Come Lola come: Berlín (III)

Museo del currywurst y catedrales de chocolate

Mitte, zona puerta Brandenburgo

brandenburgSegundo día en Berlín! Era lunes, así que decidimos hacernos un freetour, ya que nacieron en Berlín y nos los habían recomendado en varias ocasiones. Y además porque para ponerse en situación y saber dónde está todo es lo mejor. Partimos de la plaza de París donde nos apelotonamos para entrar, al igual que otras 100 personas, en un maldito Starbucks (la necesidad de cafeína nos hace ser débiles) y al final entramos en el de al lado que era lo mismo pero con otro nombre y con conejitospasteles más ricos (aparentemente). Nota mental: semana santa en Alemania = conejitos forever (& everywhere). Nuestro guía no nos disgustó pero tampoco nos encantó (le faltaba un poco de gracia) aunque realmente sirvió para su propósito y nos hicimos una composición de lugar. Fuimos a los lugares emblemáticos y típicos de la ciudad (Puerta de Brandenburgo, monumento al holocaustro, Checkpoint Charlie, el muro, etc) mientras nos explicaba todo y nos contaba algunos truquillos. chocotedralPor cierto, pasamos por Fassbender & Rauch (la página está en alemán pero no hace falta entender nada, con ver basta) la tienda de chocolate más famosa de Berlín, donde barcos y catedrales de chocolate se exhibían en el escaparate y donde no compramos nada, cosa que ahora lamento.

La comida fue, por la falta de tiempo y el lugar donde nos soltaron, donde se pudo. Y en concreto en el museo del currywurst. cuuryatthewallTe dan un ratito para comer para seguir con el tour, con lo cual fue un poco estresante. Lo que comimos es evidente, pero comentar que pedimos las salchichas con hierbas para cambiar. Y una ensalada de patata que sabía como los pintxos de ensalada de puerros (con puerros, jamón de york y mayonesa) que son dulzones y ricos. Seguimos con el tour,  viendo la Universidad Humboldt (por donde han pasado Marx, Hegel o Einstein), el monumento a la quema de libros (difícil de ver a través del cristal lleno de barro y pies), la ópera y la catedral de Berlín, donde terminamos. Una vez allí, decidimos ir a ver el museo de Pérgamo

¿El paraíso de los Mario Bros.?

Mitte, isla de los museos

…museo que es digno de ver por las maravillas que contiene y por ende, un ejemplo más de expolio masivo (a la par que el British Museum, otra maravilla) y leonpergamoque me produce sentimientos encontrados. Las puertas de Ishtar, las “puertas pequeñas” de Babilonia, (donde estuvieron los jardines colgantes), la fachada del mercado de Mileto (donde hace 2600 años Tales, el del teorema, puede que hiciera sus compras), el altar de Pérgamo…¿cómo se llevaron todo eso por favor? y ¡qué pasada! por otro lado. Con las audioguías gratuitas uno se puede pasar horas escuchando las explicaciones (y no explican todo lo que hay porque si no, no serían horas, serían semanas). Sabiendo que nos esperaba una larga lección de historia, nos comimos unos perritos y unos crepes de nutella impresionantes (IMPRESIONANTES) tuberia1en un puestillo fuera del museo para…¿merendar?. Por ejemplo. Y al salir, unas cervezas en un irlandés bajo las vías. Hablando de cerveza, aquel día vimos por varios sitios de la ciudad grandes tuberías de colores que surgían de repente en ciertos lugares, atravesando zonas por la superficie y volviendo a sumergirse en el suelo otra vez. La leyenda cuenta que son tuberías que transportan cantidades ingentes de cerveza por la ciudad, lo que me hizo imaginar un Berlín en el que saliera cerveza de los grifos…¡WOW! Pero nada más lejos de la realidad. En Berlín hay mucha agua subterránea y cada cierto tiempo tienen que drenar ese agua, cosa que hacen a través de las tuberías de colores.

Las chicas que hacen “pffffff” y Benny Hill

Mitte

Y como estábamos por el centro, intentamos ir al Deponie nº3,  que también está bajo las vías de tren (de nuevo dando vueltas para acabar en el punto de partida, con un GPS que parecía vacilarnos). Había leído de mano de un buen cocinero que era un gran sitio para comerse una bradwurst con patatas y sauerkraut, típico alemán, bueno y barato. Realmente el sitio tenía buen aspecto, mesas de madera, velitas, super-acogedor, muy de casa y cálido. Buen ambiente, lleno de gente de todas las edades riendo y agusto. Y el problema no era ni por la comida ni por el lugar. Entramos y sin prestarnos mucha atención (pasando en moto), las camareras nos dijeron que no había sitio para cuatro. Nos fuimos, pero tras 5 minutos mirando los alrededores pensamos que no queríamos ir a otro, ese tenía muy buena pinta y podíamos esperar. Entramos de nuevo y fuimos al fondo, donde todas ellas se apelotonaban. Aun estando en medio de 20 camareras, pasaban a nuestro lado y no nos veían así que después de seguir a una un buen rato, le paré. En este punto la cosa estaba tomando tintes absurdos, parecía una de las persecuciones de Benny Hill (ahora imagino la escena a cámara rápida y con esa cancioncilla XD). Le dije que podíamos esperar a que una mesa quedara libre y le pregunté que cuánto creía que tendríamos que esperar. Dijo que “Pfffffffffff”…yo que sé, entre 5 minutos y 1 hora. –  Vale ¿Y en dos mesas de dos? -Pffffffffffff! Sí, podéis. Y se piró (supongo que diciendo Pffffffffff!!!). En fin, entiendo que con mucho trabajo estuvieran agobiadas pero no fueron nada simpáticas, al menos con nosotros. Así que nos fuimos a otro lado.

¿Filete ruso o hamburguesas?

Zona Rosenthaler Platz, límite de Mitte y Prenzlauer Berg

Así pues, derrotados por las chicas “pfffff” volvimos a nuestra zona favorita: Rosenthaler. Hoy tocaba buscar otro sitio y los íbamos agotando poco a poco. Nos llamó la atención un lugar, pirulinenun restaurante ruso al que nunca llegamos a ir, el Gorki Park, que queda pendiente para otra vez ya que tenía muy buen aspecto. La comida no era tan barata como en otros sitios, pero los menús del día sí lo son (6,90€!). El caso es que no estábamos para homenajes, más bien hambrientos rabiosos. Y como habíamos pasado por el Rosenburguer varias veces y siempre estaba lleno…Allá fuimos! Servía menús con diferentes hamburguesas, bebida grande y patatas por 7-10€. La verdad es que las hamburguesas estaban muy ricas (pedimos las más normalitas con bacon y queso, pero había muchos tipos diferentes incluídas hamburguesas vegetarianas), el ambiente era agradable y las cervezas (que uno mismo puede coger de una nevera) estaban buenas. Otro día más, otro acierto más 🙂