Deliciosa Marta (Mostly Marta)

deliciosa martaAndaba buscando películas sobre gastronomía y me hice con unos cuantos títulos que recomendaban en diferentes lugares. Un de ellas fue Deliciosa Marta. No sabía nada sobre esta película alemana*, pero en un momento dado el título me resultó sugerente (uno de esos domingos lluviosos, grises y tristones).  Cuando empezó, lo primero que noté era que conocía a la protagonista: Martina Gedeck, a la que había visto antes en Las partículas elementales y después, en La vida de los otros. Estaba diferente, “suavizada”, ya que lucía un pelo más claro y un carácter menos vital. En cualquier caso es una actriz que me gusta, tiene algo que atrae y el tipo de papeles que hace le dan más carisma aun (más tarde, comentándolo, la frase fue “los excesos los lleva muy bien”). Un punto a favor. Tras un rato de película pensé incluso en dejar de verla, porque parecía un dramón deprimente. Y entonces… todo cambia y se convierte en una película preciosa, positiva, llena de comida y ganas de cocinar y de vivir por todos lados. Cuando acaba, tu domingo gris de repente es algo más soleado. It´s wonderful!

*Más tarde, he leído que la americana “Sin reservas” es un remake de esta película. No la he visto, pero la original desde luego es estupenda.

La fotografía de la película es de wikipedia bajo licencia CC BY-SA 3.0

Come Lola come: Berlín (VII)

Pan y agua

Oranienburg, Sachsenhausen

sachsenhausen

El sexto (y último) día lo íbamos a dedicar, al menos en su mayoría, a una cosa: ir al campo de concentración de Sachsenhausen. Si ver la exposición de Topographie des Terrors el día anterior nos había puesto los pelos de punta esto fue mucho más intenso, pero merece la pena visitarlo. ¡IMPORTANTE! No hay ningún lugar para comer allí y la visita es larga, por lo que se recomienda llevar comida (tipo bocata para comer sobre la marcha).

arbeitEn Vive Berlín (cooperativa formada por diferentes personas especializadas en historia, política, arquitectura, etc) el tour lo ofertan gratis (salvo 1 € que paga todo el mundo que entra para la fundación que mantiene y cuida el campo), aunque en realidad es como un free tour y al final te comentan que les puedes dar lo que te parezca conveniente. Lo cierto es que lleva 6 horas y lo hacen realmente bien, explicando todo perfectamente y de manera amena. Nuestra guía, Carmen, desde luego fue estupenda.

Se llega en metro con los guías y normalmente hay autobuses que te acercan desde la parada, aunque ese día no había servicio de autobuses por lo que nos tocó ir dando un paseo. sachsenhausen_mapaMientras vas llegando, ya te comentan que la conformación del campo es especial, puesto que tenía una estructura que permitía a los vigilantes de la torre A (zona del semicírculo) vigilar desde allí todo el campo perfectamente. Cuando se llega a la zona de acceso, diferentes paneles informativos explican esa conformación, y,baños una vez la ves dibujada, comprendes lo difícil que era intentar escapar de ese lugar. En los alrededores pasas por una serie de edificios que pertenecian a los guardias. Allí era donde vivían y, curiosamente, entre los edificios había un casino para poder olvidar TODO lo que habían hecho durante el día… Ya explican que, si algo tenían bien estudiado y medido los altos mandos, era la manera de no sentirse culpables y de hacer sentir al ejecutor de sus órdenes la menor culpabilidad posible: ellos lo ordenaban pero no lo hacían y al que lo hacía se lo habían ordenado y no tenía más remedio. Y, si se sentían mal, les quedaba el casino para olvidar…

A lo largo de la visita se van viendo la Torre A (puerta de entrada al campo), la Appellplatz (patio de revista), el barracón 38 (uno de los dos que quedan en pie), la prisión de la Gestapo (la prisión donde iban los prisioneros especiales), el museo de la cocina (con instrumentos, fotografías y ropa), la estación Z (unidad de exterminio del campo), la morgue y la sala de autopsias. pijama 2Además, van explicando toda la historia del lugar mientras caminas por los diferentes lugares o miras mobiliario, ropa y diferentes objetos. Por supuesto, muchas de las historias son escalofriantes pero no son esas las que voy a contar aquí. En el museo de la cocina, por ejemplo, están los “pijamas de rayas” y se pueden ver los triángulos de diferentes colores que se cosían a él sirviéndoles como modelo de identificación (demencial). En líneas muy generales eran: rojo (prisioneros políticos), amarillo (judios), verde (criminales comunes), morado (testigos Jehová), negro (grupos “asociales”, como los llamaban ellos, desde sin techos o inadaptados a mujeres homosexuales o anarquistas), rosa (hombres homosexuales), marrón (gitanos, pero esto ya al final) y azul (emigrantes). Por otro lado, la alimentación de los prisioneros era prácticamente inexistente: después de trabajar duramente todo el día (para grandes empresas y multinacionales de la zona, que obtenían trabajadores gratuitos de los campos de concentración y que aun siguen estando por alli cerca), a menudo recibían un par de comidas, normalmente un desayuno que consistía en un pequeño trozo de pan y un poco de agua y una cena a base de sopa. Con suerte, en la sopa caía una legumbre o algun trozo de carne. Al parecer, si estaban ligeramente enfermos se les daba algo más de comida para que se repusieran, a fin de no perder trabajadores. Eso sí, si estabas grave o ya eras mayor no corrías esa suerte.

Por su parte, en el pabellón de la Gestapo (un lugar separado de la zona de pabellones pero no aislada, y lo suficientemente cercana para oir lo que pasaba dentro), cuentan la interesante historia de Martin Niemöller, que estuvo allí apresado. Si bien el nombre no me dijo nada, nos comentaron que era el autor del poema: alambrada“Cuando los nazis fueron a por los comunistas, yo no hice nada porque no era comunista. (…) Y cuando vinieron a por mí, ya no quedaba nadie para protestar.” Se atribuye erróneamente a Brecht, pero es suyo. Al principio este cura era amigo de Hitler y le  apoyó, pero más tarde (recapacitó y) se le opuso: “Martin Niemöller was a German pastor and theologian born in Lippstadt, Germany, in 1892. Niemöller was an anti-communist and supported Hitler’s rise to power at first. But when Hitler insisted on the supremacy of the state over religion, Niemöller became disillusioned. He became the leader of a group of German clergymen opposed to Hitler”. Salió con vida de Sachsenhausen.

He encontrado este blog, donde hay mucha información sobre todo el campo.

Entrando en calor

Mitte, cerca de Prenzlauer Berg

volksbühneCuando volvimos a Berlín teníamos el cuerpo y la mente helados. Quedamos en la Plaza de Rosa Luxenburgo (no muy lejos de casa), que tenía un enorme edificio en medio y una rueda con pies en el jardín. tobeornottobeEntramos dentro, cogimos papeles, pero nos fuimos sin saber qué era aquello. Después lo he descubierto: un teatro. [The Volksbühne  was built during 1913 and 1914 and designed by Oskar Kaufmann and sculpted by Franz Metzner.wasersturmThis organization tries to promote social-realist plays at an affordable price for the common worker]. Salimos y nos dirigimos a una cafetería que había allí al lado, To be or not to be. Café caliente, rico, decorado con aquel arte del latte… Mmmm! Ah! El brownie de chocolate tenía una pinta… gagarin 3Se supone que es un lugar de reunión de periodistas, artistas, políticos y actores, por estar entre el cine Babilonia, la editorial de Berlín y la Karl-Liebknecht-Haus (sede de Die-Linke, la izquierda). Salimos de allí y anduvimos un buen rato hacia Prenzlauer Berg hasta que pasamos por la Wassersturm, la “torre del agua”, que estaba en medio de un parque. La rodeamos, y, de repente, nos topamos de morros con el bar Gagarin (cuyos brunchs a 10 € son muy famosos por abundantes y ricos, pero no era la hora). En fin, tomamos cerveza Gagarin, claro, que era suave y rica. Las vistas a la torre, el ambiente retro, los sofás y la ligera iluminación hacían que fuera un sitio muy acogedor.

La última cena

Prenzlauer Berg

metzer eckPara cenar, y como despedida, fuimos a otro restaurante típico alemán, el Metzer Eck. Sólo puedo decir que, aun siendo un restaurante alemán, con inmensas raciones y acostumbrados a gente que come mucho, sorprendimos a las camareras: después de pedir cada uno un plato más una ensalada para todos, pedimos otro más para compartir entre dos y la camarera nos preguntó, entre asustada y divertida, si de verdad queríamos comer más (no sabía con quién se había topado). Pedimos una ensalada de atun, hamburguesa, dos escalopes, dos currywurst y pastel de manzana. Además, cervezas Krusovice checas muy ricas. Ningún plato en el menú pasa de los 10 € y está todo realmente bueno.

Al día siguiente, tras dar un paseo, ver el Tiergarten y pasar por una manifestación cerca del Reichstag, fuimos al aeropuerto para coger el avión de vuelta. Esta vez no nos dieron salchichas pero la cerveza no nos la quitó nadie. Auf Wiedersehen Berlín!

La imagen de la estructura del campo es de Helena Araújo bajo licencia CC BY-NC-ND 3.0

Come Lola come: Berlín (VI)

Sta si, sta no

De aquí a allá, de Mitte a más allá de Friedrichshain

La resaca italiana del día anterior o, quizás, el lío de lugares parecidos hizo que el siguiente día nos hiciéramos la ruta de la Stasi casi al completo. Tras ver el museo de la RDA, nosotros queríamos encontrar lo que había sobre la Stasi (todo el tema del espionaje, etc). No sabíamos si visitar la exposición sobre la Stasi, el museo de la Stasi o la prisión de la Stasi (pero no todos), el caso es que nos fuimos hacia la exposición, que quedaba cerca del Checkpoint Charlie y la Topographie des Terrors (que queríamos ver también). Se llamaba STASI. Die Ausstellung zur DDR-Staatssicherheit (STASI. La exposición sobre la seguridad estatal en la RDA). Lo bueno es que esta pequeña exposición es gratuita (salvo que se cojan audioguías, que cuestan unos 5 €) y abre de 10:00 a 18:00. Lo malo, que mucha información sólo está en alemán y que no es más que una pequeña muestra. Aquí se explican las actividades de la Stasi y se comentan casos de disidentes y qué fue de ellos (bastante light en comparación con lo que se puede ver en el vecino Topografía del Terror, al que fuimos al salir de aquí y que comento más adelante).

stasi entradaComo la exposición se quedaba muy corta, por la tarde salimos hacia el este en busca del museo de la Stasi, que estaba muy, muy, muy al este. Según se avanza por la Karl-Marx Allee se va notando como las construcciones cambian, y cuando se llega a una zona con múltiples casas abandonadas y bastante dejada, se llega al edificio que albergó la sede central de la Stasi. Ruschestraße número 103. stasi conoAllí se accede a un patio entre edificios donde aparentemente no hay nada excepcional. De hecho no está señalizado una vez dentro, sólo en la entrada al patio. Se paga (5 €) en lo que en su momento sería la “recepción” y se sube las escaleras (los ascensores ya no funcionan pero están abiertos y son dignos de ver). Hay varios pisos para visitar, pasando por diferentes habitaciones con objestasi recortablestos de la vida diaria, de fotos, vestimenta, objetos prohibidos, carnets de miembro de la SED, carteles de la época, etc y luego hay zonas con objetos de espionaje (cámaras tras los botones por ejemplo) y salas conservadas tal cual, de reuniones, descanso u oficinas. Sacamos muchas fotos aparte de las más típicas, y, como siempre, son los objetos del día a día los que más me llaman la atención (como el cono de chuches y regalos que se daba a los niños el primer día de colegio o los muñecos recortables de obreros y soldados en vez de las típicas muñecas). El lugar es muy interesante y hay muchas cosas que complementan el museo de la RDA. Esto sí que estaba bien, aunque se comenta que ir a la prisión ya es la guinda.

Tres cabezas

Friedrichshain

tres cabezasEntre la exposición y el museo había que comer, y lo hicimos en una local de camino al este que, como muchos otros, ofrece una carta con pizzas, hamburguesas, ensaladas, etc reguleros pero muy baratos: tres cabezas2una pizza 3 € (WOW). Salimos y muy cerca encontramos un lugar interesante para tomar café: Tres cabezas. La dueña es española, tienen tartas con una pinta estupenda (lástima que ya estuviéramos llenos) y el sitio es muy bonito y cálido. El café está realmente bueno, así que compramos un paquete de 100 gr para llevarnos (vendían allí mismo): arábica 100% ecológica de Perú y de comercio justo :).

Terror

Topographie des Terrors

En la Topographie des Terrors estuvimos un buen rato tras ver la exposición. comejudíosEste centro de documentación de entrada libre y gratuita está situado donde antes se encontraba el cuartel general de las SS y la Gestapo. La exposición fotográfica es grande, impactante y realmente dramática. La verdad es que pone los pelos de punta. Muestra toda la “actividad” de las SS y la Gestapo, además de recoger muestras de lo que fue el régimen y todo lo que se podía ver en aquellos días. Un ejemplo es esta foto, en la que se muestra un invento al que llamaban Jundenfresser (“el comejudíos”) y que debía de ser una versión antisemita del gargantúa (el gigante de las historias de Rabelais, pero que en el Pais Vasco se convirtió en un muñeco vestido de casero con un tobogán dentro, por lo que los niños entran por su boca y salen por su trasero). Además hay abundantes fotos de Himler y su séquito (ese tipo da escalofríos hasta en papel) e imágenes de los campos de concentración. Triste. Hay que verlo, aunque impresiona.

El joven zapatero

Prenzlauer Berg

Parece un cuento, pero no lo es. El Schusterjungen (joven zapatero) es en realidad un restaurante típico alemán que nuestro amigo de allí nos recomendó. Y vaya recomendación. Ya teníamos ganas de comer comida alemana y menudo estreno. Habíamos oído que la camarera era borde, pero nada más lejos de la realidad. Una encantadora señora nos sentó en la única mesa que quedaba libre en la zona de la barra. Tomamos hamburguesa berlinesa, codillo, escalope y bratwurst además de cuatro cervezas y nos salió a unos 10 € por cabeza. Estaba todo muy rico, las raciones eran abundantes y el lugar, que era muy popular, un poquito oscuro quizás pero no ruidoso, hizo que cenáramos muy agusto.

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Come Lola come: Berlín (V)

Puede que acabáramos el tercer día empachados, pero nuestra gula es infinita. Y qué mejor forma de demostarlo que empezando el cuarto día con un desayuno de los que hacen historia.

Breakfast at Jooseppi´s

Brunnenstrasse, zona límite Mitte y Prenzlauer Berg

joosepiYa teníamos ganas de ir a Raja Jooseppi, un restaurante en nuestra calle del cual sólo se veía un pequeño cristal y la puerta y que, por las noches, se veía medio iluminado con velitas. Tenía un aspecto de lo más acogedor. Además, habíamos mirado la carta y todo parecía delicioso. Por cierto, con ese nombre pensámos en un principio que sería hindú, pero en cuanto vimos la carta quedó claro que no: eran platos elaborados de nueva cocina. Como al final el día anterior no cenamos allí porque no era momento de comer tanto, decidimos que desayunaríamos en Raja Jooseppi. Además, habíamos visto un cartel con una oferta interesante en la puerta. Resultó que cuando entramos, ni el local era tan pequeño (se extendía hacia la derecha haciendo una L hacia una habitación grande y luminosa, donde desayunamos), ni era sólo restaurante (también hotel), ni existía la oferta de desayuno que habíamos visto porque era para otro día de la semana. No problem, seguía siendo acogedor y la chica que nos atendió nos dijo que había muchos tipos de desayunos para elegir. Perfecto. Y ciertamente, la carta era infinita: desayunos de diferentes países y tipos ya creados (desayuno inglés, alemás, etc) y además con posibilidad de elaborar uno mismo su propio desayuno utilizando todas las combinaciones habidas y por haber. No nos complicamos y pedimos dos desayunos ingleses para compartir entre 4, con huevos, bacon, salchichas (pequeñitas con hierbas), alubias y tomate a la plancha. Delicioso. El precio rondaba los 7 € por desayuno, pero lo merecía. Luego además pedimos café, nuestro combustible indispensable.

Comida momificada

Neues Museum, Isla de los Museos, Mitte

La_cour_égyptienne_(Neues_Museum,_Berlin)_(6098970799)Tras el desayuno, fuimos al Museo Nuevo (Neues Museum) ya que queríamos aprovechar el pase de transporte “Isla de los Museos” que habíamos cogido. Desgraciadamente, el tenerlo no nos evitó la cola para entrar porque había que pagar un poco más, cosa que no sabíamos. En fin, el museo lo merecía. Todo lo que tiene que ver con Egipto nos gusta mucho por lo que ir allí en concreto nos apetecía bastante, ya que es el museo de prehistoria, historia antigua y Egipto. Al final entre esperar la cola y ver el museo se nos pasó la mañana. Vimos momias, todo tipo de figuritas y cachibaches, estatuas y enterramientos. Lo de los sarcófagos era realmente curioso. En una misma sala había varios sarcófagos egipcios y justo al lado otros enterramientos más rudimentarios, todos con la misma finalidad, sólo que unos eran elaboradísimos, con grabados y un trabajo impresionante y los otros no eran más que piedras colocadas alrededor del fallecido. Y ambos estaban hechos en la misma época. No es por nada pero los egipcios se lo curraban muchísimo más 😉. Luego vimos el famoso busto de Nefertiti (y justo en diciembre del año pasado se cumplían 100 años desde que lo hallaron). También vimos otras representaciones de los bustos de Akhenatón y Nefertiti, con esas cabezas alargadas que tanto han dado que hablar. Después, me pasé un buen rato mirando urnas llenas de anillos, pendientes, collares o especias. Soy de esas personas que se entretienen mirando plantas cuando va al monte o conchas en la playa (reminiscencias de un instinto de recolectora supongo) y además, bisutería y alimentos en los museos de historia. Me gusta pensar en las mujeres que llevaban las joyas y en cómo les quedarían, además de fascinarme lo elaboradas que eran. Y por supuesto, me encanta ver las comidas (momificadas claro), recetas, cacerolas, etc que hay en los museos para imaginarme cómo comían entonces. Había especias, panes,… hace poco había leído que los egipcios tenían incluso vasijas para desuerar el queso. Fantástico.

Happy noodles

Mitte

happynoodles2Bueno, y como la comida momificada no alimenta ni creo que esté muy buena, salimos a la calle a buscar un lugar para comer de verdad. Por cierto, fuera había una estatua en la que ponía Humpty Dumpty  y no conseguíamos recordar de qué nos sonaba ese nombre. Al final pedimos ayuda al móvil, que también decía que allí cerca había un restaurante asiático llamado Happy Noodles (con ese nombre nos calló muy bien), tan cerca que por lo visto debíamos estar ya dentro pidiendo la comida pero el caso es que no lo veíamos (esas trampas del teléfono). Estaba a la vuelta de la esquina. Comida rapida que nos entró muy bien y que estaba muy rica y a buen precio. Se podían pedir unas cajas con fideos, pollo y verduras por 2,6-3,6 € pero pedimos menús: uno de pollo crujiente y fideos, pato crujiente y fideos, otro con pollo teriyaki y arroz y el último con pollo en salsa de cacahuete y arroz. Además, el menu incluía sushi o sopa de primero (nosotros cogimos sushi)  y una bebida pequeña. Total, nos salió la comida por 31,60 € (recomiendo ver este gracioso vídeo que he encontrado del lugar y que lo explica todo muy bien, aunque el hombre tiene muchos problemas para comerse los fideos).

Un paseo por el comunismo

Museo RDA y alrededores y hacia Friedrichshain

DDR MuseumComimos y nos fuimos hacia el museo de la RDA que estaba al lado. En él se reproducían desde las casas de la época pasando por los coches, vestuario, televisión, jardines, costumbres, etc. rosaluxenburgTodo interactivo, podias abrir los armarios, mirar los libros e incluso sentarte en el sofá. Yo me entretuve un buen rato en la cocina, la verdad. Estaba muy bien, pero había mucha gente y es difícil intentar que 20 personas manoseen una sola cosa a la vez, además de que el calor humano se notaba demasiado allí y empezamos a achicharrarnos. marxengelsSalimos y visitamos a Marx y Engels un momento, antes de ir hacia Alexander Platz donde habíamos quedado con un amigo que vivía allí. Nos tomamos unas cervezas en un bar con palmeras falsas, donde creerías casi estar en el caribe si no fuera porque veías nieve a través de la ventana y porque los dueños y la camarera eran rusos. Después acompañamos a nuestro amigo, pasando por la estatua de Rosa Luxemburgo y nos dirigimos hacia Friedrichshain.

Pizza punk y pasta ska

Friedrichshain

karlmarxalleefarosAndamos un rato por la Karl-Marx Allee, que con sus dimensiones realmente impresiona, hasta llegar a dos edificios gemelos que son como dos faros. Allí torcimos y empezamos a adentrarnos entre callejuelas. Ya sabíamos que en ese barrio había ambientillo y se notaba porque había mucha gente joven. Nos tomamos algo cerca de Boxhagener Platz, “la Boxi”, en un bar oscuro donde el aire de los cigarros y la luz rojiza llenaban el ambiente. Salimos y no muy lejos vimos un restaurante italiano lleno de gente joven, así que entramos. El lugar se llama Il Ritrovo. Cucina Casalinga Popolare. Resulta que “casalinga” es ama de casa, y la “cucina casalinga” no es otra cosa que cocina casera. Desde luego, el sitio no es para gente remilgada: es un lugar “popolare” como su nombre indica. Ruidoso, está lleno de gente y la estética es mayoritariamente punk y con pintadas en las paredes (vimos algunas de Banda Basotti y Obrint Pas). De hecho, allí se suelen hacer conciertos habitualmente, como luego supimos. Pero eso si, tan “popolare” en el ambiente como en la comida: una pizzas impresionantes, una pasta realmente estupenda (pedimos boloñesa) y postres muy ricos (tiramisú delicioso). Y el vino si bien no era el más fino que habíamos probado desde luego entraba solo, así que nos fuimos contentos a dormir ;).

Foto del Neues Museum de Dalbera bajo licencia CC-BY 2.0

Curryburriwurst

Currywurst “a la mexicana”

En vísperas de nuestro viaje a Berlín, después de haber visto la palabra “currywurst” unas 700 veces, nuestra nevera nos hizo señales para preparar la susodicha receta. Hombre, algo “tuneada”. Teníamos que gastar lo que quedaba en casa, y casualidad, en la nevera había salchichas y pimientos… en el cajón cebollas… en el armario una lata de tomate triturado y tortas de trigo para fajitas…tenía toda la pinta de que iba a ser comida de fusión.

curryburriwurst2La receta en realidad consta de una salsa de tomate casera, salchichas y fajitas, no tiene más. Eso sí, para simplificarla uno puede sustituir la salsa por tomate frito o ketchup, pero el tomate casero siempre está más rico. Lo cierto es que el currywurst auténtico lleva más bien una combinación de tomate frito con diferentes especias, así que la salsa que cada uno añada puede ser una labor empírica de mezclas de ingredientes… cada cual que elija. Eso sí, la única complicación de esta receta es la salsa, el resto se hace solo (casi).

Ingredientes (cuatro burritos)

Salsa de tomate casera

  • 390 g de tomate triturado (una lata pequeña)
  • Media cebolla (o una pequeña)
  • Medio pimiento verde (o uno pequeño)
  • Aceite de oliva virgen (también hará falta para freir las salchichas)
  • Sal
  • Azúcar

Resto de ingredientes

  • 4 salchichas grandes (u 8 pequeñas)
  • 4 fajitas
  • Curry en polvo

Preparación

Se cortan la cebolla y el pimiento en trozos pequeños y se ponen a pochar en una sartén con 2 cucharadas de aceite, puesta a calentar previamente (no dejar que el aceite humee, eso significa que se está quemando y es cuando se produce acroleína -ver Cómo freir un alimento). Primero saltear un par de minutos a fuego fuerte y después dejar a fuego medio hasta que la cebolla y el pimiento estén tiernos. Una vez pochados, se añade el tomate triturado y un poco de agua (se pueden añadir unos 50-75 ml, es decir, un chorro que puede servir para limpiar lo que queda en la lata y así “enriquecemos” ese agua añadida), se sala al gusto y se añade azúcar para compensar la acidez. La cantidad puede variar, lo mejor es ir añadiendo e ir probando, pero una cucharadita suele bastar. Se deja la mezcla a fuego suave-medio durante 5 minutos.

Mientras, se pueden ir friendo las salchichas enteras (con una cucharadita de aceite basta) hasta que estén doraditas. Se reservan.

A los 5 minutos (aprox) se pasa la mezcla al vaso de la batidora y se bate, eligiendo la consistencia (fina o grumosa, mejor si tiene trocitos de verdura) deseada. Se reserva la salsa (la cantidad que se añada a los burritos variará según el gusto de cada cual, pero seguramente sobre).

Por último, usando una sartén de diámetro similar al de las fajitas, se tuestan las tortas que previamente habremos humedecido con un poquito de agua (nota: no hay que sumergirlas en agua ni ponerlas bajo el chorro del grifo, tan sólo untar con unas gotas con la mano para que queden tiernas y no secuchas).

Montaje

Se toman las fajitas y se coloca una salchicha en cada una (2 si son pequeñas). También se pueden cortar en rodajas para que sea más similar al currywurst, pero el no cortarlas facilita el doblado y manipulación de la fajita. Se vierte salsa de tomate por encima al gusto y se espolvorea de curry (también al gusto) por encima. Se dobla la fajita para hacer paquetitos y listo, a comer!!

Wunderbar wei!