Yo soy patatera (como se llama por aqui a los alaveses) y algo que llevo haciendo muchos años es tomarme alguno de los pintxos que multitud de bares de Vitoria elaboran durante la Semana del Pintxo. Hasta ahora lo organizaba la Asociación de empresarios de Hostelería de Álava, pero este año Gasteiz On ha tomado el relevo. Esta asociación trabaja para el desarrollo y fomento del comercio, servicios y hostelería del centro urbano de Vitoria-Gasteiz mediante diferentes acciones.
Entre otros muchos (muchísimos) eventos, organiza la Ruta de las Barricas y el Mercado de la Almendra (que el primer fin de semana de cada mes llena el Casco Medieval de puestillos de artesanía, pasteles y otras muchas delicias y donde ya llevamos años disfrutando de los pintxos del pintxo-pote de la ruta de las Barricas, donde nació el famoso pintxo-pote), la feria enogastronómica Ardoaraba (que ofrece la posibilidad de degustar diferentes vinos de Rioja alavesa y acompañarlos de algunos platos) o la pasarela de pintxos durante la pasarela de moda Gasteiz On (buscando sinergias entre la moda presentada en pasarela y los pintxos de algunos bares).
Y este año, y de la mano de Blog On Brands, hemos sido invitados por Gasteiz On a degustar varios pintxos de la XI Semana del Pintxo durante un día. Un lujo. Ojalá hubiéramos podido probar todos los pintxos, aunque eso hubiera supuesto un empacho monumental (participan 47 bares, cada uno con dos pintxos diferentes, lo que suponen…¡¡94 pìntxos!!). Como curiosidad, comentar que aunque la mayoría sean bares de Vitoria-Gasteiz, es la Semana del Pintxo de Álava. Y este año participaban, fuera de la capital alavesa, la Casa del Patrón de Murgia y el Hogar de Jubilados de Labastida. Desde luego hay mucha variedad donde elegir, que resulta ser siempre lo más complicado. El horario limitó nuestras posibilidades, lo que es en parte una ventaja para ayudarnos a seleccionar, pero que hizo que nos quedáramos con ganas de probar algunos que habíamos “fichado”. Nos repartimos, para poder comer el mayor número posible (una buena estrategia es fundamental ;)).
Primero estuvimos en el bar 4 azules, donde probamos “Uno de los nuestros” (un rico pintxo de patatas con trocitos de chorizo crujiente sobre una tosta) y un Risotto en Portobello (risotto con foie encima de un champiñón Portobello, que decidimos que como mejor estaba era de un bocado para apreciar todos los sabores a la vez).
Después fuimos al cercano bar Izartza, donde siempre que puedo tomo un Gessami (un delicioso vino blanco que una vez me recomendaron allí mismo y que me encanta) y que maridamos estupendamente con el Ravioli de Calabaza y el Tartar de Mejillón y Berberecho (en ese orden, como muy inteligentemente nos sugirieron).
Salimos y muy cerca estaba el bar Toloño, que era una cita obligada porque sus pintxos muy pocas veces defraudan. Allí nos ofrecían un clásico entre los clásicos, Callos&Morros, muy ricos, y uno de los mejores pintxos que probamos en el día: Sr. Txangurro (hasta el nombre me gustó), una copa con rico txangurro abajo y encima un puré de… ¡coliflor! Para meter la cuchara hasta el fondo y delicioso. Al salir, a pesar del gélido día que nos tocó, ya habíamos entrado en calor.
Empezaban a cerrar las cocinas de los bares pero conseguimos llegar a Donde Siempre, Café-Bistró. No había nadie, así que acaparamos toda la atención de nuestros anfitriones. Tenía dudas sobre qué crianza tomar, un conocido Piérola (que me encanta) o un Lan (que me habían recomendado) y el camarero me ofreció una explicación estupenda sobre las características de cada uno, que me convenció de que lo que iba a disfrutar más en ese momento era un Piérola. Después, nos retaron: si acertábamos los ingredientes de los que estaba compuesto el Terciopelo de Patata con Huevo de Codorniz, no pagábamos. No acertamos todos los ingredientes ¡no era tan fácil! Después, nos sorprendieron con una Mini-Hamburguesa de Cordero (cuando veía en recetas de otros países carne picada de cordero pensaba Qué delicia… soy fan de la carne picada y una hamburguesa de cordero es otra cosa).
Nuestras posibilidades se reducían a medida que avanzaba la tarde, pero encontramos abierta la cocina de El Resbaladero. Allí, probamos dos combinaciones-acierto-seguro muy ricas: un Crepe by Plágaro (crepe con zonas crujientes relleno de marisco con una salsa muy sabrosa) y un Grisine de Espárrago Triguero (envuelto en masa brick, con jamón crocante y una salsa de queso Idiazábal que sabía como Gasta Zaharra). Ñam ñam.
Y por último, nos juntamos todos otra vez para ir hasta uno de los pocos bares que tenían abierta la cocina a aquellas intempestivas horas: La Huerta. Aquí terminamos la jornada de pintxos a lo grande: con un fantástico Carpaccio de Bonito del Cantábrico y un Taco de Venado con… ¡¡Fresas!! Guau.
Lo pasamos estupendamente y nos pusimos las botas.
La Semana del Pintxo pretende, estimulando la creatividad y dinamismo, promocionar a los diferentes establecimientos participantes. Se podrá disfrutar de los pintxos del concurso entre los días 8 y 17 de noviembre y al final, se otorgarán 5 premios: Pintxo de Oro, Pintxo de Plata, Pintxo de Bronce, Pintxo Alavés y el Premio Popular. Este último se otorga al pintxo más votado por los clientes… y yo ya he votado el mío 😉
On egin!