Arancine(ma) Paradiso. Segunda parte

Siguiendo con el viaje por Sicilia, tras terminar en Trapani seguimos camino hacia Agrigento, en el interior…

Agrigento

Agrigento es una pequeña ciudad del interior cuyo centro básicamente consta de una calle recta y larga que atraviesa un bonito casco medieval. CONCORDIAEntorno a esta calle central surge una maraña de callejas, callejuelas y callejones que suben y bajan. Aunque no es este el interés principal que despierta esta ciudad. A tiro de piedra de Agrigento (se puede llegar en autobús urbano), en las afueras, encontramos uno de los tesoros (Patrimonio de la Unesco) más importantes de la isla: el Valle de los Templos, un impresionante conjunto arqueológico griego. RUINASLa entrada cuesta 10 € y por ese precio además de un bonito paseo entre olivos, higueras y almendros podemos ver algunos de los templos mejor conservados de la antiguedad, como el templo dórico de la Concordia. Además allí están el templo semiderruido de Hera, el colosal templo de Zeus (del que apenas quedan algunas piedras pero que permite hacerse a la idea de lo increíblemente enorme que era), una necrópolis paleocristiana y una zona para realizar hecatombes, entre otros. Muy completo.

De vuelta en Agrigento, me parece interesante visitar Santa Maria dei Greci, una iglesia ortodoxa medieval edificada sobre un templo del siglo V a.c. Aquí encontramos además uno de los alojamientos con más encanto de todo el viaje, el Piccolo Gellia. La entrada de este hotelito familiar regentado por una simpática pareja está oculta en una callecita estrecha de apenas 2 números, escondida entre las paredes, tanto, que preguntamos y nadie la conocía. picollo gelliaEl lugar hace que uno se sienta como en casa, con bonitas habitaciones y decoración vistosa, y unos anfitriones de lo más atento. Nada más llegar, un chico tímido asomó a la puerta, a la que llamamos un rato ya que olvidamos avisar de la hora de llegada (upppsss!). Enseguida se hizo entender para ver en qué idioma nos podíamos comunicar. Nosotros insistimos durante todo el viaje en que hablaran italiano porque podíamos entendernos más o menos, pero usaban el inglés continuamente. Esta vez no, cuando vió que el idioma indicado era el castellano llamó a su compañero, que tras una breve estancia en Barcelona y su habilidad personal hablaba castellano perfectamente. Seguido nos aportó toda la información de cada cosa que podíamos hacer, ver e investigar, en un teatro-presentación muy interesante y divertida en la que él explicaba y su compañero con gestos y mímica escenificaba la información. Fabulosos.

Ruga Reali (la arruga real*)

⇒Cortile Scribani 8

El Ruga Reali lo recomendaba nuestra querida guía, con “platos de inspiración campestre” y la posible compañía de actores de teatro que tras las actuaciones solían ir allí, según describía. La verdad es que la entrada por callejones y el aspecto de tasca nos hicieron quedarnos. RUGA REALIY eso que no habíamos visto el patio, donde cenamos, iluminado tenuemente entre casitas. Te atienden con calma y en ocasiones podíamos ver una camarera, un camarero y un perro sentados los 3 en fila en unas sillas contemplando a la gente que cenaba. Tomamos varias cosas: una ensalada de pulpo rica pero algo pequeña, unos spaguetti con ragú de pez limón o medregal (aun no he sabido traducir Ricciola exactamente, parece que en inglés es Amberjack Fish) muy buenos pero a los que habría echado un poco más de ragú, y un solomillo (Filetto, Vinello e Miele). Quiero hablar de éste último. Pero qué solomillo. Grande, tiernísimo (se cortaba como mantequilla con un cuchillo de ídem, para hacerse a la idea) y con unos trozos de queso curado fundido encima… se me hace la boca agua al recordarlo, ¡mmmm! Y bueno, el postre, un “ricottamisú”, la guinda.

*Mi traducción literal. Teorías inciertas: según este diccionario siciliano, “ruga” significa además de arruga, “per strada”, de la calle. ¿Todo junto podría ser “de la calle real”? La calle principal estaba al lado, quizás fuera la posada de la calle real antiguamente…

Info práctica:

Trapani-Agrigento 11.90 € y unas 3 h. En la cafetería de la estación de bus (al lado de Stazione Centrale) se compran los billetes de la compañía Lumia.

Catania

Catania, como Palermo, al ser una gran ciudad en un primer momento da una sensación algo deprimente y agobiante, con las calles ruidosas y los edificios desconchados. Pero al igual que en esta última, los rincones especiales y el movimiento de la ciudad hacen que enseguida encuentres el encanto…

Aquí pasamos cuatro días a modo de “campamento base” mientras nos movíamos por otros lugares, por lo que no vimos muchas cosas. cataniaAun así, la plaza del Duomo y la Fontana dell’elefante, la via Etnea y Villa Bellini (desde donde contemplar la ciudad y el Etna) y el Castello Ursino no nos los perdimos. La plaza del Duomo se abre desde la Via Etnea y es un poco el centro neurálgico de la ciudad: lo quieras o no, para ir a cualquier sitio casi siempre acabas pasando por alli (o muy cerca). Al lado está el mercado de pescado, que no vimos porque sólo abría por las mañanas, pero que todos dicen que merece la pena. elefanteDesde la plaza y a través del mercado, entre calles, se llega al Castello Ursino en cuya plaza cogimos la buena costumbre de tomarnos una Castello (claro) cada tarde al volver de la excursión diaria. Justo hacia el otro lado y tomando la Vía Etnea, la puerta de un parque aparece a nuestra izquierda: Villa Bellini. Este bonito lugar es sin duda un oasis en la ciudad. Palmeras, papiros, diferentes flores, elefantes hechos con guijarros por los caminos, un calendario vegetal y en lo alto un quiosco donde sentarse al atardecer y ver de qué humor está el Etna ese día. castello ursinoAdemás de Villa Bellini, existen también la piazza Bellini y allí mismo el teatro Bellini, hacia el este de la ciudad. Es una zona animada y resguardada donde tomarse una cerveza o un helado para refrescarse del calor. Finalmente, en la zona de la plaza de la República, día si y día también hay un enorme mercadillo donde comprar cualquier cosa, ¡incluso camisas a 1 €!

En Catania además decidimos investigar qué era aquello de los lidos. Los lidos son una fiesta continua de la mañana a la noche, zonas de playa (de pago) con animación, en resumen (aquí un ejemplo). lidoPero el nivel de privatización de las playas al que han llegado resulta ridículo, cuesta encontrar las zonas que llaman “libres”. Fuera como fuese, hacía calor y queríamos bañarnos, así que cogimos el autobús que llegaba a las playas. Paramos en un lugar al azar y ante la duda de si ir a un lido o no, nos metimos por el medio de dos a una de las zonas libres. Hay que comentar algo: los lidos son de pago y por tanto están cuidados, las zonas libres no tienen por qué. Nosotros llegamos a una muy sucia así que anduvimos por la orilla un buen rato hasta encontrar una zona libre y limpia. Sí señor, playa sin pagar (qué lujo ¬¬). Pasamos la tarde allí viendo cómo en un lido cercano un grupo de gente hacía algo similar al zumba, en una tarima con un profesor tipo “King África” rompiéndose en la pista, que a pesar de su peso se movía con una agilidad pasmosa. Wow.

Acqua o Linzolu

⇒Piazza del Duomo, Vicino Fontana Dell’ameno

Este restaurante se encuentra entre la plaza del Duomo y el mercado de pescado (cosa que es evidente porque aun tras haber limpiado, se sigue notando el olor). tagliatta di tonnoLlegamos aquí tarde y desfallecidos de hambre, ya que no nos daban de comer en ningún otro lado. Cogimos dos platos para compartir, unos spaguetti bolognesa (ricos) y una “tagliata di tonno“, algo que parecía una especie de tataki de atun y tenía muy buena pinta. Pero no nos gustó. El pescado en sí era un túnido, pero no atún, era más correoso y estaba crudo. Crudo total. Estaba sazonado con una mezcla de finas hierbas y le añadieron una salsa de limón dulzona. Mira que con las cosas poco hechas no tenemos problema, pero tuvimos que pedir que lo cocinaran más. Además, la mezcla de especias y limón nos supo a jabón y el sabor a pescado quedaba totalmente tapado por ellas. No me pareció una mezcla acertada, pero puede que sea cuestión de paladares.

Pasticceria Savia

⇒ Via Etnea 302/304 y Via Umberto 2/4/6

SAVIA COLLAGEEl ajetreo de esta pasticceria está justificado por la fama del local, que existe desde 1987. Pizzetas, arancines, fagottinis, cipollines y todo tipo de bollos y pastas rellenas que llegan de la cocina y desaparecen. Calientes y recién hechos, son una gran opción para las comidas troteras. Hay algunas mesas para comer en el local, pero es difícil conseguir una.

A putìa dell’ostello

⇒Piazza Curro 6

Una putìa en siciliano es una bodega. “La bodega del albergue” COLLAGE A PUTIAes en realidad el restaurante del Agorà Hostel. En una plazoleta, este restaurante tiene muchas mesas ya que se suele llenar: gente joven, familias, adultos, de todo. Los martes es la noche del cous-cous (y se llena a tope) y los domingos, la de la música.

Se pueden comer muchas cosas: ofrecen diferentes entrantes (hay uno que son una especie de montaditos con queso, tomate, ajo, verduritas, … sencillo y realmente bueno), ensaladas, pasta, primeros (los cous-cous son especialidad, el de carne es para morirse), pizzas, segundos (A putìa, con pechuga de pollo a la plancha, taboulé y patatas o verduras; polpettes de cavallo, es decir, albóndigas de caballo, con champis y tomates cherry salteados, que están buenísimas; polifemo, un plato combinado con una albóndiga, mozarella con tomate tipo capresse y cous-cous vegano) y postres. Todo muy rico y entre eso y el ambiente la verdad es que cenamos en este lugar todas las noches.

Info práctica:

Desde Agrigento a Catania se tardan como 3 h en bus y cuesta 13.40 € con la compañía Sais.

Etna

Cuando fuimos a Sicilia, el Etna había entrado en erupción apenas un mes antes. ETNAÍbamos con la esperanza de ver algo, pero nos quedamos con las ganas. Aun así, aprovechamos para ver el sitio. Hay muchas opciones de excursiones, andando más o menos, para recorrer el parque natural. Nosotros escogimos una en la que nos dábamos un paseo, veíamos varios cráteres, visitábamos un río de lava y nos explicaban detalles de las diferentes erupciones (cráteres en forma de “botón de camisa” por ejemplo). Esta alternativa es interesante y bonita, pero demasiado relajada. Sin embargo, al no tener coche queríamos una en la que nos llevaran. Tenemos claro que había mejores opciones y es que, a pesar de estar abajo a 40 grados, arriba la temperatura es perfecta por el viento fresco. Por eso creo que escoger excursiones de trekking con recorridos majos merece la pena, sin duda. En cualquier caso la excursión fue muy bonita y nos volvimos con miel de apicultores locales del Etna, por lo que hicimos la mañana 😉

Info práctica:

Para ir al Etna, se tenga coche o no, hace falta un guía, subir por cuenta propia puede suponer una multa. La oferta de empresas que te llevan allí, te dan un paseo, te hacen andar kilómetros, te montan un almuerzo, te dan charlas sobre vulcanología… es inmensa. Las hay de diferente duración, recorrido y contenido. No hay que ver sólo lo que se pueda encontrar en internet, allí mismo hay otras tantas opciones. Hay que tener claro primero qué se quiere hacer y con qué medios se cuenta, porque para llegar hasta allí hace falta coche. Si se puede, hay guías muy especializados que pueden hacer excursiones menos turísticas que la mayoría, como esta por ejemplo.

En el próximo post: Siracusa, Taormina y Cefalú!

Ciao!!

Arancine(ma) Paradiso. Primera parte

El andén de una estación, una cerveza Moretti, un croissant relleno de Nutella y una “teta” (así hemos bautizado a esta especie de bollo suizo con sabor a azahar y con una bola de masa a modo de pezón). Un avión y una gaviota se cruzan en el cielo y parece que vayan a chocarse. Un anciano arrugado ríe divertido mientras intercambiamos cervezas: ¿Moretti o Messina? La Moretti siempre refresca más. Un hombre se sienta a nuestro lado, extraño y educado, hace una llamada y se vuelve a levantar. El eco del bar ruidoso, amortiguado por la puerta, se oye mezclado con el susurro de una mujer hablando en un idioma que no conozco, el tráfico a lo lejos y una tranquilidad maravillosa. Atolondrados por el sol de la tarde tras un rato de playa en Isola Bela, nos levantamos para subir al tren con destino a Catania. El Etna ha estado humeante hoy… ojalá haya otra erupción y la podamos ver esta noche. Antes de volver a Palermo. Antes de irnos de Sicilia.

Ahora que ha terminado el Zinemaldi y ha empezado San Sebastian Gastronomika con la invitada Italia: Norte vs. Sur, qué mejor momento para publicar este post. Un post sobre Sicilia para ir abriendo boca y un siciliano entre los ponentes, Pino Cuttaia de Licata, con sus retrúecanos sicilianos. Me he ido hasta allí y ella viene hasta mi. Aunque no es la misma experiencia. Igual que no es lo mismo una siciliana con pasta que pasta alla siciliana 😉

Y hablando del Zinemaldi… Cinema Paradiso, El Gatopardo o El cartero y Pablo Neruda son algunas de las películas más famosas rodadas en Sicilia, el “balón” que la bota italiana parece patear desde hace siglos y no llega a hacerlo por tan solo tres kilómetros. Sicilia, la Italia más meridional, separada del resto física y culturalmente presenta una idiosincrasia similar pero sin duda diferente a su vecina. Por algo la población de Sicilia se siente más siciliana que italiana. En el título de este post elijo la similitud con Cinema Paradiso, una película entrañable como entrañable me ha parecido Sicilia. Hay un fuerte contraste entre precioso y destartalado, calma y caos, sonrisas y ceños fruncidos, verde y marrón, alegría y tristeza. Y es todo ello lo que le da su encanto. Y los arancines… bueno, ahora hablaremos de los arancines (o arancinis). Basta decir que fueron la piedra angular culinaria del viaje, por comodidad y preferencia, aunque había mucho donde elegir. Y es que a la hora de comer existen varias alternativas posibles: hay ristorantes, pizzerias, trattorias, osterias, tavolas caldas,…

Un ristorante es el local digamos “formal”, para sentarse y comer tranquilamente, con servicio de mesa y que, en principio, será más caro que el resto. Las trattorías, cuyo nombre viene de “trattore” que significa ‘preparar’ son parecidos a los restaurantes pero más de andar por casa (lo que nos encanta), restaurantes familiares donde se sirve comida casera. Aunque segun la definición en la wikipedia son lugares donde no se sirve comida bajo un menú, por mi experiencia puedo decir que los había con y sin menu. Eso si, comparto lo del ambiente informal y relajado y lo de los precios bajos 😉 . Por otro lado están las osterias, muy similares  a las trattorias aunque con un espíritu más como de taberna, ya que en origen eran locales (posadas) donde se servía fundamentalmente vino y claro, algo de comida para acompañarlo. Por supuesto, tenemos pizzerias por doquier (que creo que no necesitan descripción) y por último, tavolas caldas. Las tavolas caldas (mesas calientes, literalmente) son pequeños locales de comida “rápida” que se pueden encontrar en cualquier lugar y que pueden servir casi cualquier cosa. En ellas se puede comprar paninis (bocatas), pizza al trancho (trozos de pizza), cous cous con diferentes acompañamientos o arancines. ¡Por opciones que no sea!

¿Y qué es un arancine?

arancinesUn arancine desde fuera podría ser como una croqueta gigante. El formato más común es uno con forma como de gota, con una puntita arriba y una zona más grande y ancha debajo. Sin embargo también los hay más redondeados. Pero dentro no hay bechamel. Se parecen más a las bolas de carne, rodeadas de patata y rebozadas, solo que estas “bolas” llevan arroz  dentro en vez de patata (con azafrán y huevo, en principio). La verdad, es como si fueran raciones individuales de arroz con diferentes cosas, rebozadas y por tanto, transportables. Lo más típico es que estén rellenas de ragú (carne guisada con tomate o a veces, carne picada con tomate), de prosciutto (jamón con queso), de spinaci (espinacas con mozzarella) o al burro (con mantequilla y mozzarella). Y como la imaginación no tiene límites, hay muchas variantes además de los más típicos. La mejor comida trotera para los mediodías 🙂 Si los quieres probar visita El Malandrino.

Palermo: maremagnum

catedral palermo

Catedral de Palermo

Este viaje circular empieza y termina en Palermo, una ciudad que asusta un poco al verla por primera vez, más aun si se llega a la Stazione Centrale y es de noche, porque la falta de luz no deja ver bien los palazzos y chiesas (iglesias) increíbles y falta el ajetreo y bullicio del día, pero no impide ver la suciedad y el estado deplorable en el que están algunos edificios y calles. Además, el calor húmedo constante no ayuda, aunque uno se acaba acostumbrando. Por eso, y lo mismo recomiendo con Catania, no se debe uno dejar llevar por la primera impresión de estas dos ciudades, donde conviven muy íntimamente edificios destartalados y calles descuidadas con  bellos palazzos y chiesas (iglesias) y paisajes o rincones especiales y curiosos. Segun se van descubriendo, ofrecen una cara mucho más bonita y amable.

san cataldo y santa maria dell 'amiragglio

San Cataldo y detrás Santa María dell’Amiragglio

politeama palermo

Teatro Politeama

Como hay tanto, tanto, tanto, […], tanto que ver (unos 81 “reclamos” principales que visitar entre castillos, capillas, iglesias, catedrales, palacios, fuentes, monumentos, plazas, torres, villas, etc, más 25 museos y galerías de arte, 16 teatros y otros muchos más lugares, segun el mapa que nos dieron en la oficina de turismo) sin duda, hay que elegir. Depende de cuánto se quiera ver, uno se puede agobiar más o menos intentando llegar a todos lados o bien disfrutar de un tranquilo paseo y ver lo justo. Y esto es muy personal. Aunque hay que tener en cuenta que (casi) todo se paga.

Callejear siempre es una idea estupenda y de hecho, nosotros hicimos algunos recorridos caóticos que se pueden ordenar en un par de paseos interesantes en forma de cruz y que atraviesan la zona monumental principal:

quattro canti

Quattro Canti

Cogiendo la calle Maqueda desde la Stazione Centrale y siguiendo hacia adelante, se pueden ver las bonitas chiesas de San Cataldo, Santa Caterina y Santa Maria dell’Amiragglio cerca de la Fontana Pretoria. Después se pasa por los Quattro Canti y de allí nos acercamos al teatro Massimo en la Plaza Giusseppe Verdi. Más adelante, se puede ver el teatro Politeama y si se quiere andar más, recto se llega al Giardino Inglese (por su estilo de Jardín Inglés). *Nota glotona: entre ambos teatros, desvíate por la pequeña calle de G. Battista Guccia y visita el Prezzemolo, un ultramarinos donde venden rico queso entre otras cosas ricas. Las señoras te mandan allí, por algo será. De vuelta, se puede hacer una de estas rutas (o las dos) para acabar tranquilamente sentado en un parque:

  • Torciendo a la izquierda en los Quattro Canti y de camino al puerto, pasando la Via Roma y al desviarse otra vez hacia la izquierda se accede a la zona del mercado de la Vucciria, donde se pueden comprar diferentes cosas de comer. Volviendo a retomar la Via Vittorio Enmanuelle y hacia el puerto se pasa por la Porta Felice. Aquí se puede contemplar el mar mientras se pasea por el Foro Italico. Después, volviendo hacia Vittorio Enmanuelle y desviándose por la Salita della Intendenza se llega a Villa Garibaldi con sus enormes magnolios.
  • Si no, torciendo a la derecha en los Quattro Canti llegamos a la Catedral. De ahí se puede (comprar un helado con brioche e) ir a Villa Bonanno (a comerlo) mientras se contempla el Palazzo dei Normanni. Si no has visto la Capilla Palatina y te apetece, está allí mismo.

Para cenar, aunque en realidad nosotros no lo hicimos de esta manera, hay alternativas muy interesantes. Si has acabado en Villa Bonanno, nuestra guía verde Michelín nos recomendaba ir al Gusto Divino, que tenía muy buena pinta pero al que no fuimos, porque nos alojábamos más cerca de la Stazione Centrale. Por otro lado, si el recorrido termina en Villa Garibaldi una buena opción es ir a la Trattoría da Totó o al Enzo, a los que sí fuimos, el primer día y el último, y que son además una opción mucho más económica.

Trattoría da Totó

⇒Via Coltellieri 5

Un lugar único desde luego. Hace honor a la definición de trattoria totalmente. A un lado de una plaza llena de humo, en la que por el día ha habido puestos de pescado y por la noche colocan un tenderete en el que preparan brochetas a la plancha (con las que hacen distintos bocatas y donde hay una buena cola) por un lado, y una barra improvisada en la que sirven bebidas por otro, una terraza con unas siete mesas que casi siempre está llena y un colorido cartel con un menú escrito a mano, corto pero conciso, colgando en la esquina, guardan la entrada a esta trattoria. Situémonos…

Te sientas y una guapa camarera en chándal te trae el menú, a su ritmo. Tiene cara de mal humor. Por la calle pasan niños chillando y jugando a tu lado. Chicos adolescentes pasean por delante de la trattoria, hablan con la camarera, los niños, el de la barra de bebidas. Uno de ellos pasa con la moto, presumiendo. trattoria da totoEn el menú, platos de pasta de primero, pescado a la plancha o frito y ensaladas. Elegimos pasta all’arrabiata y el pescado a la plancha que comen los de al lado. Mmmmm. Calamar grandote, langostinos y pez espada. El frito lleva sardinas, calamares y langostinos. Mejor pez espada, que es muy típico. Upppsss. Se nos ha olvidado pedir las birras y la camarera no sale de dentro de la trattoria. Entro y en la pequeña estancia que recoge unas seis mesas hay un hombre que cena solo, me mira y encoge los hombros. Ya vendrá, tranquilidad. Justo antes estaba otra chica que cenaba en la terraza pidiendo otra cosa, pero la camarera ha desaparecido y se toma su tiempo para volver a salir. Cuando sale le pido las cervezas en un italiano poco convincente pero eficaz: due birra. No hay confusión posible, menos mal. Salgo y en un instante nos trae las birras y el pan. Genial. Y las birras son… de 66 cl!! WOW! Seguimos contemplando la escena que transcurre delante nuestro, en la calle. El chico que estaba en la moto nos trae la cena. Eh? ¡Jajajajaja! Probamos la pasta all’arrabiata, que solo lleva espaguetti y una salsa de tomate natural aplastado (o eso creo yo). Impresionante. Pasta al dente, tomate natural rico rico, de temporada, y una salsa de pescado y/o marisco, picante, son los componentes de esta arrabiata increíble. Devoramos. Pasamos al pescado que está muuuuy bueno, es fresco sin duda, pero no sorprende tanto como la pasta. Mientras, una de las niñas que jugaba vuelve llorando, algo le ha pasado. En la trattoria se desata la ira y el chico de la moto y la camarera (ahora es evidente que son hermanos, el chico es tan guapo como la chica y sus rasgos son casi idénticos) van hacia un puesto que no vemos y parecen increpar a alguien. Un rato de discursión y vuelta a la trattoria. Las niñas se sientan en una mesa que hay cerca nuestro y ha quedado libre, aunque tienen que levantarse pronto porque vienen más clientes. Nosotros mientras hemos acabado con el pescado delicioso y con las birras (mira que bebo despacio, pero con el calor que hace me he bebido más de medio litro sin enterarme). El chico de la moto se sube a ella para recorrer tres metros, hasta la barra de bebidas, y hablar con un amigo. Un espresso para terminar y la camarera al traerlo, de repente, sonríe. Se ilumina el mundo. Pedimos la cuenta. Son 24 euros los dos. Nos vamos más agusto que un arbusto.

Enzo

⇒Via Maurolico 17 – 19

Muy cercano a nuestro hotel y con buenas recomendaciones, el último día en Sicilia nos fuimos a cenar a este restaurante pequeño y lleno hasta las trancas. Se notaba que era un restaurante de barrio, donde se juntaban para cenar grupos de abueletes y abueletas o familias enteras con sus abueletes y/o abueletas. Eso siempre me parece una referencia interesante a la hora de elegir (más sabe el diablo por viejo que por diablo). enzoTiene una buena carta, pero también lo que llaman menús turísticos por 10 y 15 euros, uno de carne y otro de pescado respectivamente, que son una buena opción para comer cantidades abundantes a buen precio. Estos menús constan platos de pasta de primero y segundos a base de carne o pescado, segun el menu elegido. Optamos por probar estos últimos a pesar del nombre tan poco sugerente, ya que en realidad lo que más queríamos era un último fantástico plato de pasta (estaba tan buena siempre…) y yo personalmente, pez espada, de despedida. Por eso no merecía la pena tomar nada de la carta teniendo lo que queríamos a tan buen precio. De todas formas los platos que vimos, tanto en la carta como en las mesas, tenían un aspecto impresionante (una montaña de mejillones enteros sobre un plato de espaguetti, por ejemplo). Eso si, no esperábamos unos platos tan enormes…  Entre los primeros de carne escogimos una clásica pasta boloñesa (que será típica, pero es diferente a la de casa en cada lugar y siempre está meravigliosa) y entre los de pescado, una pasta marinera con gambas y calabacin (que fue un acierto total). De segundo, chuletas de cerdo (sabrosa y bien preparada) y pez espada, claro (jugoso y fresco), que se podían acompañar de ensalada de tomate, patatas fritas, patatas hervidas, etc. En verano la ensalada de tomate es imprescindible y los tomates en Sicilia siempre estaban espectaculares asi que… Al final acabamos llenos a rabiar, pero con muy buen sabor de boca.

Monreale: mare mía!

Fuera de Palermo pero justo al lado se encuentra Monreale. Oyes en todos lados decir de su catedral que es impresionante, que hay que ir, que es muy bonita, que es imprescindible… pantocratorYo reconozo que no esperaba lo que fue y desconfiaba de tanto comentario alagüeño, pero sí que es espectacular. Y distinta: una catedral normanda fusionada con estilo árabe (ya se intuye que es exótica). Al parecer es muy similar a la Capilla Palatina de Palermo pero a lo grande (por eso creo que no merece la pena visitar ambas). Si se va a ver el claustro hay que decir que es muy agradable (con esa sensación de calma que transmiten los claustros) pero contiene además una serie de columnas que es interesante investigar. Si se tiene (y si no se consigue) una explicación de las representaciones de las diferentes columnas se puede convertir la visita en un juego. escenas bibliY si no, siempre se puede simplemente (ad)mirarlas, que lo merecen. Después, la catedral en sí. Por cierto, como en otros muchos sitios de la isla, hay ir bien tapadita para entrar (cosa dificil con 35 grados fuera) porque si no, te harán pagar por unas batas blancas de usar y tirar para que te las enrosques en las piernas o te cubras el pechugamen si enseñas más de lo debido ¬¬ (*nota práctica: llevar siempre en el bolso un fular grandote). Al entrar se me quedó esta cara de OMG/WTF. Además de grande (lo esperado) era dorada (muy dorada) y en lo alto alrededor de la nave central estaban representadas enormes escenas bíblicas. Además, presidiendo todo ello estaba el cristo (pantócrator, “todopoderoso”) enorme, con el mismo estilo de mosaico de las escenas bíblicas que le daba a todo una apariencia como de cómic. Aquí un pequeño Juan Bautista (“el bautis”) cristillo (este no era pantócrator) de la nave lateral:

- ¡Eh, tíos! Que yo ya era un hipster modernaca antes que vosotros

– ¡Eh, tíos! ¡Que yo ya era hipster modernaca antes que vosotros!

Trapani y Erice: mare e montagna

Aunque parezca que no merece la pena, salir del ajetreo de Palermo y recalar en Trapani es una gran idea. trapani gaviotasTrapani es uno de esos lugares tranquilos y estupendos donde relajarse y no hacer nada más que sentarse en una roca y mirar el mar. No se trata de ver monumentos, iglesias o catedrales, se trata de pasear, sentarse, tomar  algo. Si se puede, hay que pasar por el mercado de pescado y ver los enormes peces espada y todos los pececillos raros que hay en las cajas mientras los hombres publicitan su mercancía a golpe de berrido y bromas. Además, un buen baño con ese calor siempre apetece y hay varios lugares para ello. Metiéndose por los rincones se encuentran algunos… Otra opción, si se tiene tiempo, es ir a las Égadas cogiendo uno de los muchos barcos que van hacia allí desde Trapani.

castillo erice

Castillo de Erice

Por otro lado, la atracción de este lugar reside además en que está al lado de Erice, “una ciudad histórica con una paisaje único” como lo describe la guía. Muy de acuerdo. Es una bonita ciudad medieval con cuestas arriba y abajo, unas vistas estupendas y una concentración importante de monumentos que visitar. Se puede llegar en bus o en funicular (este último es más caro, 9€ ida y vuelta, pero también más rápido y espectacular). En este pueblo de montaña al lado del mar hubo un templo dedicado a Venus y una fortaleza normanda con varias iglesias y monasterios. Ahora se pueden visitar la Chiesa Matrice, el campanario, el Castello di Venere (castillo de Venus porque se edificó justo encima del antiguo templo, no es el Castillo de Erice, ojo), la plaza Umberto I o el convento di San Salvatore, entre otras cosas. Las visitas individuales a la iglesia, el campanario o el convento cuestan 2 € cada una, por eso una buena opción es coger un bono que cuesta 5 € y con el que se pueden visitar el Real Duomo (la Chiesa Matrice), la Torre di Re Federico (campanario), el convento di San Salvatore y además, San Martino, San Giuliano y San Giovanni, tres iglesias más. El castillo de Venus si se quiere visitar es bastante más caro (10 € aprox). Pasear por el pueblo, acercarse a los miradores para contemplar las vistas y tomarse una buena Moretti para refrescarse antes de bajar a Trapani a cenar es un planazo 😉

Le Mura

⇒Viale delle Sirene 15/19

Se podía cenar en muchos lugares en Trapani. Ante la duda, andamos y andamos hasta que llegamos a la puntita de la península mientras atardecía. trapani puesta solPor alli encontramos un par de restaurantes y elegimos Le Mura, un restaurante al lado de la muralla que elabora comida típica pero con un poco de imaginación y creatividad.

En este caso, existía un menú degustación por 19 €,  el camarero consultó con el chef cuál sería el de esa noche y nos pareció perfecto. Eso si: lo que nosotros entendemos por menu degustación, es decir, muchos platos pequeños, no era aplicable aquí. Eran muchos platos de tamaño normal. ¿Bacanal? Bastante. Lo bueno es que tomamos especialidades que de otra manera no hubiéramos probado. Para empezar, antipasti compuesto de: panelle (lo negro que parece carbón, no está quemado sino que está teñido con tinta de calamar, sabroso y tierno), gambitas cocidas con mayonesa, caponata di melanzane (más como un encurtido fresco que como un guiso) y un pequeño arancine en un cucurucho de papel. Después, platos enormes de pasta con le sarde (con pan rallado, pedacitos de sardina, piñones, anises… un sabor muy original) y couscous al pesce (acompañado de una salsa de marisco intensa). Y aun quedaban los segundos. Uno era pez espada (♥) y el otro lo que nos definieron como “unos pequeños pescaditos típicos de la zona, fritos”. Resultó ser otro cucurucho de papel lleno de ¡diminutos chopitos! Muy ricos, pero es imposible comerse todos. Además, tomamos una copa de un vino blanco estupendo, del que solo leí Bianco Maggiore, pero después viendo la botella estoy casi segura de que era un Cantine Rallo Bianco Maggiore Grillo de 2013. Cenamos muchísimo y hasta dudé de que el precio pudiera ser de 19 euros por tanta comida (sin vino), pero así fue. Y encima, estupenda.

Le Mura

Y aun quedaban Agrigento, Catania, el Etna, Siracusa, Taormina y Cefalú… Pero eso en el siguiente post, que por hoy ya ha sido suficiente 😉

Información práctica: moverse por Sicilia

Si se elije (como hicimos nosotros) el transporte público como opción para moverse por la isla, cosa que recomiendo si:

  • No te gusta mucho conducir o te estresas fácilmente al volante (el tráfico es “no apto para todo el mundo” en Sicilia)
  • Quieres gastar menos (moverte en coche alquilado sale más caro)
  • Quieres ver lo indispensable (me refiero a que llegar a los pequeños pueblos o calas es complicado con esta opción, no así las grandes ciudades o lugares más destacados)
  • Tienes tiempo y vas con calma (el transporte público es más lento que el coche)

es bueno saber que:

  1. Una vez se llega al aeropuerto de Punta Raisi/Falcone e Borsellino se puede ir hasta la Stazione Centrale de Palermo en tren o en bus (Prestia e Comandè). Ambos tardan unos 50 minutos y cuestan parecido (el tren algo menos, pero alrededor de 6 €).
  2. Cogiendo un bus desde Palermo y hacia el suroeste se llega a Trapani en algo menos de 2 horas (con la compañia Segesta/Interbus, recorrido que no aparece en la web de la compañia pero que existe) saliendo de la estación de bus al lado de la Stazione Centrale de Palermo, por 8.60 €.transporte

    Ci vediamo!

Guía trotera de supervivencia para comer, beber y disfrutar en Borgoña

Supongo que pensar en ir a Borgoña sugiere un viaje lleno de glamour rodeado de ricos vinos. Es una opción, desde luego. Sin embargo voy a proponer algo más de andar por casa (sin privarse de cosas ricas, eso sí) que sirva como guía para pasar un fin de semana largo entre Dijon y Beaune, trés jolie y bon marché. Ahí van mis consejos…

Capitulo I: Vinos de Borgoña, cervezas, siropes y bebidas de té

Empezando por el qué beber en Borgoña… si, vino, claro. Parece lo obvio. Desgraciadamente, no vuelvo con grandes recomendaciones de Grands Crus. vinoUna copita de vino cuesta como mínimo 4 € y la verdad es que no he probado aun ninguno que los merezca. Puede que sea que los que he probado, casualidad, no eran muy buenos o quizás es que haya que hacerse a ellos, acostumbrar al paladar a estos sabores y texturas tan diferentes. La mayoría me resultaron vinos con poco cuerpo y sabores u olores no especialmente agradables (sabores a madera exageradamente intensos o aromas a húmedad, como a fregona mojada). En una ocasión pedí un pinot noire y estaba más rico, entre otras cosas porque tenía más cuerpo que el resto. Sin embargo otros Côte de Beaune que probé me resultaron insípidos, mientras que a una amiga (con buen paladar) le gustaban bastante esa textura y ese sabor más ligeros. Quiero pensar que es cuestión de gusto. Por otra parte, los blancos que probamos me parecieron más sabrosos y ricos, como un blanco dulzón llamado Domaine de Laguille, un Côtes de Gascogne (Gros Manseng). Por cierto, algo curioso es que hasta en el supermercado son caros. Aquí por 5 € hay vinos más que decentes, pero allí habría que pagar entre 15 y 20 € para empezar a probar algo agradable al paladar. En fin, esta ha sido una primera toma de contacto con los vinos de Borgoña, no desisto. No será la primera vez que algo resulta desagradable a la primera y después nos encanta, ¿verdad? A pesar de todo, si se quiere probar una muestra de vinos de la zona tengo una mejor opción y más económica en comparación (que ir probando copitas o comprando botellas a precios prohibitivos). Más adelante la comentaré…

Visto lo visto, ya sé que en un lugar de vinos como Borgoña parece un sacrilegio pedir cerveza pero es mi elección sin duda. Las cervezas también son caras, pero como opción me parecen mucho más interesantes. En los bares hay cañas (biére pression), en algunos de marcas como Heineken y Kronenbourg, pero en otros de Leffe, Grimbergen o Chouffe. La caña también cuesta unos 4 € pero la relación calidad-precio es mejor en este caso. Y si alguien se anima a probar las especialidades francesas, tiene varias opciones:

  • Panaché: el panaché es sencillamente una clara, es decir, cerveza con gaseosa.
  • Mónaco: esta es una bebida que se ve mucho. Es de color rojo, ya que se hace mezclando una clara con sirope de granadina, adquiriendo así en parte el color del la bandera de Mónaco. Por cierto, les encantan los siropes, de todos los colores, de todos los sabores.
  • Picon: se le llama picon a la cerveza rubia con Picon®, una bebida amarga a base de naranja.

arizonaSi hablamos de bebidas sin alcohol, es habitual ver a la gente en los bares con unas bonitas botellas de té de diferentes sabores: té verde con miel, té con sabor a limón, té verde con granada, té con sabor a melocotón o té blanco con arándanos. La marca es Arizona, son de EEUU y son muy suaves. No son muy dulces, cosa curiosa, con lo cual es una opción bastante sana y que encima no empalaga. Si miramos en la página francesa existen sólo estas 5 variedades, pero la página americana es una locura. Existe la página en español, pero no he visto por aquí*, y segun la misma existen las mismas 5 variedades que existen en Francia. Precio: entre 1.5 € y 2.5€ según dónde lo compremos.

*Acabo de encontrar en una tiendita cerca de mi casa y costaban 1.6 €. Estaban prácticamente todas las variedades de tés verdes y negros. No las había visto antes, puede que hayan traído porque es veranito 😉

Capitulo II: beaucoup de fromage

Algo que nunca decepciona en Francia son sus quesos, vayamos a donde vayamos. La variedad es mucho mayor a la que tenemos nosotros y hay varios tipos que la verdad, entran a cualquier hora del día, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche.

comte IRecomiendo hacerse con unos cuantos trozos de queso (a mí me gustan especialmente el Morbier y el Comté, que son más bien suaves, pero si gustan los más apestosos y olorosos tranquilidad, porque hay mil tipos que pueden destrozar la pituitaria de cualquiera). Hay muchas variedades locales: Époisses de Bourgogne, Délice, Régal Bourgogne aux Raisins, St Soleil, Morvan, Palet de Borgoña, Poiset au Marc, Lámi du Chambertin, Maconnais, Aisy Cendré, Délice des Crémiers, etc. Un buen plan es comprar varios tipos de queso y  pan y hacer una comida al trote, para no detenerse demasiado a la hora de comer y poder así visitar más sitios. Además, el queso al aire libre es una delicia…

Capitulo III: especialidades locales en el mercado

En Dijon hay un mercado que los sábados es un hervidero de gente. Si vamos allí no merece la pena detenerse en las pescaderías, ya que el pescado no es especialmente bueno en esta zona. Sin embargo, hay otras cosas que sí son interesantes y con las que se puede almorzar in situ: justo en el centro del mercado hay un “chiringuito” que sirve vinos y donde se puede comer lo que se compre (para ayudar a pasar el vino 😉 ).

Al pasear por el mercado veremos carnicerías, pescaderías, charcuterías, puestos de frutas y verduras, puestos con muchos tipos de quesos, puestos con dulces y pasteles e incluso puestos con ingredientes y comidas asiáticas. Muchos puestos. chiringuito IIIEntre tanta comida parece difícil centrar la atención en una sola cosa. He aquí mi propuesta si la intención es comprar cosas para comerlas en el mencionado “chiringuito” central:

1. Lo primero, hacerse con un poco de pan, que en Francia es bastante rico en general.

2. Para acompañar el pan se pueden comprar varias cosas: el omnipresente queso (por supuesto) o embutidos. Es típico de la zona el saucisson lyonnaise, que es un salchichón bastante ancho del que existen múltiples variedades. Yo vi con avellanas y cépes, pero por lo visto hay con queso Beaufort, myrtilles (una especie de pequeños arándanos muy típicos de Francia), queso de cabra, aceitunas, nueces, ahumado, etc. Puedo hablar del de avellanas, que me llamó la atención y fue el que compré. Lo cierto es que esperaba encontrarme avellana tostada y picada en el interior pero no, lo que tiene es avellanas enteras y crudas. La verdad es que resulta curioso encontrarse esa textura en el salchichón pero no me parece una combinación especialmente acertada. El resto de combinaciones sería cuestión de probar, pero intuyo que el de myrtilles sea mejor. En cualquier caso el salchichón en sí está muy rico pero ojo, porque no es barato (10-15 € la pieza). Otra buena opción es comprar algún tipo de paté (que también los hay con setas, con frutos secos, etc) y del cual podemos obtener un trozo para almorzar a buen precio (1-2 €).

3. Una cosa que se ve mucho allí y que es muy apropiado para esta parada es el pâté en croûte, un paté envuelto en masa brisa u hojaldre. En su interior evidentemente hay paté (el primero que probamos era de súper y estaba relleno de paté de campaña), pero también hay variantes (en el mercado cogimos uno con trozos de pollo, mostaza y limón, riquísimo).

4. Si lo que nos apetece son dulces, allí es típico el Pain d’épices, unos bizcochos especiados de sabor fuerte y anisado, pero que son algo secos. Hay muchas variaciones en diferentes formatos y con diferentes añadidos (chocolate, myrtilles, etc). De todas formas los recomiendo más bien para el desayuno, porque como mejor están es untados en leche 😉pan de epices

Por otro lado, entre los cientos de pasteles que hay en las pastelerías sería complicado elegir uno solo. Aun así yo recomiendo probar la tarta de limón (tarte au citron). Para quien no la conozca, es una tartaleta rellena de crema al limón cubierta de merengue gratinado. La crema es dulce y ácida por efecto del limón (la clave está en que estén equilibrados el dulzor y acidez), la tartaleta crujiente y el merengue dulce y esponjoso. Una combinación deliciosa. Aquí no es tan fácil encontralo y es una manera de salise del típico pain au chocolat en el que todos caemos, pero que ya está muy visto.

pastel de limon

5. Y antes de irse, claro, se puede comprar un poco de mostaza de Dijon, tan famosa. Está la típica, pero la hay con vino blanco, casis, avellanas, en grano, con estragón,… Lo cierto es que se puede comprar en mil sitios. Es recomendable saber que los franceses nunca la compran “tuneada”, lo que hacen es comprar la básica y luego le añaden los diferentes ingredientes ellos mismos.

Capitulo IV: si se tiene cocina y se puede montar el tenderete, prepare unas Galettes

Si se va a casa de algún conocido, a unos apartamentos o en resumen, se tiene acceso a una cocina, hay algo que siempre es una gran idea: preparar galettes. Conseguir harina para galettes es fácil, es una opción económica, es típico de Francia y está bien rico.

Nosotros estamos muy acostumbrados a los crepes, pero una especialidad de otra zona de Francia (Bretaña) es una variedad de los crepes elaborada con trigo sarraceno (que no es trigo sino alforfón) y que son lo mejor para un relleno salado. galetteLas galettes son más oscuras y quedan más crujientes, con un textura menos esponjosa que la de un crepe. Se pueden rellenar desde con jamón y queso hasta con salchichas, carne picada, pollo, bechamel, huevo, verduritas o (lo mejor) una combinación de varios ingredientes. La carne picada o el pollo con bechamel y verduritas es una mezcla exquisita, pero si se quiere algo más típico de allí, lo suyo es hacer de jamón, queso (a veces también cebolla) y huevo (galette complète) o enrollado alrededor de una salchicha de la zona a modo de perrito caliente (galette saucisse).

Capitulo V: visitas culturales, paradas gastronómicas

Voy a hacer un par de recomendaciones de lugares y comidas que me gustaron especialmente.

Una es Beaune. Se pronuncia “bon” pero no hay que confundirlo con Bonn, en Alemania. Lo digo porque cuando le decíamos a la gente que habíamos ido a “Bon” todos nos miraban con ojos desorbitados porque pensaban que nos habíamos hecho una excursión de 1000 km para pasar el día en Alemania. Nein. Por cierto, el tren de ida y vuelta entre Beaune y Dijon cuesta algo menos de 16 €.

Beaune es otro pueblito cerca de Dijon que se centra en el turismo enológico. Este es un buen lugar para visitar una bodega y probar vinos de Borgoña a buen precio si se tiene antojo. Nosotras fuimos a una, Patriarche Père et Fils, que no puedo decir que fuera la mejor opción pero que al fin y al cabo no salió tan mal. Lo cierto es que la elegimos porque éramos un grupo de personas con ganas de beber vino, a poder ser probando varios tipos, y en el que bastantes de ellas no sabían francés, cosa que limitaba las posibilidades.

  • Los puntos a favor eran que la bodega por dentro estaba bien, era bonita (por dentro, no por fuera) y que por 16 € probabas 13 tipos de vino, 3 blancos y 10 tintos (además te daban un chupito de licor de casis al final). Y que salías mucho más alegre de lo que habías entrado, por descontado.
  • Los puntos en contra: por un lado las dos pantallas al principio de la visita que te hacían la introducción, eso sí, en varios idiomas a elegir, pero a velocidad de vértigo. La voz en off hablaba tan rápido que nos dio un ataque de risa -no bocalizaba- porque era como si fuera a cámara rápida. Y por otro, que el personal no brillaba por su simpatía. La verdad es que hay varias opciones para ver bodegas en Beaune si se quiere una visita más elaborada, incluida una visita con cata sensorial que parecía muy interesante.

artilugio vinoComo curiosidad, comentar que con la entrada regalaban un extraño artilugio de metal para catar los vinos. Al parecer, es una reproducción de los que se usaban para catar vino antiguamente en Borgoña.

En Beaune se puede visitar, dentro de los Hospices de Beaune, el Hôtel-Dieu. maese bertrandEs un edificio precioso y la visita se realiza con audioguía, que aporta un montón de información. Durante la visita se pasa por diferentes estancias, como la sala de los pobres, la sala de San Nicolás, la cocina o la farmacia. Es especialmente interesante, desde el punto de vista gastronómico, la cocina. La comida que se servía en el hospicio se realizaba segun los tratados nutricionales de la época. Allí explican  cómo se creía que existían diferentes tipos de alimentos: los alimentos calientes, los fríos y los húmedos. hotel dieuY al parecer, los alimentos fríos y húmedos no eran muy buenos para la salud. También se puede ver a un simpático autómata llamado Maese Bertrand, que mediante un sistema de cremallera sube y baja las ollas.

Con el dinero que se recauda del turismo por el Hotel Dieu y con una subasta anual de los vinos de los Hospicios de Beaune se mantienen todas las infraestructuras de la obra.

En Dijon por su parte hay muchísimos edificios que visitar (después de París es uno de los centros más importantes de Francia) como por ejemplo las iglesias de Notre Dame o Saint Bénigne. Notre Dame es muy especial, con dos filas de columnas en la fachada, la típica lechuza en un lateral en el exterior y un demonio en la puerta que protege del mal. notre dameLa estética de la ciudad es muy bonita, al igual que en Beaune, por lo que solo el pasear por allí y admirar los edificios ya merece la pena. De toda formas, entre iglesia e iglesia hay que comer algo. Y el sitio es el O´Bareuzai. Esta va a ser una recomendación algo ambigua: el lugar está bien situado y la comida se puede decir que está bastante rica. Por otro lado (esto pongamos que no es ni un pro ni un contra sino sólo un “WTF”), su baño de mujeres es fascinante: tiene un gran espejo en el que contemplarse una misma sentada en todo su esplendor mientras visita el aseo –oh la lá, le glamour– con un fondo de 24 rollos de papel higiénico colgando de la pared. Volviendo al bar-restaurante, en él se junta gente de todas la edades y está bastante lleno. El gran punto negro del lugar es que sus camareros son más rancios que un huevo de cien años. Te hacen esperar un montón de tiempo y el trato no es nada afable. No te dan la carta cuando vas a comer y andan bastante despistados en general. Y no se por qué la cosa no cambia. Basta echar un vistazo a Tripadvisor para ver que esto lleva así tiempo. Como decía, esta es una recomendación ambigua. Si alguien, que a estas alturas ya está avisado de lo que hay, se atreve a ir allí a pesar de todo tengo algo que decirle: que se pida una Tartine Croque-Madame que está de muerte. Es una tosta muy grande de jamón y queso cubierto de crême fraîche con cebolllino y especias, gratinada. Una locura. Además viene con acompañante: se puede elegir o bien ensalada o bien “lo que ellos llaman sopa”. Esta “sopa” es más bien una crema de verduras, cremosa y super-super rica. Supongo que puede variar con los días, la que yo probé era un 10.

Anexo

Para terminar la visita, se puede ir por la noche al Peniche Cancale, un barco en el canal de Dijon que ofrece conciertos, comida y cerveza a precios razonables…

Le bonheur, c’est comme du sucre à la crème, si tu en veux, il faut que tu t’en fasse

Come Lola come: Berlín (VII)

Pan y agua

Oranienburg, Sachsenhausen

sachsenhausen

El sexto (y último) día lo íbamos a dedicar, al menos en su mayoría, a una cosa: ir al campo de concentración de Sachsenhausen. Si ver la exposición de Topographie des Terrors el día anterior nos había puesto los pelos de punta esto fue mucho más intenso, pero merece la pena visitarlo. ¡IMPORTANTE! No hay ningún lugar para comer allí y la visita es larga, por lo que se recomienda llevar comida (tipo bocata para comer sobre la marcha).

arbeitEn Vive Berlín (cooperativa formada por diferentes personas especializadas en historia, política, arquitectura, etc) el tour lo ofertan gratis (salvo 1 € que paga todo el mundo que entra para la fundación que mantiene y cuida el campo), aunque en realidad es como un free tour y al final te comentan que les puedes dar lo que te parezca conveniente. Lo cierto es que lleva 6 horas y lo hacen realmente bien, explicando todo perfectamente y de manera amena. Nuestra guía, Carmen, desde luego fue estupenda.

Se llega en metro con los guías y normalmente hay autobuses que te acercan desde la parada, aunque ese día no había servicio de autobuses por lo que nos tocó ir dando un paseo. sachsenhausen_mapaMientras vas llegando, ya te comentan que la conformación del campo es especial, puesto que tenía una estructura que permitía a los vigilantes de la torre A (zona del semicírculo) vigilar desde allí todo el campo perfectamente. Cuando se llega a la zona de acceso, diferentes paneles informativos explican esa conformación, y,baños una vez la ves dibujada, comprendes lo difícil que era intentar escapar de ese lugar. En los alrededores pasas por una serie de edificios que pertenecian a los guardias. Allí era donde vivían y, curiosamente, entre los edificios había un casino para poder olvidar TODO lo que habían hecho durante el día… Ya explican que, si algo tenían bien estudiado y medido los altos mandos, era la manera de no sentirse culpables y de hacer sentir al ejecutor de sus órdenes la menor culpabilidad posible: ellos lo ordenaban pero no lo hacían y al que lo hacía se lo habían ordenado y no tenía más remedio. Y, si se sentían mal, les quedaba el casino para olvidar…

A lo largo de la visita se van viendo la Torre A (puerta de entrada al campo), la Appellplatz (patio de revista), el barracón 38 (uno de los dos que quedan en pie), la prisión de la Gestapo (la prisión donde iban los prisioneros especiales), el museo de la cocina (con instrumentos, fotografías y ropa), la estación Z (unidad de exterminio del campo), la morgue y la sala de autopsias. pijama 2Además, van explicando toda la historia del lugar mientras caminas por los diferentes lugares o miras mobiliario, ropa y diferentes objetos. Por supuesto, muchas de las historias son escalofriantes pero no son esas las que voy a contar aquí. En el museo de la cocina, por ejemplo, están los “pijamas de rayas” y se pueden ver los triángulos de diferentes colores que se cosían a él sirviéndoles como modelo de identificación (demencial). En líneas muy generales eran: rojo (prisioneros políticos), amarillo (judios), verde (criminales comunes), morado (testigos Jehová), negro (grupos “asociales”, como los llamaban ellos, desde sin techos o inadaptados a mujeres homosexuales o anarquistas), rosa (hombres homosexuales), marrón (gitanos, pero esto ya al final) y azul (emigrantes). Por otro lado, la alimentación de los prisioneros era prácticamente inexistente: después de trabajar duramente todo el día (para grandes empresas y multinacionales de la zona, que obtenían trabajadores gratuitos de los campos de concentración y que aun siguen estando por alli cerca), a menudo recibían un par de comidas, normalmente un desayuno que consistía en un pequeño trozo de pan y un poco de agua y una cena a base de sopa. Con suerte, en la sopa caía una legumbre o algun trozo de carne. Al parecer, si estaban ligeramente enfermos se les daba algo más de comida para que se repusieran, a fin de no perder trabajadores. Eso sí, si estabas grave o ya eras mayor no corrías esa suerte.

Por su parte, en el pabellón de la Gestapo (un lugar separado de la zona de pabellones pero no aislada, y lo suficientemente cercana para oir lo que pasaba dentro), cuentan la interesante historia de Martin Niemöller, que estuvo allí apresado. Si bien el nombre no me dijo nada, nos comentaron que era el autor del poema: alambrada“Cuando los nazis fueron a por los comunistas, yo no hice nada porque no era comunista. (…) Y cuando vinieron a por mí, ya no quedaba nadie para protestar.” Se atribuye erróneamente a Brecht, pero es suyo. Al principio este cura era amigo de Hitler y le  apoyó, pero más tarde (recapacitó y) se le opuso: “Martin Niemöller was a German pastor and theologian born in Lippstadt, Germany, in 1892. Niemöller was an anti-communist and supported Hitler’s rise to power at first. But when Hitler insisted on the supremacy of the state over religion, Niemöller became disillusioned. He became the leader of a group of German clergymen opposed to Hitler”. Salió con vida de Sachsenhausen.

He encontrado este blog, donde hay mucha información sobre todo el campo.

Entrando en calor

Mitte, cerca de Prenzlauer Berg

volksbühneCuando volvimos a Berlín teníamos el cuerpo y la mente helados. Quedamos en la Plaza de Rosa Luxenburgo (no muy lejos de casa), que tenía un enorme edificio en medio y una rueda con pies en el jardín. tobeornottobeEntramos dentro, cogimos papeles, pero nos fuimos sin saber qué era aquello. Después lo he descubierto: un teatro. [The Volksbühne  was built during 1913 and 1914 and designed by Oskar Kaufmann and sculpted by Franz Metzner.wasersturmThis organization tries to promote social-realist plays at an affordable price for the common worker]. Salimos y nos dirigimos a una cafetería que había allí al lado, To be or not to be. Café caliente, rico, decorado con aquel arte del latte… Mmmm! Ah! El brownie de chocolate tenía una pinta… gagarin 3Se supone que es un lugar de reunión de periodistas, artistas, políticos y actores, por estar entre el cine Babilonia, la editorial de Berlín y la Karl-Liebknecht-Haus (sede de Die-Linke, la izquierda). Salimos de allí y anduvimos un buen rato hacia Prenzlauer Berg hasta que pasamos por la Wassersturm, la “torre del agua”, que estaba en medio de un parque. La rodeamos, y, de repente, nos topamos de morros con el bar Gagarin (cuyos brunchs a 10 € son muy famosos por abundantes y ricos, pero no era la hora). En fin, tomamos cerveza Gagarin, claro, que era suave y rica. Las vistas a la torre, el ambiente retro, los sofás y la ligera iluminación hacían que fuera un sitio muy acogedor.

La última cena

Prenzlauer Berg

metzer eckPara cenar, y como despedida, fuimos a otro restaurante típico alemán, el Metzer Eck. Sólo puedo decir que, aun siendo un restaurante alemán, con inmensas raciones y acostumbrados a gente que come mucho, sorprendimos a las camareras: después de pedir cada uno un plato más una ensalada para todos, pedimos otro más para compartir entre dos y la camarera nos preguntó, entre asustada y divertida, si de verdad queríamos comer más (no sabía con quién se había topado). Pedimos una ensalada de atun, hamburguesa, dos escalopes, dos currywurst y pastel de manzana. Además, cervezas Krusovice checas muy ricas. Ningún plato en el menú pasa de los 10 € y está todo realmente bueno.

Al día siguiente, tras dar un paseo, ver el Tiergarten y pasar por una manifestación cerca del Reichstag, fuimos al aeropuerto para coger el avión de vuelta. Esta vez no nos dieron salchichas pero la cerveza no nos la quitó nadie. Auf Wiedersehen Berlín!

La imagen de la estructura del campo es de Helena Araújo bajo licencia CC BY-NC-ND 3.0

Come Lola come: Berlín (VI)

Sta si, sta no

De aquí a allá, de Mitte a más allá de Friedrichshain

La resaca italiana del día anterior o, quizás, el lío de lugares parecidos hizo que el siguiente día nos hiciéramos la ruta de la Stasi casi al completo. Tras ver el museo de la RDA, nosotros queríamos encontrar lo que había sobre la Stasi (todo el tema del espionaje, etc). No sabíamos si visitar la exposición sobre la Stasi, el museo de la Stasi o la prisión de la Stasi (pero no todos), el caso es que nos fuimos hacia la exposición, que quedaba cerca del Checkpoint Charlie y la Topographie des Terrors (que queríamos ver también). Se llamaba STASI. Die Ausstellung zur DDR-Staatssicherheit (STASI. La exposición sobre la seguridad estatal en la RDA). Lo bueno es que esta pequeña exposición es gratuita (salvo que se cojan audioguías, que cuestan unos 5 €) y abre de 10:00 a 18:00. Lo malo, que mucha información sólo está en alemán y que no es más que una pequeña muestra. Aquí se explican las actividades de la Stasi y se comentan casos de disidentes y qué fue de ellos (bastante light en comparación con lo que se puede ver en el vecino Topografía del Terror, al que fuimos al salir de aquí y que comento más adelante).

stasi entradaComo la exposición se quedaba muy corta, por la tarde salimos hacia el este en busca del museo de la Stasi, que estaba muy, muy, muy al este. Según se avanza por la Karl-Marx Allee se va notando como las construcciones cambian, y cuando se llega a una zona con múltiples casas abandonadas y bastante dejada, se llega al edificio que albergó la sede central de la Stasi. Ruschestraße número 103. stasi conoAllí se accede a un patio entre edificios donde aparentemente no hay nada excepcional. De hecho no está señalizado una vez dentro, sólo en la entrada al patio. Se paga (5 €) en lo que en su momento sería la “recepción” y se sube las escaleras (los ascensores ya no funcionan pero están abiertos y son dignos de ver). Hay varios pisos para visitar, pasando por diferentes habitaciones con objestasi recortablestos de la vida diaria, de fotos, vestimenta, objetos prohibidos, carnets de miembro de la SED, carteles de la época, etc y luego hay zonas con objetos de espionaje (cámaras tras los botones por ejemplo) y salas conservadas tal cual, de reuniones, descanso u oficinas. Sacamos muchas fotos aparte de las más típicas, y, como siempre, son los objetos del día a día los que más me llaman la atención (como el cono de chuches y regalos que se daba a los niños el primer día de colegio o los muñecos recortables de obreros y soldados en vez de las típicas muñecas). El lugar es muy interesante y hay muchas cosas que complementan el museo de la RDA. Esto sí que estaba bien, aunque se comenta que ir a la prisión ya es la guinda.

Tres cabezas

Friedrichshain

tres cabezasEntre la exposición y el museo había que comer, y lo hicimos en una local de camino al este que, como muchos otros, ofrece una carta con pizzas, hamburguesas, ensaladas, etc reguleros pero muy baratos: tres cabezas2una pizza 3 € (WOW). Salimos y muy cerca encontramos un lugar interesante para tomar café: Tres cabezas. La dueña es española, tienen tartas con una pinta estupenda (lástima que ya estuviéramos llenos) y el sitio es muy bonito y cálido. El café está realmente bueno, así que compramos un paquete de 100 gr para llevarnos (vendían allí mismo): arábica 100% ecológica de Perú y de comercio justo :).

Terror

Topographie des Terrors

En la Topographie des Terrors estuvimos un buen rato tras ver la exposición. comejudíosEste centro de documentación de entrada libre y gratuita está situado donde antes se encontraba el cuartel general de las SS y la Gestapo. La exposición fotográfica es grande, impactante y realmente dramática. La verdad es que pone los pelos de punta. Muestra toda la “actividad” de las SS y la Gestapo, además de recoger muestras de lo que fue el régimen y todo lo que se podía ver en aquellos días. Un ejemplo es esta foto, en la que se muestra un invento al que llamaban Jundenfresser (“el comejudíos”) y que debía de ser una versión antisemita del gargantúa (el gigante de las historias de Rabelais, pero que en el Pais Vasco se convirtió en un muñeco vestido de casero con un tobogán dentro, por lo que los niños entran por su boca y salen por su trasero). Además hay abundantes fotos de Himler y su séquito (ese tipo da escalofríos hasta en papel) e imágenes de los campos de concentración. Triste. Hay que verlo, aunque impresiona.

El joven zapatero

Prenzlauer Berg

Parece un cuento, pero no lo es. El Schusterjungen (joven zapatero) es en realidad un restaurante típico alemán que nuestro amigo de allí nos recomendó. Y vaya recomendación. Ya teníamos ganas de comer comida alemana y menudo estreno. Habíamos oído que la camarera era borde, pero nada más lejos de la realidad. Una encantadora señora nos sentó en la única mesa que quedaba libre en la zona de la barra. Tomamos hamburguesa berlinesa, codillo, escalope y bratwurst además de cuatro cervezas y nos salió a unos 10 € por cabeza. Estaba todo muy rico, las raciones eran abundantes y el lugar, que era muy popular, un poquito oscuro quizás pero no ruidoso, hizo que cenáramos muy agusto.

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Come Lola come: Berlín (V)

Puede que acabáramos el tercer día empachados, pero nuestra gula es infinita. Y qué mejor forma de demostarlo que empezando el cuarto día con un desayuno de los que hacen historia.

Breakfast at Jooseppi´s

Brunnenstrasse, zona límite Mitte y Prenzlauer Berg

joosepiYa teníamos ganas de ir a Raja Jooseppi, un restaurante en nuestra calle del cual sólo se veía un pequeño cristal y la puerta y que, por las noches, se veía medio iluminado con velitas. Tenía un aspecto de lo más acogedor. Además, habíamos mirado la carta y todo parecía delicioso. Por cierto, con ese nombre pensámos en un principio que sería hindú, pero en cuanto vimos la carta quedó claro que no: eran platos elaborados de nueva cocina. Como al final el día anterior no cenamos allí porque no era momento de comer tanto, decidimos que desayunaríamos en Raja Jooseppi. Además, habíamos visto un cartel con una oferta interesante en la puerta. Resultó que cuando entramos, ni el local era tan pequeño (se extendía hacia la derecha haciendo una L hacia una habitación grande y luminosa, donde desayunamos), ni era sólo restaurante (también hotel), ni existía la oferta de desayuno que habíamos visto porque era para otro día de la semana. No problem, seguía siendo acogedor y la chica que nos atendió nos dijo que había muchos tipos de desayunos para elegir. Perfecto. Y ciertamente, la carta era infinita: desayunos de diferentes países y tipos ya creados (desayuno inglés, alemás, etc) y además con posibilidad de elaborar uno mismo su propio desayuno utilizando todas las combinaciones habidas y por haber. No nos complicamos y pedimos dos desayunos ingleses para compartir entre 4, con huevos, bacon, salchichas (pequeñitas con hierbas), alubias y tomate a la plancha. Delicioso. El precio rondaba los 7 € por desayuno, pero lo merecía. Luego además pedimos café, nuestro combustible indispensable.

Comida momificada

Neues Museum, Isla de los Museos, Mitte

La_cour_égyptienne_(Neues_Museum,_Berlin)_(6098970799)Tras el desayuno, fuimos al Museo Nuevo (Neues Museum) ya que queríamos aprovechar el pase de transporte “Isla de los Museos” que habíamos cogido. Desgraciadamente, el tenerlo no nos evitó la cola para entrar porque había que pagar un poco más, cosa que no sabíamos. En fin, el museo lo merecía. Todo lo que tiene que ver con Egipto nos gusta mucho por lo que ir allí en concreto nos apetecía bastante, ya que es el museo de prehistoria, historia antigua y Egipto. Al final entre esperar la cola y ver el museo se nos pasó la mañana. Vimos momias, todo tipo de figuritas y cachibaches, estatuas y enterramientos. Lo de los sarcófagos era realmente curioso. En una misma sala había varios sarcófagos egipcios y justo al lado otros enterramientos más rudimentarios, todos con la misma finalidad, sólo que unos eran elaboradísimos, con grabados y un trabajo impresionante y los otros no eran más que piedras colocadas alrededor del fallecido. Y ambos estaban hechos en la misma época. No es por nada pero los egipcios se lo curraban muchísimo más 😉. Luego vimos el famoso busto de Nefertiti (y justo en diciembre del año pasado se cumplían 100 años desde que lo hallaron). También vimos otras representaciones de los bustos de Akhenatón y Nefertiti, con esas cabezas alargadas que tanto han dado que hablar. Después, me pasé un buen rato mirando urnas llenas de anillos, pendientes, collares o especias. Soy de esas personas que se entretienen mirando plantas cuando va al monte o conchas en la playa (reminiscencias de un instinto de recolectora supongo) y además, bisutería y alimentos en los museos de historia. Me gusta pensar en las mujeres que llevaban las joyas y en cómo les quedarían, además de fascinarme lo elaboradas que eran. Y por supuesto, me encanta ver las comidas (momificadas claro), recetas, cacerolas, etc que hay en los museos para imaginarme cómo comían entonces. Había especias, panes,… hace poco había leído que los egipcios tenían incluso vasijas para desuerar el queso. Fantástico.

Happy noodles

Mitte

happynoodles2Bueno, y como la comida momificada no alimenta ni creo que esté muy buena, salimos a la calle a buscar un lugar para comer de verdad. Por cierto, fuera había una estatua en la que ponía Humpty Dumpty  y no conseguíamos recordar de qué nos sonaba ese nombre. Al final pedimos ayuda al móvil, que también decía que allí cerca había un restaurante asiático llamado Happy Noodles (con ese nombre nos calló muy bien), tan cerca que por lo visto debíamos estar ya dentro pidiendo la comida pero el caso es que no lo veíamos (esas trampas del teléfono). Estaba a la vuelta de la esquina. Comida rapida que nos entró muy bien y que estaba muy rica y a buen precio. Se podían pedir unas cajas con fideos, pollo y verduras por 2,6-3,6 € pero pedimos menús: uno de pollo crujiente y fideos, pato crujiente y fideos, otro con pollo teriyaki y arroz y el último con pollo en salsa de cacahuete y arroz. Además, el menu incluía sushi o sopa de primero (nosotros cogimos sushi)  y una bebida pequeña. Total, nos salió la comida por 31,60 € (recomiendo ver este gracioso vídeo que he encontrado del lugar y que lo explica todo muy bien, aunque el hombre tiene muchos problemas para comerse los fideos).

Un paseo por el comunismo

Museo RDA y alrededores y hacia Friedrichshain

DDR MuseumComimos y nos fuimos hacia el museo de la RDA que estaba al lado. En él se reproducían desde las casas de la época pasando por los coches, vestuario, televisión, jardines, costumbres, etc. rosaluxenburgTodo interactivo, podias abrir los armarios, mirar los libros e incluso sentarte en el sofá. Yo me entretuve un buen rato en la cocina, la verdad. Estaba muy bien, pero había mucha gente y es difícil intentar que 20 personas manoseen una sola cosa a la vez, además de que el calor humano se notaba demasiado allí y empezamos a achicharrarnos. marxengelsSalimos y visitamos a Marx y Engels un momento, antes de ir hacia Alexander Platz donde habíamos quedado con un amigo que vivía allí. Nos tomamos unas cervezas en un bar con palmeras falsas, donde creerías casi estar en el caribe si no fuera porque veías nieve a través de la ventana y porque los dueños y la camarera eran rusos. Después acompañamos a nuestro amigo, pasando por la estatua de Rosa Luxemburgo y nos dirigimos hacia Friedrichshain.

Pizza punk y pasta ska

Friedrichshain

karlmarxalleefarosAndamos un rato por la Karl-Marx Allee, que con sus dimensiones realmente impresiona, hasta llegar a dos edificios gemelos que son como dos faros. Allí torcimos y empezamos a adentrarnos entre callejuelas. Ya sabíamos que en ese barrio había ambientillo y se notaba porque había mucha gente joven. Nos tomamos algo cerca de Boxhagener Platz, “la Boxi”, en un bar oscuro donde el aire de los cigarros y la luz rojiza llenaban el ambiente. Salimos y no muy lejos vimos un restaurante italiano lleno de gente joven, así que entramos. El lugar se llama Il Ritrovo. Cucina Casalinga Popolare. Resulta que “casalinga” es ama de casa, y la “cucina casalinga” no es otra cosa que cocina casera. Desde luego, el sitio no es para gente remilgada: es un lugar “popolare” como su nombre indica. Ruidoso, está lleno de gente y la estética es mayoritariamente punk y con pintadas en las paredes (vimos algunas de Banda Basotti y Obrint Pas). De hecho, allí se suelen hacer conciertos habitualmente, como luego supimos. Pero eso si, tan “popolare” en el ambiente como en la comida: una pizzas impresionantes, una pasta realmente estupenda (pedimos boloñesa) y postres muy ricos (tiramisú delicioso). Y el vino si bien no era el más fino que habíamos probado desde luego entraba solo, así que nos fuimos contentos a dormir ;).

Foto del Neues Museum de Dalbera bajo licencia CC-BY 2.0

Come Lola come: Berlín (IV)

En este tercer día en Berlín llegamos al punto álgido del viaje: el auténtico “cebatín”, una bacanal, la gran comilona. Claro, con tanto comer “sólo” vimos dos barrios, Kreutzberg y Treptow, pero descubrimos más de un tesoro (y no sólo gastronómico). Empezamos el día, como no, con un buen desayuno con dulces y salados y mucho café.

Mercado turco, Cosmonautas y Burguermeister

Kreutzberg

sofiaPara recorrer el barrio de Kreutzberg, seguimos la guía de Lonely Planet: Berlín itinerarios que nos habían prestado y que en más de una ocasión nos vino muy bien para visitar lugares menos turísticos. Al ser martes, fuimos temprano al mercado turco de Maybachufer, que está todos los martes y viernes hasta las 6:30 de la tarde. cosmonautaLa verdad es que igual madrugamos demasiado, porque llegamos y lo estaban montando y cuando nos fuimos aun no habían abierto todos los puestos. Pero en fin, merece la pena ir a comprar especias (hay montones de tipos diferentes de curry por ejemplo) a buen precio y degustar dulces y platos turcos. Además hay frutas y verduras y telas de muchos colores. Después de hacernos con un buen alijo de especias (que hicieron que los bolsos olieran a comida todo el día) fuimos hacia el norte y empezamos a recorrer el barrio: pasamos por la pintura de El Cosmonauta y seguimos andando hasta que decidimos que necesitábamos parar a por gasolina. burguermeisterFuimos a uno de los bares que la guía comentaba, el Sofia “un café-bar muy acogedor, más bien hippie o kitsch, segun cómo se mire”. Ciertamente era un poco de todo eso, y, como no servían cervezas a esa hora (media mañana), pedimos más café y unos croissants. Seguimos andando y pasamos por varios sitios para comer que había visto en internet (Miss Saigon, Hühnerhaus,…) y como también había montones de pastelerías no lo aguantamos más burguermeister_cartay compramos varias cosas para almorzar, merendar o lo que fuera: un nussknacker (literalmente “cascanueces”, galleta redonda con toffee por encima, avellanas enteras encima y bañado parcialmente en chocolate), un pastel de almendra tipo polvorón con forma de C y bañado en chocolate, un trozo de bizcocho relleno de trufa y bañado en chocolate también y un bollo (sin chocolate). Impresionantes. Estos pasteles fueron cayendo a lo largo del día, en los muy escasos momentos en los que no estuvimos comiendo otra cosa. Acabábamos de salir con nuestros bollos y nos encontramos de morros con el Burguermeister, que había oído que daba unas hamburguesas estupendas. No era hora de comer, pero decidimos que como almuerzo era aceptable (qué bien nos autoconvencemos) y allí fuimos. No te puedes sentar, pero al menos estás caliente porque está cubierto. Pedimos “cheeseburguer” y “bar-b-q-burguer”, unas con queso y otras con bacon y salsa barbacoa (porque eran “ligeritas”). Después del almuerzo seguimos andando, mucho más felices.

Tesoros inmensos (unos ocultos y otros no tanto)

Zonas Treptow y Tempelhof

los gemelos

Para bajar el almuerzo, seguimos andando en dirección a Treptower Park, donde al parecer había un monumento soviético apenas anunciado.

De camino, vimos la pintura de Los Gemelos y nos topamos con un río completamente congelado (intentamos tirar piedras y romper la superficie, cosa que sólo se lograba tirando con MUCHA fuerza…vaya frío). piramide partidaAsí, llegamos al parque y nos desviamos hacia el monumento dedicado al Ejército Rojo. Llegamos a un arco y lo traspasamos. Sé que las construcciones soviéticas no son conocidas precisamente por ser pequeñas, pero lo que nos íbamos a encontrar superó con creces todo lo que pudiera esperarme. soldado1Al pasar el primer arco se veía una estatua de una mujer llorando a sus hijos caídos en la lucha, bastante grande, al fondo de un paseo. Yo, ilusa, pensé que eso sería todo el monumento (un arco, una estatua… bien) pero al llegar a la estatua giramos la cabeza hacia nuestra izquierda y se nos abrieron las bocas hasta tocar casi el esternón. Era i-m-p-r-e-s-i-o-n-a-n-t-e. Una especie de pirámide roja inmensa, partida en dos, con dos soldados arrodillados delante de cada uno franqueaban el paseo que se iniciaba y subía desde aquella plaza.

Pero eso no era todo. sarcofagosovietAl fondo se veía otra estatua, cuyo tamaño sólo se hacía evidente al llegar al centro de la pirámide partida. Entonces otro jardín abajo, rodeado de sarcófagos blancos (que al parecer guardaban los cadáveres de 7000 soldados), conducía a la descomunal estatua construída sobre una colina que representaba a un soldado soviético pisando varias cruces gamadas y que sostenía a un niño en un brazo y una espada en el otro. Realmente sobrecogedor. ¡Y apenas hablaban de él en las guías! monumentsovietY por otro lado le daban tanto bombo al decepcinante Check Point Charlie…no entendía nada. Al avanzar por entre los sarcófagos blancos, vimos como a los lados se representaban escenas de la guerra, y en las caras que daban al frente había citas de Stalin. Anduvimos por la zona un rato, y la verdad es que el sitio merece una visita porque, además de lo impresionante del monumento en sí, el lugar es bien bonito. WOW.

Salimos de allí pensando que habíamos encontrado un tesoro muy bien escondido. Y desde aquí comenzamos la tarde de los “monumentos descomunales”. Desde allí cogimos un tren y nos acercamos al aeropuerto de Tempelhof.  Ya desde el tren se veía que era grande, pero al bajar y entrar comprobamos cómo este aeropuerto tempelhofconstruído por Hitler se había reconvertido en un parque donde la gente hacía “snow” con parapentes pequeños y volaba cometas (y por poder, podría haber volado naves espaciales porque era gigantesco). Coincidió que estabamos muy cerca de Mustafas Gemuse, “el mejor kebab callejero de Berlín” (recomiendo ver la página que, aunque está en alemán, no tiene desperdicio 😉 ) y, aunque era media tarde, de nuevo creímos que merendar un buen kebab era más que razonable. Y aquí encontramos nuestro tesoro gastronómico. tempelhof2En el puesto había una cola bastante grande, pero pensamos que pasaría rápido. La verdad fue que esperamos casi 1 hora a que nos pusieran dos durum del tamaño de dos bazocas que comimos en el bar de al lado (VOGT´S) donde, amablemente, nos dejaron degustar los deliciosísimos tubos de carne con cebolla, champiñones, queso, pimientos, calabacín, tomate, lechuga, picante… Más tarde descubrimos que “gemuse” significa verdura y entonces entendimos todo. Lo que pedimos era “All-In” (sugerente nombre de guarrindongada). WOW. Lamento decir que de estas delicias no hay foto, pero la gula pudo más que el afán divulgativo. También comentar que al lado de Mustafa Gemuse se encuentra Curry 36, donde también había una buena cola y que debe ser uno de los mejores lugares para comer currywurst.

Y ya de noche… “sopita” para descansar un poco

Brunnenstrasse, zona límite Mitte y Prenzlauer Berg

Una buena maratón, con lo cual al anochecer estábamos cansados y pensamos en cenar algo cerca de casa. Dimos muchas vueltas, y al final justo debajo de casa había un sitio pequeñito al que no habíamos prestado atención (¡error!) antes: Joris. Era un local pequeñito y muy acogedor, con materiales de madera y otros reciclados mezclados con colores claros, se estaba muy agusto (y encima estábamso solos). Había un mostrador con verduras e ingredientes para echar en las patatas asadas (la especialidad al parecer) y las ensaladas. Como hacía frío preferíamos tomar algo calentito y desgraciadamente patatas no había, así que elegimos sopa (¡acierto!). Había dos tipos de sopa: gulash y sopa de remolacha.

El gulash estaba muy rico, es mas un guiso que una sopa, con trocitos pequeños de carne en una salsa de verduras especiadas. Y la sopa de remolacha, que tenía patata, cebolla y remolacha (creo) con un chorrete de nata en medio, era una cosa exquisita. Y enorme. Las sirvieron en unos tarros de cristal, así que nuestra cena ligera fue el broche de la perfecta bacanal. A partir de aquí, empachados.

NOTA

En este post hay una falta notable de fotos de comida y alimentos, y eso significa una cosa: todo lo que comimos aquel día estaba tan sumamente bueno, que se me olvidó por completo sacar fotos. Mejor recomendación no puedo hacer 😉 En el caso de la especias, es porque tengo una obsesión loca por adquirirlas, con lo cual me pasé media hora eligiendo y para cuando acabé había muchas caras hostiles mirándome… así que no hubo tiempo de fotografiar el puesto. Para compensar, estas son:

especiasturcas

Madras curry, especias para espaguetti y tandoori

Come Lola come: Berlín (III)

Museo del currywurst y catedrales de chocolate

Mitte, zona puerta Brandenburgo

brandenburgSegundo día en Berlín! Era lunes, así que decidimos hacernos un freetour, ya que nacieron en Berlín y nos los habían recomendado en varias ocasiones. Y además porque para ponerse en situación y saber dónde está todo es lo mejor. Partimos de la plaza de París donde nos apelotonamos para entrar, al igual que otras 100 personas, en un maldito Starbucks (la necesidad de cafeína nos hace ser débiles) y al final entramos en el de al lado que era lo mismo pero con otro nombre y con conejitospasteles más ricos (aparentemente). Nota mental: semana santa en Alemania = conejitos forever (& everywhere). Nuestro guía no nos disgustó pero tampoco nos encantó (le faltaba un poco de gracia) aunque realmente sirvió para su propósito y nos hicimos una composición de lugar. Fuimos a los lugares emblemáticos y típicos de la ciudad (Puerta de Brandenburgo, monumento al holocaustro, Checkpoint Charlie, el muro, etc) mientras nos explicaba todo y nos contaba algunos truquillos. chocotedralPor cierto, pasamos por Fassbender & Rauch (la página está en alemán pero no hace falta entender nada, con ver basta) la tienda de chocolate más famosa de Berlín, donde barcos y catedrales de chocolate se exhibían en el escaparate y donde no compramos nada, cosa que ahora lamento.

La comida fue, por la falta de tiempo y el lugar donde nos soltaron, donde se pudo. Y en concreto en el museo del currywurst. cuuryatthewallTe dan un ratito para comer para seguir con el tour, con lo cual fue un poco estresante. Lo que comimos es evidente, pero comentar que pedimos las salchichas con hierbas para cambiar. Y una ensalada de patata que sabía como los pintxos de ensalada de puerros (con puerros, jamón de york y mayonesa) que son dulzones y ricos. Seguimos con el tour,  viendo la Universidad Humboldt (por donde han pasado Marx, Hegel o Einstein), el monumento a la quema de libros (difícil de ver a través del cristal lleno de barro y pies), la ópera y la catedral de Berlín, donde terminamos. Una vez allí, decidimos ir a ver el museo de Pérgamo

¿El paraíso de los Mario Bros.?

Mitte, isla de los museos

…museo que es digno de ver por las maravillas que contiene y por ende, un ejemplo más de expolio masivo (a la par que el British Museum, otra maravilla) y leonpergamoque me produce sentimientos encontrados. Las puertas de Ishtar, las “puertas pequeñas” de Babilonia, (donde estuvieron los jardines colgantes), la fachada del mercado de Mileto (donde hace 2600 años Tales, el del teorema, puede que hiciera sus compras), el altar de Pérgamo…¿cómo se llevaron todo eso por favor? y ¡qué pasada! por otro lado. Con las audioguías gratuitas uno se puede pasar horas escuchando las explicaciones (y no explican todo lo que hay porque si no, no serían horas, serían semanas). Sabiendo que nos esperaba una larga lección de historia, nos comimos unos perritos y unos crepes de nutella impresionantes (IMPRESIONANTES) tuberia1en un puestillo fuera del museo para…¿merendar?. Por ejemplo. Y al salir, unas cervezas en un irlandés bajo las vías. Hablando de cerveza, aquel día vimos por varios sitios de la ciudad grandes tuberías de colores que surgían de repente en ciertos lugares, atravesando zonas por la superficie y volviendo a sumergirse en el suelo otra vez. La leyenda cuenta que son tuberías que transportan cantidades ingentes de cerveza por la ciudad, lo que me hizo imaginar un Berlín en el que saliera cerveza de los grifos…¡WOW! Pero nada más lejos de la realidad. En Berlín hay mucha agua subterránea y cada cierto tiempo tienen que drenar ese agua, cosa que hacen a través de las tuberías de colores.

Las chicas que hacen “pffffff” y Benny Hill

Mitte

Y como estábamos por el centro, intentamos ir al Deponie nº3,  que también está bajo las vías de tren (de nuevo dando vueltas para acabar en el punto de partida, con un GPS que parecía vacilarnos). Había leído de mano de un buen cocinero que era un gran sitio para comerse una bradwurst con patatas y sauerkraut, típico alemán, bueno y barato. Realmente el sitio tenía buen aspecto, mesas de madera, velitas, super-acogedor, muy de casa y cálido. Buen ambiente, lleno de gente de todas las edades riendo y agusto. Y el problema no era ni por la comida ni por el lugar. Entramos y sin prestarnos mucha atención (pasando en moto), las camareras nos dijeron que no había sitio para cuatro. Nos fuimos, pero tras 5 minutos mirando los alrededores pensamos que no queríamos ir a otro, ese tenía muy buena pinta y podíamos esperar. Entramos de nuevo y fuimos al fondo, donde todas ellas se apelotonaban. Aun estando en medio de 20 camareras, pasaban a nuestro lado y no nos veían así que después de seguir a una un buen rato, le paré. En este punto la cosa estaba tomando tintes absurdos, parecía una de las persecuciones de Benny Hill (ahora imagino la escena a cámara rápida y con esa cancioncilla XD). Le dije que podíamos esperar a que una mesa quedara libre y le pregunté que cuánto creía que tendríamos que esperar. Dijo que “Pfffffffffff”…yo que sé, entre 5 minutos y 1 hora. –  Vale ¿Y en dos mesas de dos? -Pffffffffffff! Sí, podéis. Y se piró (supongo que diciendo Pffffffffff!!!). En fin, entiendo que con mucho trabajo estuvieran agobiadas pero no fueron nada simpáticas, al menos con nosotros. Así que nos fuimos a otro lado.

¿Filete ruso o hamburguesas?

Zona Rosenthaler Platz, límite de Mitte y Prenzlauer Berg

Así pues, derrotados por las chicas “pfffff” volvimos a nuestra zona favorita: Rosenthaler. Hoy tocaba buscar otro sitio y los íbamos agotando poco a poco. Nos llamó la atención un lugar, pirulinenun restaurante ruso al que nunca llegamos a ir, el Gorki Park, que queda pendiente para otra vez ya que tenía muy buen aspecto. La comida no era tan barata como en otros sitios, pero los menús del día sí lo son (6,90€!). El caso es que no estábamos para homenajes, más bien hambrientos rabiosos. Y como habíamos pasado por el Rosenburguer varias veces y siempre estaba lleno…Allá fuimos! Servía menús con diferentes hamburguesas, bebida grande y patatas por 7-10€. La verdad es que las hamburguesas estaban muy ricas (pedimos las más normalitas con bacon y queso, pero había muchos tipos diferentes incluídas hamburguesas vegetarianas), el ambiente era agradable y las cervezas (que uno mismo puede coger de una nevera) estaban buenas. Otro día más, otro acierto más 🙂

Come Lola come: Berlín (II)

Primer día en Berlín. Era domingo, y los domingos son día de mercadillo. Nosotros además estábamos a tiro de piedra de Mauerpark, que es uno de los clásicos y que tiene un poco de todo: muebles, ropa de segunda mano, ropa diseñada por gente joven (desde faldas y vestidos hasta bolsos y ropa de bebés), máscaras de gas y gorros rusos e incluso un hombre que, con latas de anchoas y velas hacía unos barquitos (pot-pot boats) que ponía a navegar en una vieja maleta llena de agua (su funcionamiento se explica muy bien en esta página). Curioso.

Bonanza Coffee Heroes y remolinos de amapola

Prenzlauer Berg

bonanzaBueno, lo primero es lo primero y había que desayunar, así que tratamos de encontrar una cafetería de la que nos habían hablado, el Bonanza Coffe Heroes, que estaba muy cerca de allí. Nos perdimos varias veces y, como vino siendo habitual durante esa semana, al final y después de dar mil vueltas resultó que estaba al lado del punto de partida. cafeterasLo primero que nos llamó la atención fue que NO HABÍA NADA DE COMER, sólo máquinas de café de diferentes tipos, una jarra de agua en una esquina y bolsas llenas de…¿café?. Bueno, pedimos cuatro cappuccinos y, en el laaaargoo rato que tardó en preparar esos cafés, curioseamos por la tienda. Las máquinas eran realmente interesantes, antiguas tostadoras o sistemas extraños, y las supuestas bolsas de café eran en realidad las cerezas del café, “cáscara” como le llamaban, que se aprovechaban para hacer unas infusiones clasificadas por los distintos orígenes. Los cafés fueron llegando de uno en uno, muy elegantemente servidos y muy bonitos (más tarde he descubierto que lo dibujos en la espuma no son simplemente chorraditas sino algo mucho más elaborado, el arte del latte o del café con leche, y eso explica que tardara tanto), pero nos dejaron un poco “tristes” sin un bollito que untar en ellos. El lugar es acogedor y el café está muy rico, pero es para otro momento, un café después de comer o a media mañana o tarde, un café tranquilo y sin gula. Así pues, nos fuimos a por un segundo café con bollo a un lugar cercano para llevárnoslo al mercadillo. Por cierto que los cafés ardían, así que hubo quien los metió en la nieve (que en esta ocasión nos vino bastante bien) para enfriarlos. Yo pedí un bollo que parecía de chocolate con glaseado, se llamaba monhstrudel, que se traduciría como “remolino de amapola” (otro clásico es el monhkuchen, pastel de amapola). coffeePodían ser semillas de amapola por el aspecto, pero el sabor no era ese en absoluto. Más bien se parecía al algarrobo aunque viendo que las recetas llevan miel (o incluso chocolate) no es de extrañar. La verdad es que estaba muy bueno y no empalagaba mucho puesto que el bollo era bastante neutro. Nos paseamos por Mauerpark con nuestros cafés calentitos y nuestros bollos deliciosos, y yo, lejos de comprarme ninguna curiosidad me tuve que hacer con: (A) Calcetines, que me había dejado así que aproveché para comprar unos bien abrigados y (B) Medias térmicas, para ponerme debajo de los pantalones porque estaba entrando en hipotermia. OJO. Las prisas no son buenas, compré mis fastuosas medias térmicas y cuatro puestos más allá las vendían a mitad de precio. NO APRESURARSE ANSIOSOS DEL SHOPPING. Total, salí bien equipada para escalar el Everest y bien timada.

Currywurst im Mauerpark

Prenzlauer Berg, mercadillo dominical

currymarxNuestro primer currywurst en Berlín lo tomamos en una terraza dentro del mercadillo, al lado de otro que vendía arenques asados y salchichas a la plancha. No parecía el mejor lugar, pero la verdad es que estaba riquísimo. Además, pedimos una ración enorme de patatas fritas con aspecto de caseras, y todo esto al solete (y por cierto, bajo la atenta mirada de Marx) fue un perfecto hamaiketako (almuerzo “de las 11”). tiendaretroPara no apalancarnos, nos levantamos y nos fuimos a pasear por Prenzlauer Berg, antiguo barrio obrero relativamente poco castigado por los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial y que ahora se describe como “la aldea bohemia”. Encontramos tiendas que podríamos llamar “DDR-vintage” (y que eran prácticamente museos) y nos acercamos hasta la iglesia de Sión, que en otra época alojó a un cura disidente que murió en un campo de concentración. kissTambién pasamos por la panadería Hacker, que al parecer conservaba la esencia de la RDA pero que resultó estar cerrada. Y como este barrio estaba muy muerto nos acercamos hasta la East Side Gallery a ver uno de los besos más famosos de la ciudad. A pesar de estar lleno de gente y ser imposible de fotografiar sin nadie delante, Breznev y Honecker siguen morreándose desvergonzadamente. Más tarde, cruzamos el río por el Oberbaumbrücke, antiguo punto fronterizo entre el Este y el Oeste y uno de los puentes más bonitos de Berlín, hacia el barrio turco, Kreuzberg.

Pasta. Acercándonos al “mediterráneo”

Kreuzberg

Al otro lado, en el barrio más mediterráneo de Berlín, acabamos comiendo en un restaurante de la calle Falckensteinstraße en el que ponía en letras enormes PASTA (aunque no sé si realmente se llamaba así). Como su propio nombre indicaba, servía spaghetti, fusilli (espirales) o penne (macarrones) con diferentes salsas. En este pequeño local decorado con sencillez (mención especial merece el baño, una habitación intrigante, y el hecho de que tienen fotos de la comida, otra vez) donde uno está agusto y tranquilo, pedimos spaghetti con verduritas y mozarella, y fusilli con verduras y carne picada. Los platos eran enormes, no era nada caro y la verdad es que estaba todo delicioso. Nada estridente, sólo pasta bien hecha y acompañamientos frescos y ricos. oberbaumbruckeLo que no estaba nada rico era la bebida de moda, Bionade, que en realidad no engaña a nadie: no sabe a nada como su nombre indica, Bio-nada. Cogimos dos sabores para probar, Ingwer-Orange y Holunder, o sea, jenjibre-naranja y “anciano” (sea lo que sea eso), y lo mismo podrían haber sido de agua de borrajas porque no tenían apenas sabor ni sabían a nada identificable. Seguimos andando después de una buena sobremesa (la gente allí come y se va, en el tiempo que estuvimos fueron y vinieron tres tandas de personas), y llegamos a Friedrichstain, el barrio alternativo. Allí pasamos por Rigaerstrasse y sus casas okupas y buscando algo del sol acabamos en el Raw Tempel, un antiguo complejo de naves industriales que aparentemente albergan talleres, galerías, salas de conciertos, un cine al aire libre, una cafetería, una tienda de bebidas…y un bar al lado de una enorme pista de skate, en el que nos metimos para tomar una cerveza y entrar en calor. Estaba lleno de chavalitos y sus madres, que llenaban los asientos con las tablas y chaquetas de sus hijos así que estaba complicado sentarse. Entraban y salían adolescentes y niños, y hubiera sido interesante si dejaran pasar a la pista para echar un vistazo, pero había que pagar. En fin, entramos en calor, que era el objetivo, con unas cervezas (en botellín, no había cañas).

Fam Dang y Thai Ha: el ying y el yang

Zona Rosenthaler Platz, límite de Mitte y Prenzlauer Berg

ayuntarojoUn poco más tarde pasamos por Alexander Platz y el ayuntamiento rojo (que no es rojo en un sentido figurado, ya era de color rojo antes de ser el ayuntamiento del Berlín soviético) y al no ver ningún lugar apetecible para tomarnos otra cerveza nos acercamos a la zona de Rosenthaler que nos quedaba más cerca de casa. Al principio entramos en Fam Dang, un restaurante vietnamita que tiene al menos dos establecimientos en Berlín. Lo cierto es que no llegamos a probar la comida. Era aun pronto para cenar y lo que queríamos era beber algo antes. Vimos que dentro había gente bebiendo cerveza y té, sin comer, así que entramos. La camarera no sabía bien inglés, pero nos hicimos entender de sobra para pedir cervezas. Pedimos dos de medio litro para compartir entre cuatro, cosa que ya habíamos hecho antes porque esas cervezas sólo las venden en formato 50 cl, y una cada uno era una burrada. La chica empezó a hacer gestos y ruidos raros, nos puso mala cara y se fue refunfuñando. Luego vino otra que nos dijo que qué queríamos, le explicamos de nuevo, y nos dijo que ok. “¿Y de comer?” Aun nada, gracias. “Si no coméis no podéis estar aquí, podeis ir al bar de al lado. Adios. Gracias”. Así que no sé cómo sería la comida pero las chicas muy desagradables. Lástima, tenía buena pinta y la página web promete.

Enfadados nos fuimos a un bar cercano donde no había nadie y donde nos pusieron las mismas cervezas para compartir, sin problemas y más baratas. Es más, según la carta era la “Happy Hour” y teníamos Gin Tonic a 3.5 €…Precio diputado… En fin, porque no nos apetecía, que si no…Después buscamos un lugar para cenar. Como teníamos ganas de algo asiático y el Fam Dang nos había dejado con las ganas, encontramos cerca el Thai-Ha, un pequeño local de comida tailandesa para llevar, normalito. Perfecto, así esa noche cenábamos en casa tranquilamente. Bueno, en realidad tienen 3 o 4 mesas en el local, pero es pequeñito y suele llenarse, aunque no apetece mucho quedarse porque el sitio es un poco sucio y no muy bonito, con fotos de los platos (como no). Nos hizo gracia que en el cartel pusiera “100% glutamato free”, cuando la cocina asiática y el glutamato son los máximos exponentes del umami, por lo que parecen ir unidos. Pedimos una de las especialidades, Cari Xanh (curry verde) con pollo crujiente y pato crujiente. Estaba muy rico, pero picante a rabiar. También unos noodles con pollo y salsa de cacahuete (creo que era Phó Tron) que estaba aun más rico de sabor, pero los noodles no estaban para echar cohetes en cuanto a textura porque se quedaron pegados y apelmazados. Lo que está claro es que te tiene que gustar la comida picante, porque pica y ¡mucho! Menos mal que compramos un montón de cerveza…Total, 23 € entre 4 personas, comida abundante. A comentar: normalmente con una cena como esta, copiosa y picante, solíamos pasar mala noche pero sorprendentemente dormimos muy bien y nos despertamos con el estómago ready-to-go (de nuevo).

Come Lola come: Berlín (I)

La meca del currywurst. Un poco de historia…

currywurst3Quien piensa en Berlín, piensa en currywurst. Bien es cierto que la gastronomía alemana tradicionalmente se relaciona con codillo o schnitzel (escalope vienés) acompañados de sauerkraut (col fermentada ácida) y regados con rica cerveza alemana, pero la comida de supervivencia más extendida, el representante de la gastronomía “al trote” popular, es el currywurst. Calles y calles salpicadas de puestillos (imbiss), haciendo la competencia a kebabs y burguers, hacen de este aperitivo un icono de la gastronomía berlinesa. De hecho, es en esta ciudad donde existe un museo dedicado a la famosa salchicha cortada en rodajas con salsa de tomate y curry. Y si bien el plato es famoso en toda Alemania (se cree que al año se sirven 800 millones de currywurst en todo el país germano), en Berlín lo es más aun porque aquí es donde, al parecer, se inventó. Y digo al parecer porque hay cierta controversia. La versión más extendida de la leyenda es que una mujer llamada Herta Heuwer, haciendo uso de varios ingredientes que obtuvo de los soldados ingleses (ketchup, curry y salsa worcestershire) y junto a otras especias, inventó una salsa que luego vertió sobre unas salchichas asadas. Empezó a vender entonces este barato aperitivo en su puesto de Charlottensburg. Esto ocurrió en 1949, y en 1951, cuando su plato se había convertido en un must para los obreros que reconstruían Berlín tras la segunda guerra mundial (al parecer vendían 10000 raciones semanalmente), Herta patentó su salsa mágica a la que llamó “Chillup“. La segunda versión de la invención del currywurst habla de la señora Lena Brücker, una mujer que ya en 1947 (y en Hamburgo), habría creado una salchicha con curry. Esta versión de la historia apareció en 1993 de la mano de Uwe Timm, en un libro llamado  El descubrimiento del la salchicha al curry. Y es que este escritor alemán comentaba que él ya comía currywurst en su Hamburgo natal en el puesto de la señora Brücker, allá por el año 1947, dos antes de que la señora Heuwer lo inventara en Berlín. En cualquier caso, ambas tienen una placa conmemorativa en sus respectivas ciudades.

RECETA: curryburriwurst

Comida buena y barata en letras de neón

berlinpostal

Cerveza, currywurst, codillo, pasteles, bibimbap, pretzel… Al ponerse uno a preparar el viaje a Berlín, además de buscar rutas para patear y señalar lugares que no hay que perderse, es imposible no toparse con posts y recomendaciones sobre gastronomía, comentando las deidades de una comida apetecible y económicamente muy accesible, que hacen que cualquiera se pase el día imaginando lo que va a comer cuando esté allí…Parece que vayas a donde vayas comerás bien casi seguro, y además, barato. Y la vuelta puede convertirse, claro, en varios kilos extra materializados en una protuberancia con vida propia en el abdomen (a la mía le puse nombre), así que merece la pena comentar un par de cosas importantes a tener en cuenta en Berlín. Una, que es muy fácil acabar haciendo no cinco sino siete comidas, a cualquier hora, debido a la tremenda oferta que hay por todos lados (puestillos callejeros o restaurantes que esconden alguna comida tentadora). La segunda, que las raciones en Alemania, en general, son grandes. Perdón, ENORMES.

Por cierto, el mejor lugar para comer puede que no sea el sitio con más encanto ni más bonito…

Salchichas y cerveza a 25.000 pies

Qué mejor manera de empezar una bacanal que con especialidades típicas para tranquilizar a los ansiosos mientras vuelan a su destino. La verdad es que, acostumbrada a compañías aéreas en las que te despiertas en medio de la tómbola de las barracas con un azafato agitando cuatro tarjetas de rasca y gana en tu cara, el almuerzo de Lufthansa supuso un cambio considerable. warsteinerNos dieron cerveza en botella (si, no dejan meter navajas pero sí beber en botellas de vidrio) de 330 ml y una salchicha con salsa de mostaza envuelta en su panecillo (hot snack special). En el segundo avión al que tuvimos que subir, creímos (ilusos) que nos servirían otra salchicha pero no tuvimos tanta suerte y nos pusieron cerveza y galletas saladas con sésamo en forma de pececitos.

Al bajar del avión de temperatura tropical nos dimos de morros con el más que gélido aeropuerto de Tegel, que nos daba la bienvenida a -12ºC. Aunque nuestro primer puestillo de currywurst estaba a escasos 10 m de donde esperábamos al autobús que nos llevaría hasta Berlín, no probamos entonces la exquisitez autóctona puesto que teníamos pies y manos congelados y la mente entumecida. “¡Joder, qué frío!“. De hecho, el invierno más frío y largo de los últimos 60 años, y el marzo más helador también, como supimos más tarde.

Cuatro hambrientos pasajeros que en todo el día habían comido una salchicha, dos cervezas y unos pececitos con sésamo. Una vez dejamos las cosas en el apartamento (que alquilamos en Airbnb, un formato en el que alquilas la casa a gente de allí con una amplia gama de precios, lo que hace de la estancia algo mucho menos impersonal), nos fuimos hacia una zona con bastantes restaurantes y acabámos entrando al que ofrecía más variedad pero que no tenía un aspecto muy tentador. Eso creíamos…

Sorprendente Rosenthaler

Zona Rosenthaler Platz, límite de Mitte y Prenzlauer Berg

rosenthaler

Este restaurante a primera vista, siendo un local bastante grande con fotos de los platos (una de las reglas de oro a la hora de elegir un sitio para comer es que si tienen fotos de la comida, malo) visibles desde fuera, el cartel luminoso enorme, el toldo y un menú que incluía un poco de todo (pasta, pizza, kebabs, durums, pollos asados, ensaladas…) desde luego parecía que iba a ser una mala elección, pero cuando el hambre aprieta… Resultó que dentro era bastante acogedor, con una barra grande y decoración similar a la de un restaurante italiano clásico mezclado con motivos ochenteros que no pegaban nada, pero curiosamente no se estaba nada mal. Pedimos dos durum, uno normal y otro con salsa picante, una pizza de pollo y una pizza Calzone. Y dos cervezas de medio litro, todo para compartir entre cuatro. Los durum medían 30 cm de largo y tenían un grosor de unos 10 cm. GIGANTES. Y estaban atómicos. La pizza de pollo tenía, efectivamente, trozos de pollo marinado y rúcula por encima, haciendo que fuera sabrosa y fresca a la vez. Por último, la inmensa pizza Calzone tenía una pinta de muerte (como una empanadilla gigante decorada con un borde trenzado) así que no pudimos dejar de probarla a pesar de la llenura, y como estaba francamente buena, la terminamos . Es decir, que nos pusimos chatos.calzone

De postre té turco, que en realidad era un té que llevaba al menos dos días macerando en agua, fuerte y amargo, y al que añadimos tranquilamente 5 cucharadas de azúcar para compensar. En fin, vino bien para “bajar” la comilona. Total, la cena nos salió a 5 euros por barba, y teniendo en cuenta que además la comida estaba muy rica y los camareros eran muy simpáticos, es un lugar recomendable si se pasa por la zona.

Para la primera noche habíamos hecho una buena “inauguración” del barrio y aun nos quedaban muchos días por delante…