitar la exposición sobre la Stasi, el museo de la Stasi o la prisión de la Stasi (pero no todos), el caso es que nos fuimos hacia la exposición, que quedaba cerca del Checkpoint Charlie y la Topographie des Terrors (que queríamos ver también). Se llamaba STASI. Die Ausstellung zur DDR-Staatssicherheit (STASI. La exposición sobre la seguridad estatal en la RDA). Lo bueno es que esta pequeña exposición es gratuita (salvo que se cojan audioguías, que cuestan unos 5 €) y abre de 10:00 a 18:00. Lo malo, que mucha información sólo está en alemán y que no es más que una pequeña muestra. Aquí se explican las actividades de la Stasi y se comentan casos de disidentes y qué fue de ellos (bastante light en comparación con lo que se puede ver en el vecino Topografía del Terror, al que fuimos al salir de aquí y que comento más adelante).

stasi entradaComo la exposición se quedaba muy corta, por la tarde salimos hacia el este en busca del museo de la Stasi, que estaba muy, muy, muy al este. Según se avanza por la Karl-Marx Allee se va notando como las construcciones cambian, y cuando se llega a una zona con múltiples casas abandonadas y bastante dejada, se llega al edificio que albergó la sede central de la Stasi. Ruschestraße número 103. stasi conoAllí se accede a un patio entre edificios donde aparentemente no hay nada excepcional. De hecho no está señalizado una vez dentro, sólo en la entrada al patio. Se paga (5 €) en lo que en su momento sería la “recepción” y se sube las escaleras (los ascensores ya no funcionan pero están abiertos y son dignos de ver). Hay varios pisos para visitar, pasando por diferentes habitaciones con objestasi recortablestos de la vida diaria, de fotos, vestimenta, objetos prohibidos, carnets de miembro de la SED, carteles de la época, etc y luego hay zonas con objetos de espionaje (cámaras tras los botones por ejemplo) y salas conservadas tal cual, de reuniones, descanso u oficinas. Sacamos muchas fotos aparte de las más típicas, y, como siempre, son los objetos del día a día los que más me llaman la atención (como el cono de chuches y regalos que se daba a los niños el primer día de colegio o los muñecos recortables de obreros y soldados en vez de las típicas muñecas). El lugar es muy interesante y hay muchas cosas que complementan el museo de la RDA. Esto sí que estaba bien, aunque se comenta que ir a la prisión ya es la guinda.

Tres cabezas

Friedrichshain

tres cabezasEntre la exposición y el museo había que comer, y lo hicimos en una local de camino al este que, como muchos otros, ofrece una carta con pizzas, hamburguesas, ensaladas, etc reguleros pero muy baratos: tres cabezas2una pizza 3 € (WOW). Salimos y muy cerca encontramos un lugar interesante para tomar café: Tres cabezas. La dueña es española, tienen tartas con una pinta estupenda (lástima que ya estuviéramos llenos) y el sitio es muy bonito y cálido. El café está realmente bueno, así que compramos un paquete de 100 gr para llevarnos (vendían allí mismo): arábica 100% ecológica de Perú y de comercio justo :).

Terror

Topographie des Terrors

En la Topographie des Terrors estuvimos un buen rato tras ver la exposición. comejudíosEste centro de documentación de entrada libre y gratuita está situado donde antes se encontraba el cuartel general de las SS y la Gestapo. La exposición fotográfica es grande, impactante y realmente dramática. La verdad es que pone los pelos de punta. Muestra toda la “actividad” de las SS y la Gestapo, además de recoger muestras de lo que fue el régimen y todo lo que se podía ver en aquellos días. Un ejemplo es esta foto, en la que se muestra un invento al que llamaban Jundenfresser (“el comejudíos”) y que debía de ser una versión antisemita del gargantúa (el gigante de las historias de Rabelais, pero que en el Pais Vasco se convirtió en un muñeco vestido de casero con un tobogán dentro, por lo que los niños entran por su boca y salen por su trasero). Además hay abundantes fotos de Himler y su séquito (ese tipo da escalofríos hasta en papel) e imágenes de los campos de concentración. Triste. Hay que verlo, aunque impresiona.

El joven zapatero

Prenzlauer Berg

Parece un cuento, pero no lo es. El Schusterjungen (joven zapatero) es en realidad un restaurante típico alemán que nuestro amigo de allí nos recomendó. Y vaya recomendación. Ya teníamos ganas de comer comida alemana y menudo estreno. Habíamos oído que la camarera era borde, pero nada más lejos de la realidad. Una encantadora señora nos sentó en la única mesa que quedaba libre en la zona de la barra. Tomamos hamburguesa berlinesa, codillo, escalope y bratwurst además de cuatro cervezas y nos salió a unos 10 € por cabeza. Estaba todo muy rico, las raciones eran abundantes y el lugar, que era muy popular, un poquito oscuro quizás pero no ruidoso, hizo que cenáramos muy agusto.

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Come Lola come: Berlín (V)

Puede que acabáramos el tercer día empachados, pero nuestra gula es infinita. Y qué mejor forma de demostarlo que empezando el cuarto día con un desayuno de los que hacen historia.

Breakfast at Jooseppi´s

Brunnenstrasse, zona límite Mitte y Prenzlauer Berg

joosepiYa teníamos ganas de ir a Raja Jooseppi, un restaurante en nuestra calle del cual sólo se veía un pequeño cristal y la puerta y que, por las noches, se veía medio iluminado con velitas. Tenía un aspecto de lo más acogedor. Además, habíamos mirado la carta y todo parecía delicioso. Por cierto, con ese nombre pensámos en un principio que sería hindú, pero en cuanto vimos la carta quedó claro que no: eran platos elaborados de nueva cocina. Como al final el día anterior no cenamos allí porque no era momento de comer tanto, decidimos que desayunaríamos en Raja Jooseppi. Además, habíamos visto un cartel con una oferta interesante en la puerta. Resultó que cuando entramos, ni el local era tan pequeño (se extendía hacia la derecha haciendo una L hacia una habitación grande y luminosa, donde desayunamos), ni era sólo restaurante (también hotel), ni existía la oferta de desayuno que habíamos visto porque era para otro día de la semana. No problem, seguía siendo acogedor y la chica que nos atendió nos dijo que había muchos tipos de desayunos para elegir. Perfecto. Y ciertamente, la carta era infinita: desayunos de diferentes países y tipos ya creados (desayuno inglés, alemás, etc) y además con posibilidad de elaborar uno mismo su propio desayuno utilizando todas las combinaciones habidas y por haber. No nos complicamos y pedimos dos desayunos ingleses para compartir entre 4, con huevos, bacon, salchichas (pequeñitas con hierbas), alubias y tomate a la plancha. Delicioso. El precio rondaba los 7 € por desayuno, pero lo merecía. Luego además pedimos café, nuestro combustible indispensable.

Comida momificada

Neues Museum, Isla de los Museos, Mitte

La_cour_égyptienne_(Neues_Museum,_Berlin)_(6098970799)Tras el desayuno, fuimos al Museo Nuevo (Neues Museum) ya que queríamos aprovechar el pase de transporte “Isla de los Museos” que habíamos cogido. Desgraciadamente, el tenerlo no nos evitó la cola para entrar porque había que pagar un poco más, cosa que no sabíamos. En fin, el museo lo merecía. Todo lo que tiene que ver con Egipto nos gusta mucho por lo que ir allí en concreto nos apetecía bastante, ya que es el museo de prehistoria, historia antigua y Egipto. Al final entre esperar la cola y ver el museo se nos pasó la mañana. Vimos momias, todo tipo de figuritas y cachibaches, estatuas y enterramientos. Lo de los sarcófagos era realmente curioso. En una misma sala había varios sarcófagos egipcios y justo al lado otros enterramientos más rudimentarios, todos con la misma finalidad, sólo que unos eran elaboradísimos, con grabados y un trabajo impresionante y los otros no eran más que piedras colocadas alrededor del fallecido. Y ambos estaban hechos en la misma época. No es por nada pero los egipcios se lo curraban muchísimo más 😉. Luego vimos el famoso busto de Nefertiti (y justo en diciembre del año pasado se cumplían 100 años desde que lo hallaron). También vimos otras representaciones de los bustos de Akhenatón y Nefertiti, con esas cabezas alargadas que tanto han dado que hablar. Después, me pasé un buen rato mirando urnas llenas de anillos, pendientes, collares o especias. Soy de esas personas que se entretienen mirando plantas cuando va al monte o conchas en la playa (reminiscencias de un instinto de recolectora supongo) y además, bisutería y alimentos en los museos de historia. Me gusta pensar en las mujeres que llevaban las joyas y en cómo les quedarían, además de fascinarme lo elaboradas que eran. Y por supuesto, me encanta ver las comidas (momificadas claro), recetas, cacerolas, etc que hay en los museos para imaginarme cómo comían entonces. Había especias, panes,… hace poco había leído que los egipcios tenían incluso vasijas para desuerar el queso. Fantástico.

Happy noodles

Mitte

happynoodles2Bueno, y como la comida momificada no alimenta ni creo que esté muy buena, salimos a la calle a buscar un lugar para comer de verdad. Por cierto, fuera había una estatua en la que ponía Humpty Dumpty  y no conseguíamos recordar de qué nos sonaba ese nombre. Al final pedimos ayuda al móvil, que también decía que allí cerca había un restaurante asiático llamado Happy Noodles (con ese nombre nos calló muy bien), tan cerca que por lo visto debíamos estar ya dentro pidiendo la comida pero el caso es que no lo veíamos (esas trampas del teléfono). Estaba a la vuelta de la esquina. Comida rapida que nos entró muy bien y que estaba muy rica y a buen precio. Se podían pedir unas cajas con fideos, pollo y verduras por 2,6-3,6 € pero pedimos menús: uno de pollo crujiente y fideos, pato crujiente y fideos, otro con pollo teriyaki y arroz y el último con pollo en salsa de cacahuete y arroz. Además, el menu incluía sushi o sopa de primero (nosotros cogimos sushi)  y una bebida pequeña. Total, nos salió la comida por 31,60 € (recomiendo ver este gracioso vídeo que he encontrado del lugar y que lo explica todo muy bien, aunque el hombre tiene muchos problemas para comerse los fideos).

Un paseo por el comunismo

Museo RDA y alrededores y hacia Friedrichshain

DDR MuseumComimos y nos fuimos hacia el museo de la RDA que estaba al lado. En él se reproducían desde las casas de la época pasando por los coches, vestuario, televisión, jardines, costumbres, etc. rosaluxenburgTodo interactivo, podias abrir los armarios, mirar los libros e incluso sentarte en el sofá. Yo me entretuve un buen rato en la cocina, la verdad. Estaba muy bien, pero había mucha gente y es difícil intentar que 20 personas manoseen una sola cosa a la vez, además de que el calor humano se notaba demasiado allí y empezamos a achicharrarnos. marxengelsSalimos y visitamos a Marx y Engels un momento, antes de ir hacia Alexander Platz donde habíamos quedado con un amigo que vivía allí. Nos tomamos unas cervezas en un bar con palmeras falsas, donde creerías casi estar en el caribe si no fuera porque veías nieve a través de la ventana y porque los dueños y la camarera eran rusos. Después acompañamos a nuestro amigo, pasando por la estatua de Rosa Luxemburgo y nos dirigimos hacia Friedrichshain.

Pizza punk y pasta ska

Friedrichshain

karlmarxalleefarosAndamos un rato por la Karl-Marx Allee, que con sus dimensiones realmente impresiona, hasta llegar a dos edificios gemelos que son como dos faros. Allí torcimos y empezamos a adentrarnos entre callejuelas. Ya sabíamos que en ese barrio había ambientillo y se notaba porque había mucha gente joven. Nos tomamos algo cerca de Boxhagener Platz, “la Boxi”, en un bar oscuro donde el aire de los cigarros y la luz rojiza llenaban el ambiente. Salimos y no muy lejos vimos un restaurante italiano lleno de gente joven, así que entramos. El lugar se llama Il Ritrovo. Cucina Casalinga Popolare. Resulta que “casalinga” es ama de casa, y la “cucina casalinga” no es otra cosa que cocina casera. Desde luego, el sitio no es para gente remilgada: es un lugar “popolare” como su nombre indica. Ruidoso, está lleno de gente y la estética es mayoritariamente punk y con pintadas en las paredes (vimos algunas de Banda Basotti y Obrint Pas). De hecho, allí se suelen hacer conciertos habitualmente, como luego supimos. Pero eso si, tan “popolare” en el ambiente como en la comida: una pizzas impresionantes, una pasta realmente estupenda (pedimos boloñesa) y postres muy ricos (tiramisú delicioso). Y el vino si bien no era el más fino que habíamos probado desde luego entraba solo, así que nos fuimos contentos a dormir ;).

Foto del Neues Museum de Dalbera bajo licencia CC-BY 2.0

De cómo prepararse un milhojas en un tris: un kit DIY

Porque si uno se pone a preparar un millhojas tardará un buen rato. Eso teniendo el hojaldre preparado. No digamos ya si hay que preparar la masa de hojaldre… Pero ¿y si la masa no sólo viniera elaborada sino horneada también? ¿Y si lo único que hubiera que preparar fuera la crema del relleno? Pues esto es lo que propone Casa Aramendia. Esta pastelería de Rentería que este mismo año se hacía cargo de seis de las tiendas de la cadena Rich en Donostia, tiene idea de sacar unos Kits Do It Yourself (DIY) para venta online. Y el primer producto que quieren sacar es un milhojas.

Yo tengo la suerte de haberlo probado antes, y aunque mi intención durante toda la semana había sido prepararlo el domingo para un cumpleaños (qué mejor actividad de domingo por otro lado), lo cierto es que al final las circunstancias no fueron las más propicias para ponerse a cocinar, por lo que nos hemos pegado un homenaje de lunes con este rico milhojas.

Calentando motores

caja

Recibí el Kit a principios de semana y me tuve que contener, cosa difícil, así que cada día lo abría para volver a mirar el contenido y la receta. La caja es sencilla y elegante. Y pesa. Esto puede parecer una tontería, pero el hecho de recibir un paquete con “sustancia” hace más ilusión.

envoltorioAl abrirlo todavía no se revela todo su contenido: algo envuelto en papel de cebolla del que asoma una cartulina es lo que se deja ver. Al extraer la cartulina vemos que por un lado lleva escritas las instrucciones para hacer la crema en un formato muy atractivo (podrían hacerlas coleccionables) y por el otro, enumera el contenido de la caja y el de posibles alérgenos. Cuando se retira el papel cebolla, aparecen las láminas de hojaldre envueltas a su vez para que no se sequen demasiado.

contenidoY entonces descubrimos que la caja tiene un doble fondo. ¡Mmmmmm…! Al levantar esta segunda tapa, aparecen los ingredientes para elaborar el milhojas. Los paquetitos con azúcar y almidón llevan  originales etiquetas con el nombre y cantidad del contenido. La mermelada viene en sus tarritos de cristal y la mantequilla en dosis individuales. Incluso viene un tetrabrick con leche entera, cosa que me sorprendió gratamente (aunque ahora que veo que cada vez más gente a mi alrededor es intolerante a la lactosa creo que es mejor no ponerla y que cada uno añada la que más le guste o necesite). Por último, una rama de canela envuelta y una manga pastelera completan el pack. Y mirando todo esto, emocionada, me pasé la semana como un niño con su juguete nuevo…

Con las manos en la masa

Por fin el lunes, tras la larga espera, me puse a preparar el ansiado milhojas. Saqué todo lo que venía en la caja:

  • 2 láminas de hojaldre ya horneado
  • Brick de 1/2 l de leche entera
  • 2 tarritos de mermelada de melocotón
  • 2 mantequillas pequeñas
  • Canela en rama
  • 40 gr de almidón
  • 150 gr de azúcar
  • Manga pastelera

Además, hay que usar dos huevos que no vienen en la caja por razones obvias. Y luego sólo hay que seguir las instrucciones para hacer la crema.

leche y canelaPuse a calentar la leche con la canela y mientras hervía, mezclé el almidón, el azúcar y los huevos en un recipiente aparte. Cuando la leche hirvió, aparté la canela en rama y los trocitos que se habían desprendido y vertí la anterior mezcla encima. Lo tuve unos minutos más hirviendo sin parar de revolver (como al hacer una bechamel para que no se formen grumos). Entonces lo pasé a otro bol para que se enfriara más rápido y lo dejé media horita.

crema, hojaldre, mermelada y esperarA partir de aquí, creatividad al poder. Las instrucciones sólo explican cómo elaborar la crema pastelera por lo que el resto es a gusto del consumidor. Mientras se enfriaba la crema, cogí las dos láminas de hojaldre, la mantequilla y la mermelada ¿Qué hago con vosotras? La mantequilla y la mermelada no se especifica dónde ni cuándo deben usarse. La mermelada sabía dónde meterla porque una celebre tarta de milhojas la lleva entre las capas, pero la mantequilla… podía haberla añadido a la crema pero ya era tarde.

hojaldre mantequilla y mermelada

Al final decidí untar las dos láminas de hojaldre por dentro con la mantequilla (una para cada una, así que tan sólo es un poquito para dar sabor) y la mermelada la puse también por dentro pero unté todo en una sola lámina, la de abajo. Así la de arriba se iba a mantener más crujiente. Cuando la crema se había atemperado, la metí en la manga y corté la puntita. Fuí haciendo montoncitos hasta cubrir la superficie de hojaldre. Por cierto, qué crema. Ñam ñam.

milhojas 1

Como ví que aun quedaba relleno en la manga, fui tapando los huecos. La verdad es que había como para parar un tren, pero no sé si os pasa que lo de ir echando crema con la manga es como adictivo, y para cuando me dí cuenta estaba echando los últimos chorretones encima de los primeros como un alud de nieve cae sobre la nieve de la montaña. Un milhojas “con sustancia”, sí señor. Aunque en la cartulina ponía que había también azúcar glas lo cierto es que no venía en la caja. En fin, como es para decorar así cada uno se lo hace al gusto. Yo tenía azúcar glas en casa, fue lo que usé y al final quedó un milhojas buenísimo.

La experiencia merece la pena. El hacer un milhojas así no resulta engorroso y siempre es más satisfactorio que comprarlo. Además, el resultado es delicioso, la crema queda estupenda sin grandes complicaciones y el punto de la mermelada le da el toque perfecto. Y para plantearlo como regalo, sólo repito lo que comentaba al principio del post: “y mirando todo esto, emocionada, me pasé la semana como un niño con su juguete nuevo…”