Guía trotera de supervivencia para comer, beber y disfrutar en Borgoña

Supongo que pensar en ir a Borgoña sugiere un viaje lleno de glamour rodeado de ricos vinos. Es una opción, desde luego. Sin embargo voy a proponer algo más de andar por casa (sin privarse de cosas ricas, eso sí) que sirva como guía para pasar un fin de semana largo entre Dijon y Beaune, trés jolie y bon marché. Ahí van mis consejos…

Capitulo I: Vinos de Borgoña, cervezas, siropes y bebidas de té

Empezando por el qué beber en Borgoña… si, vino, claro. Parece lo obvio. Desgraciadamente, no vuelvo con grandes recomendaciones de Grands Crus. vinoUna copita de vino cuesta como mínimo 4 € y la verdad es que no he probado aun ninguno que los merezca. Puede que sea que los que he probado, casualidad, no eran muy buenos o quizás es que haya que hacerse a ellos, acostumbrar al paladar a estos sabores y texturas tan diferentes. La mayoría me resultaron vinos con poco cuerpo y sabores u olores no especialmente agradables (sabores a madera exageradamente intensos o aromas a húmedad, como a fregona mojada). En una ocasión pedí un pinot noire y estaba más rico, entre otras cosas porque tenía más cuerpo que el resto. Sin embargo otros Côte de Beaune que probé me resultaron insípidos, mientras que a una amiga (con buen paladar) le gustaban bastante esa textura y ese sabor más ligeros. Quiero pensar que es cuestión de gusto. Por otra parte, los blancos que probamos me parecieron más sabrosos y ricos, como un blanco dulzón llamado Domaine de Laguille, un Côtes de Gascogne (Gros Manseng). Por cierto, algo curioso es que hasta en el supermercado son caros. Aquí por 5 € hay vinos más que decentes, pero allí habría que pagar entre 15 y 20 € para empezar a probar algo agradable al paladar. En fin, esta ha sido una primera toma de contacto con los vinos de Borgoña, no desisto. No será la primera vez que algo resulta desagradable a la primera y después nos encanta, ¿verdad? A pesar de todo, si se quiere probar una muestra de vinos de la zona tengo una mejor opción y más económica en comparación (que ir probando copitas o comprando botellas a precios prohibitivos). Más adelante la comentaré…

Visto lo visto, ya sé que en un lugar de vinos como Borgoña parece un sacrilegio pedir cerveza pero es mi elección sin duda. Las cervezas también son caras, pero como opción me parecen mucho más interesantes. En los bares hay cañas (biére pression), en algunos de marcas como Heineken y Kronenbourg, pero en otros de Leffe, Grimbergen o Chouffe. La caña también cuesta unos 4 € pero la relación calidad-precio es mejor en este caso. Y si alguien se anima a probar las especialidades francesas, tiene varias opciones:

  • Panaché: el panaché es sencillamente una clara, es decir, cerveza con gaseosa.
  • Mónaco: esta es una bebida que se ve mucho. Es de color rojo, ya que se hace mezclando una clara con sirope de granadina, adquiriendo así en parte el color del la bandera de Mónaco. Por cierto, les encantan los siropes, de todos los colores, de todos los sabores.
  • Picon: se le llama picon a la cerveza rubia con Picon®, una bebida amarga a base de naranja.

arizonaSi hablamos de bebidas sin alcohol, es habitual ver a la gente en los bares con unas bonitas botellas de té de diferentes sabores: té verde con miel, té con sabor a limón, té verde con granada, té con sabor a melocotón o té blanco con arándanos. La marca es Arizona, son de EEUU y son muy suaves. No son muy dulces, cosa curiosa, con lo cual es una opción bastante sana y que encima no empalaga. Si miramos en la página francesa existen sólo estas 5 variedades, pero la página americana es una locura. Existe la página en español, pero no he visto por aquí*, y segun la misma existen las mismas 5 variedades que existen en Francia. Precio: entre 1.5 € y 2.5€ según dónde lo compremos.

*Acabo de encontrar en una tiendita cerca de mi casa y costaban 1.6 €. Estaban prácticamente todas las variedades de tés verdes y negros. No las había visto antes, puede que hayan traído porque es veranito 😉

Capitulo II: beaucoup de fromage

Algo que nunca decepciona en Francia son sus quesos, vayamos a donde vayamos. La variedad es mucho mayor a la que tenemos nosotros y hay varios tipos que la verdad, entran a cualquier hora del día, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche.

comte IRecomiendo hacerse con unos cuantos trozos de queso (a mí me gustan especialmente el Morbier y el Comté, que son más bien suaves, pero si gustan los más apestosos y olorosos tranquilidad, porque hay mil tipos que pueden destrozar la pituitaria de cualquiera). Hay muchas variedades locales: Époisses de Bourgogne, Délice, Régal Bourgogne aux Raisins, St Soleil, Morvan, Palet de Borgoña, Poiset au Marc, Lámi du Chambertin, Maconnais, Aisy Cendré, Délice des Crémiers, etc. Un buen plan es comprar varios tipos de queso y  pan y hacer una comida al trote, para no detenerse demasiado a la hora de comer y poder así visitar más sitios. Además, el queso al aire libre es una delicia…

Capitulo III: especialidades locales en el mercado

En Dijon hay un mercado que los sábados es un hervidero de gente. Si vamos allí no merece la pena detenerse en las pescaderías, ya que el pescado no es especialmente bueno en esta zona. Sin embargo, hay otras cosas que sí son interesantes y con las que se puede almorzar in situ: justo en el centro del mercado hay un “chiringuito” que sirve vinos y donde se puede comer lo que se compre (para ayudar a pasar el vino 😉 ).

Al pasear por el mercado veremos carnicerías, pescaderías, charcuterías, puestos de frutas y verduras, puestos con muchos tipos de quesos, puestos con dulces y pasteles e incluso puestos con ingredientes y comidas asiáticas. Muchos puestos. chiringuito IIIEntre tanta comida parece difícil centrar la atención en una sola cosa. He aquí mi propuesta si la intención es comprar cosas para comerlas en el mencionado “chiringuito” central:

1. Lo primero, hacerse con un poco de pan, que en Francia es bastante rico en general.

2. Para acompañar el pan se pueden comprar varias cosas: el omnipresente queso (por supuesto) o embutidos. Es típico de la zona el saucisson lyonnaise, que es un salchichón bastante ancho del que existen múltiples variedades. Yo vi con avellanas y cépes, pero por lo visto hay con queso Beaufort, myrtilles (una especie de pequeños arándanos muy típicos de Francia), queso de cabra, aceitunas, nueces, ahumado, etc. Puedo hablar del de avellanas, que me llamó la atención y fue el que compré. Lo cierto es que esperaba encontrarme avellana tostada y picada en el interior pero no, lo que tiene es avellanas enteras y crudas. La verdad es que resulta curioso encontrarse esa textura en el salchichón pero no me parece una combinación especialmente acertada. El resto de combinaciones sería cuestión de probar, pero intuyo que el de myrtilles sea mejor. En cualquier caso el salchichón en sí está muy rico pero ojo, porque no es barato (10-15 € la pieza). Otra buena opción es comprar algún tipo de paté (que también los hay con setas, con frutos secos, etc) y del cual podemos obtener un trozo para almorzar a buen precio (1-2 €).

3. Una cosa que se ve mucho allí y que es muy apropiado para esta parada es el pâté en croûte, un paté envuelto en masa brisa u hojaldre. En su interior evidentemente hay paté (el primero que probamos era de súper y estaba relleno de paté de campaña), pero también hay variantes (en el mercado cogimos uno con trozos de pollo, mostaza y limón, riquísimo).

4. Si lo que nos apetece son dulces, allí es típico el Pain d’épices, unos bizcochos especiados de sabor fuerte y anisado, pero que son algo secos. Hay muchas variaciones en diferentes formatos y con diferentes añadidos (chocolate, myrtilles, etc). De todas formas los recomiendo más bien para el desayuno, porque como mejor están es untados en leche 😉pan de epices

Por otro lado, entre los cientos de pasteles que hay en las pastelerías sería complicado elegir uno solo. Aun así yo recomiendo probar la tarta de limón (tarte au citron). Para quien no la conozca, es una tartaleta rellena de crema al limón cubierta de merengue gratinado. La crema es dulce y ácida por efecto del limón (la clave está en que estén equilibrados el dulzor y acidez), la tartaleta crujiente y el merengue dulce y esponjoso. Una combinación deliciosa. Aquí no es tan fácil encontralo y es una manera de salise del típico pain au chocolat en el que todos caemos, pero que ya está muy visto.

pastel de limon

5. Y antes de irse, claro, se puede comprar un poco de mostaza de Dijon, tan famosa. Está la típica, pero la hay con vino blanco, casis, avellanas, en grano, con estragón,… Lo cierto es que se puede comprar en mil sitios. Es recomendable saber que los franceses nunca la compran “tuneada”, lo que hacen es comprar la básica y luego le añaden los diferentes ingredientes ellos mismos.

Capitulo IV: si se tiene cocina y se puede montar el tenderete, prepare unas Galettes

Si se va a casa de algún conocido, a unos apartamentos o en resumen, se tiene acceso a una cocina, hay algo que siempre es una gran idea: preparar galettes. Conseguir harina para galettes es fácil, es una opción económica, es típico de Francia y está bien rico.

Nosotros estamos muy acostumbrados a los crepes, pero una especialidad de otra zona de Francia (Bretaña) es una variedad de los crepes elaborada con trigo sarraceno (que no es trigo sino alforfón) y que son lo mejor para un relleno salado. galetteLas galettes son más oscuras y quedan más crujientes, con un textura menos esponjosa que la de un crepe. Se pueden rellenar desde con jamón y queso hasta con salchichas, carne picada, pollo, bechamel, huevo, verduritas o (lo mejor) una combinación de varios ingredientes. La carne picada o el pollo con bechamel y verduritas es una mezcla exquisita, pero si se quiere algo más típico de allí, lo suyo es hacer de jamón, queso (a veces también cebolla) y huevo (galette complète) o enrollado alrededor de una salchicha de la zona a modo de perrito caliente (galette saucisse).

Capitulo V: visitas culturales, paradas gastronómicas

Voy a hacer un par de recomendaciones de lugares y comidas que me gustaron especialmente.

Una es Beaune. Se pronuncia “bon” pero no hay que confundirlo con Bonn, en Alemania. Lo digo porque cuando le decíamos a la gente que habíamos ido a “Bon” todos nos miraban con ojos desorbitados porque pensaban que nos habíamos hecho una excursión de 1000 km para pasar el día en Alemania. Nein. Por cierto, el tren de ida y vuelta entre Beaune y Dijon cuesta algo menos de 16 €.

Beaune es otro pueblito cerca de Dijon que se centra en el turismo enológico. Este es un buen lugar para visitar una bodega y probar vinos de Borgoña a buen precio si se tiene antojo. Nosotras fuimos a una, Patriarche Père et Fils, que no puedo decir que fuera la mejor opción pero que al fin y al cabo no salió tan mal. Lo cierto es que la elegimos porque éramos un grupo de personas con ganas de beber vino, a poder ser probando varios tipos, y en el que bastantes de ellas no sabían francés, cosa que limitaba las posibilidades.

  • Los puntos a favor eran que la bodega por dentro estaba bien, era bonita (por dentro, no por fuera) y que por 16 € probabas 13 tipos de vino, 3 blancos y 10 tintos (además te daban un chupito de licor de casis al final). Y que salías mucho más alegre de lo que habías entrado, por descontado.
  • Los puntos en contra: por un lado las dos pantallas al principio de la visita que te hacían la introducción, eso sí, en varios idiomas a elegir, pero a velocidad de vértigo. La voz en off hablaba tan rápido que nos dio un ataque de risa -no bocalizaba- porque era como si fuera a cámara rápida. Y por otro, que el personal no brillaba por su simpatía. La verdad es que hay varias opciones para ver bodegas en Beaune si se quiere una visita más elaborada, incluida una visita con cata sensorial que parecía muy interesante.

artilugio vinoComo curiosidad, comentar que con la entrada regalaban un extraño artilugio de metal para catar los vinos. Al parecer, es una reproducción de los que se usaban para catar vino antiguamente en Borgoña.

En Beaune se puede visitar, dentro de los Hospices de Beaune, el Hôtel-Dieu. maese bertrandEs un edificio precioso y la visita se realiza con audioguía, que aporta un montón de información. Durante la visita se pasa por diferentes estancias, como la sala de los pobres, la sala de San Nicolás, la cocina o la farmacia. Es especialmente interesante, desde el punto de vista gastronómico, la cocina. La comida que se servía en el hospicio se realizaba segun los tratados nutricionales de la época. Allí explican  cómo se creía que existían diferentes tipos de alimentos: los alimentos calientes, los fríos y los húmedos. hotel dieuY al parecer, los alimentos fríos y húmedos no eran muy buenos para la salud. También se puede ver a un simpático autómata llamado Maese Bertrand, que mediante un sistema de cremallera sube y baja las ollas.

Con el dinero que se recauda del turismo por el Hotel Dieu y con una subasta anual de los vinos de los Hospicios de Beaune se mantienen todas las infraestructuras de la obra.

En Dijon por su parte hay muchísimos edificios que visitar (después de París es uno de los centros más importantes de Francia) como por ejemplo las iglesias de Notre Dame o Saint Bénigne. Notre Dame es muy especial, con dos filas de columnas en la fachada, la típica lechuza en un lateral en el exterior y un demonio en la puerta que protege del mal. notre dameLa estética de la ciudad es muy bonita, al igual que en Beaune, por lo que solo el pasear por allí y admirar los edificios ya merece la pena. De toda formas, entre iglesia e iglesia hay que comer algo. Y el sitio es el O´Bareuzai. Esta va a ser una recomendación algo ambigua: el lugar está bien situado y la comida se puede decir que está bastante rica. Por otro lado (esto pongamos que no es ni un pro ni un contra sino sólo un “WTF”), su baño de mujeres es fascinante: tiene un gran espejo en el que contemplarse una misma sentada en todo su esplendor mientras visita el aseo –oh la lá, le glamour– con un fondo de 24 rollos de papel higiénico colgando de la pared. Volviendo al bar-restaurante, en él se junta gente de todas la edades y está bastante lleno. El gran punto negro del lugar es que sus camareros son más rancios que un huevo de cien años. Te hacen esperar un montón de tiempo y el trato no es nada afable. No te dan la carta cuando vas a comer y andan bastante despistados en general. Y no se por qué la cosa no cambia. Basta echar un vistazo a Tripadvisor para ver que esto lleva así tiempo. Como decía, esta es una recomendación ambigua. Si alguien, que a estas alturas ya está avisado de lo que hay, se atreve a ir allí a pesar de todo tengo algo que decirle: que se pida una Tartine Croque-Madame que está de muerte. Es una tosta muy grande de jamón y queso cubierto de crême fraîche con cebolllino y especias, gratinada. Una locura. Además viene con acompañante: se puede elegir o bien ensalada o bien “lo que ellos llaman sopa”. Esta “sopa” es más bien una crema de verduras, cremosa y super-super rica. Supongo que puede variar con los días, la que yo probé era un 10.

Anexo

Para terminar la visita, se puede ir por la noche al Peniche Cancale, un barco en el canal de Dijon que ofrece conciertos, comida y cerveza a precios razonables…

Le bonheur, c’est comme du sucre à la crème, si tu en veux, il faut que tu t’en fasse

La faceta menos conocida de Paul

File:Paul Newman 1954.JPGY digo menos conocida al menos para mí. Dos de mis aficiones favoritas, cine y gastronomía, confluyen en este post de manera casual. Hace un tiempo colgaba un tweet hablando de algunas comidas que nos habían traído de Idaho y, para ilustrarlo, ponía la foto de unos peanut butter cups de la marca Newman´s Own. Y hoy, haciendo un curso llamado Science & Cooking, descubro el restaurante the Dressing Room. ¿Y qué tienen en común estas dos historias? Pues que el dueño de ambos, es decir, la marca Newman´s Own y el restaurante the Dressing Room, es (o era) el guapo y desaparecido Paul Newman. Parece que, además de un entusiasta de los coches y las carreras de coches, la comida también atrajo su atención, cosa poco conocida y que se menciona sólo de pasada en, por ejemplo, la Wikipedia.

La marca Newman´s Own tiene una sección de alimentación con diferentes productos 1381311883975(desde su aliños para ensaladas, que fue con los que empezó toda la historia, hasta pizzas, comidas preparadas, salsas, palomitas, cereales o bebidas), una de comida ecológica (organic food, como se le llama en inglés, con chocolates, snacks, comida para perros, vinagre, café, té, regaliz, diferentes tipos de galletas o caramelos) y además vinos. Algo interesante en esta ya de por sí curiosa historia es que los beneficios de estos productos se destinan a caridad. Merece la pena echar un vistazo a los enlaces para conocer la marca.

Por otro lado, el restaurante Dressing Room emplea comida local, artesanal y ecológica para sus menús. Como curiosidad, comentar que Bill Yosses, el encargado de las masas y postres de la Casa Blanca (si, efectivamente, un encargado de los postres y las masas, tal cual) que junto con la Primera Dama, el secretario social de la Casa Blanca y el jefe de personal , trabajan con el Chef ejecutivo de la Casa Blanca para preparar todos los menús oficiales o no oficiales de la Casa Blanca, trabajó en este restaurante antes de ocupar su actual puesto.

Como en este post hay tanto jugo para exprimir puede que ahonde en el tema más adelante. De momento dejo este como una pequeña introducción 🙂

La foto de Paul Newman es de dominio público

La Madame

Ciertamente aquí no aparecerán imágenes de la comida, y es que una de las curiosidades de este lugar oculto en Donosti es que si dejas tu móvil en una cesta en la entrada te descuentan un 10% de la factura (el IVA vamos). Tranquilidad. Tuve la suerte de que el chef, el neoyorkino Kevin Patricio, fuera mla madamei profesor en un curso de cocina asiática del Basque Culinary Center y puedo decir que es pura creatividad. En la cena maridó diferentes vinos blancos y tintos, jereces y cervezas para cada plato que pedimos mientras nos explicaba cada uno y respondía a nuestras (interminables) preguntas con simpatía. ¿Qué recomiendo? El nigiri de foie hay que pedirlo sin duda, la tempura de gambas tiene fama y es adictiva y los dumplings son deliciosos, más aun regados con una cerveza fresca diferente de la tantas que hay en la carta. Y para terminar, recomiendo pedirse un cóctel ya que son especialistas. Si te quieres dar un homenaje, en este local con música ambiental y ambiente informal y que no es para nada el típico restaurante, te atenderán amablemente y comerás rico y de manera distinta.

Come Lola come: Berlín (V)

Puede que acabáramos el tercer día empachados, pero nuestra gula es infinita. Y qué mejor forma de demostarlo que empezando el cuarto día con un desayuno de los que hacen historia.

Breakfast at Jooseppi´s

Brunnenstrasse, zona límite Mitte y Prenzlauer Berg

joosepiYa teníamos ganas de ir a Raja Jooseppi, un restaurante en nuestra calle del cual sólo se veía un pequeño cristal y la puerta y que, por las noches, se veía medio iluminado con velitas. Tenía un aspecto de lo más acogedor. Además, habíamos mirado la carta y todo parecía delicioso. Por cierto, con ese nombre pensámos en un principio que sería hindú, pero en cuanto vimos la carta quedó claro que no: eran platos elaborados de nueva cocina. Como al final el día anterior no cenamos allí porque no era momento de comer tanto, decidimos que desayunaríamos en Raja Jooseppi. Además, habíamos visto un cartel con una oferta interesante en la puerta. Resultó que cuando entramos, ni el local era tan pequeño (se extendía hacia la derecha haciendo una L hacia una habitación grande y luminosa, donde desayunamos), ni era sólo restaurante (también hotel), ni existía la oferta de desayuno que habíamos visto porque era para otro día de la semana. No problem, seguía siendo acogedor y la chica que nos atendió nos dijo que había muchos tipos de desayunos para elegir. Perfecto. Y ciertamente, la carta era infinita: desayunos de diferentes países y tipos ya creados (desayuno inglés, alemás, etc) y además con posibilidad de elaborar uno mismo su propio desayuno utilizando todas las combinaciones habidas y por haber. No nos complicamos y pedimos dos desayunos ingleses para compartir entre 4, con huevos, bacon, salchichas (pequeñitas con hierbas), alubias y tomate a la plancha. Delicioso. El precio rondaba los 7 € por desayuno, pero lo merecía. Luego además pedimos café, nuestro combustible indispensable.

Comida momificada

Neues Museum, Isla de los Museos, Mitte

La_cour_égyptienne_(Neues_Museum,_Berlin)_(6098970799)Tras el desayuno, fuimos al Museo Nuevo (Neues Museum) ya que queríamos aprovechar el pase de transporte “Isla de los Museos” que habíamos cogido. Desgraciadamente, el tenerlo no nos evitó la cola para entrar porque había que pagar un poco más, cosa que no sabíamos. En fin, el museo lo merecía. Todo lo que tiene que ver con Egipto nos gusta mucho por lo que ir allí en concreto nos apetecía bastante, ya que es el museo de prehistoria, historia antigua y Egipto. Al final entre esperar la cola y ver el museo se nos pasó la mañana. Vimos momias, todo tipo de figuritas y cachibaches, estatuas y enterramientos. Lo de los sarcófagos era realmente curioso. En una misma sala había varios sarcófagos egipcios y justo al lado otros enterramientos más rudimentarios, todos con la misma finalidad, sólo que unos eran elaboradísimos, con grabados y un trabajo impresionante y los otros no eran más que piedras colocadas alrededor del fallecido. Y ambos estaban hechos en la misma época. No es por nada pero los egipcios se lo curraban muchísimo más 😉. Luego vimos el famoso busto de Nefertiti (y justo en diciembre del año pasado se cumplían 100 años desde que lo hallaron). También vimos otras representaciones de los bustos de Akhenatón y Nefertiti, con esas cabezas alargadas que tanto han dado que hablar. Después, me pasé un buen rato mirando urnas llenas de anillos, pendientes, collares o especias. Soy de esas personas que se entretienen mirando plantas cuando va al monte o conchas en la playa (reminiscencias de un instinto de recolectora supongo) y además, bisutería y alimentos en los museos de historia. Me gusta pensar en las mujeres que llevaban las joyas y en cómo les quedarían, además de fascinarme lo elaboradas que eran. Y por supuesto, me encanta ver las comidas (momificadas claro), recetas, cacerolas, etc que hay en los museos para imaginarme cómo comían entonces. Había especias, panes,… hace poco había leído que los egipcios tenían incluso vasijas para desuerar el queso. Fantástico.

Happy noodles

Mitte

happynoodles2Bueno, y como la comida momificada no alimenta ni creo que esté muy buena, salimos a la calle a buscar un lugar para comer de verdad. Por cierto, fuera había una estatua en la que ponía Humpty Dumpty  y no conseguíamos recordar de qué nos sonaba ese nombre. Al final pedimos ayuda al móvil, que también decía que allí cerca había un restaurante asiático llamado Happy Noodles (con ese nombre nos calló muy bien), tan cerca que por lo visto debíamos estar ya dentro pidiendo la comida pero el caso es que no lo veíamos (esas trampas del teléfono). Estaba a la vuelta de la esquina. Comida rapida que nos entró muy bien y que estaba muy rica y a buen precio. Se podían pedir unas cajas con fideos, pollo y verduras por 2,6-3,6 € pero pedimos menús: uno de pollo crujiente y fideos, pato crujiente y fideos, otro con pollo teriyaki y arroz y el último con pollo en salsa de cacahuete y arroz. Además, el menu incluía sushi o sopa de primero (nosotros cogimos sushi)  y una bebida pequeña. Total, nos salió la comida por 31,60 € (recomiendo ver este gracioso vídeo que he encontrado del lugar y que lo explica todo muy bien, aunque el hombre tiene muchos problemas para comerse los fideos).

Un paseo por el comunismo

Museo RDA y alrededores y hacia Friedrichshain

DDR MuseumComimos y nos fuimos hacia el museo de la RDA que estaba al lado. En él se reproducían desde las casas de la época pasando por los coches, vestuario, televisión, jardines, costumbres, etc. rosaluxenburgTodo interactivo, podias abrir los armarios, mirar los libros e incluso sentarte en el sofá. Yo me entretuve un buen rato en la cocina, la verdad. Estaba muy bien, pero había mucha gente y es difícil intentar que 20 personas manoseen una sola cosa a la vez, además de que el calor humano se notaba demasiado allí y empezamos a achicharrarnos. marxengelsSalimos y visitamos a Marx y Engels un momento, antes de ir hacia Alexander Platz donde habíamos quedado con un amigo que vivía allí. Nos tomamos unas cervezas en un bar con palmeras falsas, donde creerías casi estar en el caribe si no fuera porque veías nieve a través de la ventana y porque los dueños y la camarera eran rusos. Después acompañamos a nuestro amigo, pasando por la estatua de Rosa Luxemburgo y nos dirigimos hacia Friedrichshain.

Pizza punk y pasta ska

Friedrichshain

karlmarxalleefarosAndamos un rato por la Karl-Marx Allee, que con sus dimensiones realmente impresiona, hasta llegar a dos edificios gemelos que son como dos faros. Allí torcimos y empezamos a adentrarnos entre callejuelas. Ya sabíamos que en ese barrio había ambientillo y se notaba porque había mucha gente joven. Nos tomamos algo cerca de Boxhagener Platz, “la Boxi”, en un bar oscuro donde el aire de los cigarros y la luz rojiza llenaban el ambiente. Salimos y no muy lejos vimos un restaurante italiano lleno de gente joven, así que entramos. El lugar se llama Il Ritrovo. Cucina Casalinga Popolare. Resulta que “casalinga” es ama de casa, y la “cucina casalinga” no es otra cosa que cocina casera. Desde luego, el sitio no es para gente remilgada: es un lugar “popolare” como su nombre indica. Ruidoso, está lleno de gente y la estética es mayoritariamente punk y con pintadas en las paredes (vimos algunas de Banda Basotti y Obrint Pas). De hecho, allí se suelen hacer conciertos habitualmente, como luego supimos. Pero eso si, tan “popolare” en el ambiente como en la comida: una pizzas impresionantes, una pasta realmente estupenda (pedimos boloñesa) y postres muy ricos (tiramisú delicioso). Y el vino si bien no era el más fino que habíamos probado desde luego entraba solo, así que nos fuimos contentos a dormir ;).

Foto del Neues Museum de Dalbera bajo licencia CC-BY 2.0

¿Te gusta mi nuevo vestido estilo recolección y cosecha de la uva?

Tras esta pregunta aparentemente absurda hay una curiosidad etimológica que me ha sorprendido.

De por qué hablo de vestidos

Sin querer, buscando exactamente el significado de una palabra para referirme a algo que yo suponía que era, por dónde y cómo se usaba, algo así como “viejo pero con estilo”, he hecho un ¡descubrimiento gastronómico! Este término lo relaciono normalmente con ropa y mobiliario, la verdad; lo que me recuerda una imagen del viaje a Berlín, en la que el tipo de ropa asociado a esta palabra y que hoy día está tan de moda  se presentaba en un escaparate de la manera más franca y sincera. vintage2La ropa que se veía llevaba vinculadas las caras en blanco y negro de señoras de antaño con sus vestidos de antaño. “Efectivamente, esta es la ropa que llevaba tu abuela” parecía decir. Una gran imagen.

Si, estoy hablando de la palabra Vintage.

Por cierto, aunque a menudo se usen indistintamente, retro y vintage son dos cosas diferentes. En este caso la wikipedia lo explica muy bien: “un Mini Cooper de 1965 es vintage o clásico, mientras que el modelo de Mini fabricado actualmente, inspirado en aquel, es simplemente retro”. Esto es, la ropa inspirada en aquella vestimenta antigua que llevan algunas personas ahora es retro, no vintage, y al parecer, para ser auténticamente vintage debe llevar asociado una cierta calidad y valor. Vamos, que la bata vieja de la abuela no cuenta como vintage salvo que sea de seda china, entiendo. Así pues, aplicado a moda lo realmente vintage al parecer supone exclusividad, calidad, materiales, valor económico, historia, coleccionismo y acabado….lo cual tiene algo que ver con el uso gastronómico del que procede…

Vintage en lo gastronómico

Es posible que en alguna clase de enología mencionaran hace unos años la palabra vintage en su “contexto agrícola” pasándome totalmente desapercibida la asociación. Y es que vintage no es otra cosa que vendimia. Es una palabra inglesa que proviene del anglo-normando vintage, y éste a su vez del francés antiguo vendange. Por su parte, vendange es una evolución de la palabra latina vindemia (de vīnum “vino” + dēmō “quitar”).

Pero entre vendimia, es decir, el acto de recoger la uva para posteriormente hacer vino, un trabajo arduo y pesado, alejado totalmente de algo glamuroso, y estos ropajes tan exclusivos y de calidad, ¿qué relación hay? ¿Por qué se le llama “vendimia” a la ropa vieja y cara? Pues bien, el vintage de un vino es el año de su cosecha. Pero además, al parecer, las bodegas empezaron a emplear este término para referirse a los vinos de las mejores cosechas, y es este uso el que ha hecho que haya derivado a otros campos para referirse a todo producto antiguo de calidad.

Pronunciación

Si, como yo hace un rato estáis pensando en “vintash”, id al siguiente post.

El bastión gastronómico

Labastida

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Y es que el topónimo de esta villa en la Rioja Alavesa tiene su origen en la palabra “bastión” que hace referencia a un pasado guerrero, y guerrera (por contundente,  abundante y rica) es la gastronomía de la zona igualmente.

La historia de la villa es muy interesante, habiendo sido marco de múltiples batallas y que ha dejado un legado con reminiscencias neolíticas, medievales, renacentistas o barrocas. Fue un lugar estratégico en la Edad Media y una importante villa noble más tarde, por lo que es la población más blasonada de toda la Rioja Alavesa. Gracias a la audioguía que se puede descargar en la página web de Labastida, uno puede visitar a su ritmo la villa y alrededores, aunque existen también visitas guiadas muy recomendables (entre otras cosas, porque le llevan a uno al interior de la ermita del Santo Cristo, fundada por Sancho “el Sabio”, que de otra manera no puede ser visitada). Dentro de Labastida existe además un lagar, el lagar de la Mota, al lado del antiguo ayuntamiento de la villa, que, para aquellos que no puedan visitar alguno de los múltiples lagares rupestres que hay por la zona, resulta interesante para visualizar el antiguo método de extracción de vino. De hecho, hasta tal punto ha sido siempre importante la elaboración de vino en Labastida, que se dedicó en exclusividad a su producción, obviando los frutales, olivos y cereales (al contrario que otras poblaciones), por lo que sufrió mucho con la llegada de la filoxera y la posterior destrucción masiva de viñedos.

Gastronomía

Teniendo en cuenta que nos alojamos en una casa rural (Lurmendi) donde la frase más oída es “Tú como en casa” y cuyos dueños son también propietarios de una carnicería, sabíamos que la carnaca iba a estar asegurada. Nuestra primera cena constó de un entrecot (citando la propaganda de la tienda “Si no quieres tener colesterol, come entrecot de carnicería Encarnación y Tío Jose“, aunque el entrecot sin colesterol es algo insólito), con patatas, dos huevos (a la porra el colesterol) y pimientos. Cenaca.

Además, nos habían recomendado ir al restaurante Ariño, en la calle Mayor, donde había buen chuletón, chuletillas de cordero impresionantes y carrilleras estupendas, además de rico revuelto de hongos con  ajetes y postres caseros. El menú del día está a 11 €, aunque en fin de semana sólo hay carta.

Y bueno, las visitas a las bodegas siempre suelen ir acompañadas de un poco de queso y/o chorizo para acompañar al vino….así que por comer que no sea.

Desde luego, hay que llevar el hígado preparado para semejante bacanal y mentalizarse para pasar la siguiente semana a purés y verduritas para compensar, pero merece la pena (y mucho).

Paseos y visitas recomendadas

Merece la pena realizar el paseo por el Machimbrao, camino que sale desde el arco del Toloño, antigua salida  a la sierra, y en el que hoy día se pueden ver diferentes tallas en piedra, creadas estas, como curiosidad, por el artista y enólogo de la bodega Luis Cañas, Pedro Pablo Amurrio.

Otro paseo muy interesante (con visita incluída), es caminar hasta la granja Remélluri, a una media hora a pie desde Labastida. Esta propiedad consta de una necrópolis de los siglos X y XI, sus propios viñedos, su bodega y una ermita del siglo XI. La bodega, que según nos cuentan en la visita no elabora crianza, promueve un método de producción vitivinícola tradicional y ecológico, incidiendo en el cuidado y mantenimiento de los suelos, algo muy importante para la elaboración de vino en particular pero importantísimo también para lograr una agricultura sostenible hoy día: “requiere un poco más de trabajo pero merece la pena, y no es tan difícil como dicen” comentan. La propiedad y producción actual data de 1967, quedando aun lagares antiquísimos y habiendo pasado la granja por manos de monjes jerónimos, que también elaboraron su propio vino. La visita a esta bodega vale la pena por la variedad de actividades que se pueden llevar a cabo en ella, puesto que se puede comenzar con un paseo por la propiedad reviviendo parte de la historia de la zona, continuar con la visita propiamente dicha a la bodega, y finalizar con un aperitivo de vino, queso y aceitunas al lado de la chimenea, que en días de nevada acompaña y se agradece. Vino excelente (de hecho, nos llevamos dos botellas de reseva 2007).

Por otro lado, se puede visitar la Unión de cosecheros de Labastida (Solagüen), la cooperativa de la villa (si se oye “la cope” por la calle no se refieren a la cadena de radio, ojo). Formada por 152 viticultores, es la bodega de la gente de Labastida. Aun cuentan con depósitos de hormigón, interesante para entender cómo y dónde se fermentaba el vino antes. La visita consta de la ruta por la bodega, degustación de sus vinos, almuerzo con queso y chorizo y descuentos para la compra de vinos. Como hay que avisar si o si, y por si alguno se queda con las ganas porque no ha podido ir, existe un puesto en el pueblo donde se pueden comprar sus vinos con distintas ofertas. En nuestro caso, una caja de 6 botellas: 2 Manuel Quintano 2004, 2 reserva 2005 y 2 gran reserva 2001. Por cierto, Manuel Quintano fué un monje de Labastida que se trajo con él las técnicas que ya se empleaban en Burdeos para elaborar vino, allá por 1786, y debió de revolucionar el proceso productivo. De otra cosa no, pero de vino mira cómo saben los curas…